domingo, 8 de septiembre de 2013

Karl Adam.



(1876-1966)
El profesor de Tubinga K. Adam nació en Baviera en 1876. Ha sido uno de los principales autores de la renovación de la eclesiología en el siglo XX 1. Su obra más importante sobre la Iglesia fue El espíritu del catolicismo 2, que por poco escapó de ser incluida en el >índice de libros prohibidos hacia 1930, probablemente debido a su insistencia en la debilidad de la Iglesia y en la necesidad de renovación. De hecho, fue muy realista en relación con la mediocridad que puede invadir a las instituciones y miembros de la Iglesia: «Mientras dure el catolicismo, sentirá siempre la necesidad de reformarse, de asimilar con mayor perfección su realidad actual al ideal. (...) Los papas eminentes, los obispos de gran vigor espiritual, los teólogos geniales, los sacerdotes dotados de gracias extraordinarias y el pueblo devoto, han de ser, no la norma, sino la excepción. Dios los hace brotar sólo en tiempos especiales, cuando los necesita para su Iglesia. (...) La Iglesia tiene de Dios la garantía de que no caerá en el error en lo tocante a la fe y la moral; pero no tiene ninguna garantía de que todos los actos y decisiones de la autoridad eclesiástica sean excelentes y perfectos. La mediocridad, e incluso los defectos, son posibles» 3. El centro de su eclesiología es el >Cuerpo de Cristo: la Iglesia no es un grupo de individuos, sino la unidad transpersonal de los que pertenecen al verdadero Israel, al sacramento de la presencia eficaz de los misterios de Cristo. La Iglesia es además central en su visión de la revelación de Dios: «La estructura de la fe católica se puede resumir en una sola frase: creo con fe viva en la Iglesia a través de Jesucristo en el Dios uno y trino; experimento la acción del Dios vivo por medio de Jesucristo haciéndose realidad en su Iglesia. Vemos por tanto que la certidumbre de la fe católica se apoya en una tríada sagrada: Dios, Cristo y la Iglesia» 4. Sus escritos ecuménicos insisten en que cada Iglesia ha de tomar su propia confesión en serio, y que, en definitiva, sólo a través de la unidad con Cristo se puede establecer un fundamento para la unidad entre las Iglesias 5'.
NOTAS: 1 R. AUBERT, Karl Adam, en H. J. SCHUTZ, Tendencias de la teología en el siglo XX, Studium, Madrid 1970, 189-196; E. VILANOVA, La nueva sensibilidad de la teología católica, en Historia de la teología cristiana III, Herder, Barcelona 1992, 867-905; L. MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, Los caminos de la teología. Historia del método teológico, BAC, Madrid 1998; A. AUER, Karl Adam: 18761966, TQ 150, pp. 130-143; R. A. KREiG, Karl Adam: Catholicism in German Culture, Notre Dame 1992; T. J. SKRABAK-EDWARDS, Karl Adam and the Defense of Catholicism, Washington 1989 (tesis doctoral); J. STELTZEN BERGER, Bibliographie Karl Adam, TQ 138, pp. 330-347; R. WINLING, La teología del siglo XX. La teología contemporánea (1945-1980), Sígueme, Salamanca 1987. -2 Das Wesen des Katholizismus, 1924; otras obras de K. Adam traducidas al castellano: El Cristo de nuestra fe, Herder, Barcelona 1972; Cristo nuestro hermano, Herder, Barcelona l9977; Jesucristo, Herder, Barcelona 1985'. -3 ID, Das Wesen des Katholizismus, o.c., e. 13, 243.249; cf sobre el auto-vaciamiento de la Iglesia, Le mystere de 1'Incarnation du Christ et de son Corps mystique, Études 751237 (1938) 26-48. -4 ID, Das Wesen des Katholizismus, o.c-, c. 4, 51. - 5 H. KREIDLER, Eine theologie des Lebens (K. Adam), Maguncia 1988.

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