(MISTAGÓGICA I)
EL SENTIDO DE LOS RITOS
BAUTISMALES REALIZADOS (I)
A
los recién iluminados. La lectura se toma de la primera epístola de Pedro:
«Sed sobrios y velad» (I Re 5,8), etc., hasta el fin de la carta.
Introducción
1.
Ya hace tiempo que deseaba, hermanos e hijos queridísimos de la Iglesia, tratar
de estos misterios espirituales y celestiales. Pero, consciente de que la fe es
mayor por lo que se ve que por lo que se oye, he esperado a este momento para,
encontrándoos más preparados desde lo que ya habéis experimentado, poder
conduciros con más facilidad a este prado del paraíso lleno de luz y
fragancia. Ya habéis sido hechos capaces de estos misterios divinos una vez que
habéis sido considerados dignos del lavatorio divino vivificante. Por tanto,
cuando se os ha de servir la mesa en que habéis de recibir dones más
perfectos, podéis estar ciertos de que os instruiremos en todo esto con mayor
cuidado para que conozcáis la fuerza y la eficacia que se han operado en
vosotros en la vigilia del bautismo.
El
paso del Mar Rojo como figura de la liberación cristiana
2.
MAR-ROJO/LBC: En primer lugar, entrasteis en el atrio que está antes del
baptisterio y escuchasteis vueltos de pie hacia Occidente. Se os ordenó
extender la mano y renunciasteis a Satanás como si estuviese presente. Debéis
saber que la figura de este asunto ya está contenida en la historia antigua:
cuando Faraón, durísimo y cruel tirano, oprimía al libre y generoso pueblo de
los hebreos, Dios delegó en Moisés para que los sacase de la cruel servidumbre
de los egipcios. Y se untaban las jambas de la puerta con la sangre del cordero
para que el exterminador pasase por alto las casas marcadas por la señal. De
modo totalmente milagroso, el pueblo hebreo fue así proclamado libre. Y cuando
el enemigo persiguió a los liberados, uniéndose los dos brazos del mar sobre
él, según lo que se cuenta en aquel relato asombroso, rápidamente se hundió
su poderío en las aguas del Mar Rojo1.
El
diablo ha sido vencido como lo fue el Faraón
3.
Pero debo pasar de lo viejo a lo nuevo, de la figura a la verdadera realidad. En
aquel entonces Moisés es enviado por Dios a Egipto, mientras que ahora es
Cristo enviado al mundo. Aquel, para sacar de Egipto al pueblo oprimido; Cristo,
para liberar a los que están oprimidos en el mundo bajo el peso del pecado.
Entonces fue la sangre del cordero la que alejó al exterminador, pero ahora lo
ha sido la sangre de Jesucristo, el cordero inmaculado. Ha sido esta sangre la
que ha expulsado a los demonios. Aquel tirano persiguió a aquel pueblo hasta el
mar. También a ti, con la misma audacia, te perseguía sin pudor el príncipe
de los demonios hasta las fuentes de la salvación. Aquel quedó sumergido en el
mar, y éste desaparece en el agua saludable.
La
renuncia a Satanás en el rito bautismal
4.
BAU/RENUNCIA-SAS: Pero oíste que se te mandaba que extendieses la mano como
hacia alguien que estuviese presente y dijeras: Renuncio a ti, Satanás. Y
quiero explicar por qué estuvisteis vueltos hacia Occidente, pues es necesario
que lo haga. La razón es que el Occidente es el lugar hacia donde se perciben
las tinieblas: su poder está en las tinieblas, siendo él mismo la oscuridad.
Por eso, para mantener la razón de lo que se dice en el Símbolo, mirando hacia
el oeste, renunciáis al príncipe de las tinieblas y de las sombras. ¿Qué es
lo que dijo cada uno de vosotros mientras estaba de pie?: «Renuncio a ti,
Satanás, a ti que eres tirano maligno y muy cruel. Ya no temo -dijiste- tu
fuerza: Cristo la deshace haciéndome partícipe de su sangre y de su carne
para, por ellas, destruir la muerte con su muerte para que no esté sometido
eternamente a esclavitud»2. «Renuncio a ti, serpiente astuta y sutilísima.
Renuncio a ti que eres el traidor y que, simulando amistad, pergeñaste toda
iniquidad proponiendo la caída a nuestros primeros padres. Renuncio a ti,
Satanás, autor e instrumento de toda maldad».
Renuncia
a las obras de Satanás
5.
Después, en la segunda fórmula, se te enseña a proclamar: ...y a todas tus
obras. Se refiere a las obras de Satanas, a todo lo que es pecado y a lo que es
necesario renunciar del mismo modo que, si alguien escapa del tirano, también
rechaza completamente sus armas. Pues toda clase de pecado se cuenta entre las
obras del diablo. Debes saber, sin embargo, que lo que dices, especialmente en
la hora del temor, está consignado por escrito en los libros de Dios. Y si
alguna vez admites alguna cosa contraria a ellos, serás juzgado como quien ha
roto la alianza. Renuncias, por tanto, a las obras de Satanás, es decir, a
todas las acciones y pensamientos que se apartan de la razón.
Y
a todas sus pompas. Especialmente se mencionan los espectáculos
6.
Después dices: ...y a toda su pompa. Son pompa del diablo las locuras de los
teatros, las carreras de caballos en los hipódromos, la caza en el circo y
otras vanidades por el estilo, de las que el santo, pidiendo ser liberado,
exclama a Dios: «Aparta mis ojos de mirar vanidades» (/Sal/118/119/037)3. Que
estas vanidades no te llenen de preocupaciones en tu corazón cuando observes la
petulancia de los comediantes, llena de chismorreos e indecencia, o cuando ves
bailes llenos del furor y demencia de hombres afeminados, ni tampoco lo que se
ve por parte de quienes, en las cacerías circenses, se exponen a las fieras
acariciando su desgraciado vientre, pues se convierten ellos mismos en alimento
de fieras inmisericordes. Para decirlo más exactamente, por el vientre, al que
reconocieron como único Dios (cf. Flp 3,19), arrojan su vida a un precipicio
con tales certámenes fuera de lo común. Apártate también de las carreras de
caballos, absolutamente demenciales y que son espectáculo para espíritus
indolentes. Todo esto son pompas del diablo.
Lo
sacrificado a los ídolos
7.
Como pompa del diablo debe contarse también lo que suele utilizarse en las
fiestas de los ídolos, las carnes, los panes y otras cosas tales que se han
contaminado por la invocación de los demonios impuros. Pues el pan y el vino de
la Eucaristía eran simple pan y vino antes de la invocación de la santa y
adorable Trinidad, pero, una vez hecha la invocación, se convierten el pan en
el cuerpo y el vino en la sangre de Cristo; de igual modo tales alimentos,
pertenecientes a la pompa de Satanás, siendo por naturaleza simples y comunes,
por la invocación de los demonios quedan profanados y contaminados4.
No
dar culto a Satanás
8.
Después dices: ... y a todo tu culto. Culto al diablo son las súplicas en los
templos de los ídolos, las cuales se hacen en honor de imágenes inanimadas:
encender lámparas y ofrecer perfumes a las fuentes o a los ríos; así como
algunos, equivocados por sus sueños o engañados por los demonios, se acercaron
hasta aquellas aguas, creyendo que encontrarían medicina para sus enfermedades
corporales. Y así otras cosas semejantes. No te mezcles con tales cosas. Los
augurios, la adivinación, los presagios, los amuletos, las inscripciones en
placas, las artes de la magia y otras parecidas y cualquier cosa semejante a
ellas, todo es culto del diablo. Huye, por tanto, de todo ello. Pues si sucumbes
a estas cosas tras la renuncia a Satanás y después de haberte agregado a
Cristo, experimentarás un tirano más cruel. Este trataba contigo familiarmente
en otro tiempo y te reducía a dura esclavitud. Ahora la habrás tú aumentado
más y, si quedas privado de Cristo, experimentarás la sujeción de aquél5.
¿Acaso no has oído lo que nos anuncia la vieja historia de Lot y sus hijas? (Gén.
19, 15 ss). ¿No fue guardado incólume con sus hijas cuando subía al monte
mientras su mujer quedó convertida en estatua de sal como monumento perenne que
recordase unos afectos torcidos y una conversión tardía? Pon atención a ti
mismo y no mires hacia atrás con la mano del arado (cf. Lc 9,62) y volviéndote
al sabor amargo de las cosas de esta vida. Escápate, en cambio, hasta el monte
(cf. Gén 19,17) que es Jesucristo, piedra no tallada con las manos y que llenó
el mundo entero (cf. Dan 2,35-45).
Se
ha hecho profesión de fe volviéndose a la región de la luz
9.
Así, pues, cuando renuncias a Satanás, anulando completamente cualquier pacto
con él y las antiguas alianzas con el infierno, se te abre el paraíso que Dios
plantó al Oriente (Gén 2,8), del que fue expulsado nuestro primer padre al
violar el mandato de Dios (Gén 3,23). Símbolo de esta realidad es cuando te
volviste del Occidente al Oriente, que es la región de la luz. Entonces se te
mandó que dijeras: «Creo en el Padre, y en el Hijo y en el Espíritu Santo, y
en un único bautismo de conversión». De todo lo cual, en cuanto nos lo
concedió la gracia de Dios, ya te hemos hablado extensamente.
Memoria
de la vestidura blanca
10.
BAU/VESTIDO-BLANCO: Por consiguiente, mantén la vigilancia fortalecido con
estas palabras. Como se ha leído, «vuestro adversario, el Diablo, ronda como
león rugiente, buscando a quién devorar» (I Pe 5,8)6. En épocas anteriores
os podía encerrar la muerte en sus dominios, pero en el santo lavatorio de la
regeneración enjugó Dios «las lágrimas de todos los rostros» (Is 25,8). Una
vez despojado el hombre viejo, ya no harás más luto, sino que celebrarás la
fiesta revestido con la túnica de la salvación de Jesucristo (cf. Rom 13,14)7.
11.
Y esto es lo que se hizo en el atrio exterior; pero, si Dios quiere, cuando en
las siguientes catequesis mistagógicas entremos en el Santo de los santos,
conoceremos el significado de lo que allí se hace. A Dios Padre sea la gloria,
el poder y el esplendor con el Hijo y el Espíritu Santo por los siglos de los
siglos. Amén.
........................
1.
Todo el relato del paso del Mar Rojo, en Ex 14,15 ss. Para el paso «a pie
enjuto» de los israelitas y el hundimiento de los perseguidores, cf. 14,22-31.
El paso a través del Mar Rojo por Israel es quizá el momento central de la
liberación narrada en el Exodo y que, en la redacción final del segundo de los
libros de la Biblia, va seguido de un salmo triunfal de alabanza, Ex 15,1 ss.
Tanto la proclamación del paso del Mar Rojo como el himno de acción de gracias
(«Cántico de Moisés») fueron pronto incorporados a la liturgia cristiana de
la Vigilia Pascual, al entender, como expone la catequesis, que el paso del Mar
Rojo tenía un valor de «figura» -tipos es la expresión de Cirilo- de la
liberación de los bautizados en Cristo. Con ello se afirma, como se continúa
explicando en los párrafos sucesivos, que todas las realidades de la
liberación de Israel son «figura» o typos de la liberación cristiana;
especialmente en este caso imagen del bautismo. Cf. 1 Cor 10,1-6. Además, la
sangre del cordero utilizada para señalar las puertas (cf. Ex 12,21-23), es
figura de la sangre de Cristo como verdadero cordero pascual (cf. I Pe 1,20).
Cf. también Apoc 5,9.12; 7,14.
2.
Cf. /Hb/02/14-15, que expresa que el máximo temor del hombre es la muerte.
Miedo a morir es no sólo temor a la muerte fisica, sino a todas aquellas cosas
que matan al hombre al no ser existencialmente capaz de aceptarlas: el fracaso,
la enfermedad, la pérdida de capacidad economica, riesgos de diversos tipos,
etc. La afirmación del texto citado de Hb es que la fuerza del «señor de la
muerte», el Diablo, capaz de espolear lo que destruye al hombre, ha quedado
destruida en la muerte de Cristo.
3.
Se hace mención aquí y en los próximos párrafos del apartamiento que los
primitivos cristianos practicaban con respecto a los espectáculos públicos y
otras «vanidades» del mundo. El asunto aparece mencionado, por ejemplo, en
Hipólito (La tradición apostólica, núm. 16, con respecto a las profesiones
relacionadas con los espectáculos) o Clemente de Alejandría (El pedagogo, L.
lll, c. IV: «qué consagrar el tiempo»).
4.
Lo más oportuno, para valorar este párrafo, es recordar la enseñanza de Pablo
en 1 Cor 8-10 acerca de la conducta del cristiano con respecto a las carnes
sacrificadas a los ídolos. En sí misma, esta carne que, una vez sacrificada,
se podía encontrar en los mercados, no es más que un alimento normal que no
hay dificultad, desde el punto de vista moral, en que se consuma. Pero, a la
vista de que «la ciencia hincha, el amor, en cambio, edifica» (I Cor 8,1),
Pablo explica que el cristiano que se sienta «fuerte» como para comer de lo
sacrificado a los ídolos no debe escandalizar a los «débiles» (8,7-13) que
piensen que espiritualmente se contaminan al tomar de tales alimentos. En evitar
el escándalo insiste Pablo en 10,23 ss. El tema reaparece también en Rom
14,1-15,13. En cualquier caso, lo que siempre queda prohibido al cristiano es la
participación en el culto a los ídolos, culto con el que se rompe al abrazar
la fe en Cristo.
5.
Todo esto recuerda las advertencias de Hebr 6,4 ss.
6.
Por mayor fidelidad al texto bíblico, se transcribe «vuestro adversario», no
«nuestro», que es como figura en el texto original de las catequesis. Por lo
demás, esta catequesis ha señalado con fuerza el poder del Diablo, del que han
sido liberados los recién bautizados; por tal motivo, se encarece la necesidad
de la vigilancia.
7.
Para una descripción más completa de la novedad de vida, cf. Rom 13,11-14. La
alusión a la «túnica» en las últimas palabras del párrafo es probablemente
una mención de la vestidura blanca que se imponia en el bautismo y que los
recién bautizados llevaban puesta en los días siguientes. Se trataba, en
cualquier caso, de resaltar la diferencia entre el hombre viejo y el hombre
nuevo. _
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