Instituto Secular
femenino (Foedus in Jesu per Mariam; A. J. M.) fundado en San
Sebastián el 2 feb. 1925 por el sacerdote y coadjutor de la
parroquia de S. María D. Antonio Amundarain Garmendia. El pequeño
núcleo de personas que comenzaron entonces esta vida se extendió
pronto más allá de las fronteras regionales, encontrando en todos
los lugares de España una generosa acogida. Y desde aquella hora,
en el siglo y desde el siglo, como más tarde señalaría la Iglesia
en la Const. Provida Mater, la A. ha vivido sus consignas como Pía
Asociación hasta el día en que celebró sus bodas de plata, 2 feb.
1950, en que se autorizó su erección en Instituto Secular, lo que
llevó a cabo el 11 del mismo mes el. obispo de MadridAlcalá Dr.
Eijo y Garay, facultado por rescripto especial de la Sagrada Congr.
de Religiosos. Posteriormente, por decreto de la misma Sagrada
Congregación de 25 dic. 1963, fue declarado Instituto Secular de
Derecho Pontificio.
Su fin especial, característico, consiste en llevar al mundo el conocimiento, estima y práctica de la castidad y pureza. Su espiritualidad radica en una vida consagrada a Dios mediante la profesión de los tres votos, concretándola en la práctica de la pureza, sacrificio y amor, hasta desbordarla en el mundo, informada toda ella de espíritu apostólico. La A. no practica la vida común ni siquiera en sus casas o residencias, ni tiene modo particular de vestir, si bien su porte debe reflejar una exquisita modestia dentro de la sencillez y buen gusto. La A. tiene como modalidad distintiva de sus miembros la dispersión. Éstos viven en su hogar y en el medio social en que Dios los ha colocado; ejercen una profesión, desplegando en ella la actividad apostólica de su peculiar vida; hacen suya la frase: «florece donde Dios te ha plantado». Y, como acoge en su seno miembros de todas las clases sociales y actúa en todos los campos profesionales abiertos a la mujer cristiana, tiene amplio horizonte de apostolado en la Iglesia.
Su fin especial, característico, consiste en llevar al mundo el conocimiento, estima y práctica de la castidad y pureza. Su espiritualidad radica en una vida consagrada a Dios mediante la profesión de los tres votos, concretándola en la práctica de la pureza, sacrificio y amor, hasta desbordarla en el mundo, informada toda ella de espíritu apostólico. La A. no practica la vida común ni siquiera en sus casas o residencias, ni tiene modo particular de vestir, si bien su porte debe reflejar una exquisita modestia dentro de la sencillez y buen gusto. La A. tiene como modalidad distintiva de sus miembros la dispersión. Éstos viven en su hogar y en el medio social en que Dios los ha colocado; ejercen una profesión, desplegando en ella la actividad apostólica de su peculiar vida; hacen suya la frase: «florece donde Dios te ha plantado». Y, como acoge en su seno miembros de todas las clases sociales y actúa en todos los campos profesionales abiertos a la mujer cristiana, tiene amplio horizonte de apostolado en la Iglesia.
BIBL.: V. la de INSTITUTOS
SECULARES.
MARÍA BEGOÑA LAZCANO.
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