(329-379)
Contenido:
- La perfección cristiana
El amor perfecto al prójimo.
El mandamiento del amor a Dios.
El amor a Dios se profundiza en la meditación de las verdades de la fe.
La oración nos une con Dios.
La comunión del cuerpo y la sangre de Cristo da la vida eterna.
El mandamiento del amor al prójimo.
El amor al prójimo mejor se evidencia en la vida comunitaria.
La vida común corresponde mejor a la naturaleza humana.
La vida común facilita el cumplimiento de los mandamientos de Cristo.
Vida común - signo de la unidad de la Iglesia.
En la Vida común se aprovechan los carisma de los otros.
La vida común - Imitación de los primeros cristianos.
Vida común - cumplir las obligaciones en común.
Vida común - Servir a Cristo.
El camino de la santidad de los monjes
- Consejos evangélicos y las virtudes.
La pobreza evangélica.
La virginidad evangélica.
La obediencia evangélica.
La virtud de la humildad.
La virtud de la paciencia.
La virtud de la templanza.
Trabajo con sacrificio.
Proclamar la Palabra de Dios.
Ser ejemplo para el prójimo.
La luz de la fe.
La paz espiritual.
La seguridad del premio eterno.
La perfección cristiana
Contenido:
- La perfección cristiana
El amor perfecto al prójimo.
El mandamiento del amor a Dios.
El amor a Dios se profundiza en la meditación de las verdades de la fe.
La oración nos une con Dios.
La comunión del cuerpo y la sangre de Cristo da la vida eterna.
El mandamiento del amor al prójimo.
El amor al prójimo mejor se evidencia en la vida comunitaria.
La vida común corresponde mejor a la naturaleza humana.
La vida común facilita el cumplimiento de los mandamientos de Cristo.
Vida común - signo de la unidad de la Iglesia.
En la Vida común se aprovechan los carisma de los otros.
La vida común - Imitación de los primeros cristianos.
Vida común - cumplir las obligaciones en común.
Vida común - Servir a Cristo.
El camino de la santidad de los monjes
- Consejos evangélicos y las virtudes.
La pobreza evangélica.
La virginidad evangélica.
La obediencia evangélica.
La virtud de la humildad.
La virtud de la paciencia.
La virtud de la templanza.
Trabajo con sacrificio.
Proclamar la Palabra de Dios.
Ser ejemplo para el prójimo.
La luz de la fe.
La paz espiritual.
La seguridad del premio eterno.
La perfección cristiana
El amor perfecto al prójimo
El
Mayor Mandamiento, promulgado en las leyes de Dios, es: Amar a Dios con todo el
corazón; el segundo: Amar al prójimo como a si mismo. El mismo Dios puso orden
en las leyes, ordenando, que el primer y el mas grande mandamiento es el amor a
Dios, en el segundo se encuentra el mandamiento parecido al primero, el
mandamiento de amor al prójimo.
El
mandamiento del amor a Dios
Amar
a Dios no necesita maestro. Así como sin algún aprendizaje nos alegramos de la
luz, y deseamos el bien. La misma naturaleza enseña a amar a los padres,
aquellos que nos educaron y nos alimentaron. Así lo mismo, en una manera muy
superior y no de alguien, aprendemos a amar a Dios. Desde el nacimiento hay en
nosotros como una semilla, una fuerza espiritual, una inclinación, una
capacidad para el amor. En la escuela de los mandamientos de Dios esta fuerza
del alma se desarrolla, se alimenta y, por gracia de Dios, llega a la
perfección... Pues es necesario saber que el amor a Dios es una virtud, pero
ella con su fuerza abraza y cumple todos los mandamientos: "Jesús les
respondió: El que me ama será fiel a mi palabra y mi padre lo amara, iremos a
El y habitaremos en El" (Jn.14:23). Otra vez repite: "De estos dos
mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas" (Mt. 22:40). Así pues
por la naturaleza humana, los hombres aspiran a cosas hermosas y buenas, y no
hay algo mejor, mas hermoso, que el bien: Dios es el mismo bien. Por eso el que
desea el bien, desea a Dios. Aunque nosotros no conoceremos como El es bueno,
pero ya el saber que El nos creo es suficiente, para que lo amemos por sobre
todo y continuamente estemos unidos a El, como los hijos están unidos a su
madre. Si tenemos una natural unión y amor a nuestros bienhechores y tratamos
de agradecerles, entonces que decir de los dones espirituales? Ellos son tan
importantes, que es imposible valorizarlos y cada uno de ellos es suficiente
para obligarnos a un total agradecimiento hacia el Dador.
El
nos redimió de la maldición, siendo El, por nosotros, maldición (Ga. 3:13).
El asumió sobre si la peor muerte, para devolvernos la vida gloriosa. Y no
siendo suficiente para El dar la vida por nosotros, El nos dio todavía la
gloria de su naturaleza y nos preparo la vida en la eternidad, donde la
felicidad supera todo humano entendimiento.
El
amor a Dios se profundiza en la meditación de las verdades de la fe
Pues
es Necesario y útil, que cada uno aprenda la Divina Escritura, para saber como
permanecer en la piedad y no acomodarse a las filosofías humanas, porque es
imposible comenzar algo con ligereza y querer inmediatamente obtenerlo sin
meditación, sin un continuo y atento ejercicio. Conocemos a Dios mediante la
iluminación del Espíritu Santo, que es como el sol, ilumina las cosas de Dios,
abriendo el ojo puro (el conocimiento) a la imagen de Dios invisible. Con su
gracia el Espíritu Santo eleva también nuestro corazón hacia Dios; a los
débiles El los sostiene, como una poderosa mano; y a aquellos que caminan por
el camino de la santidad, El aun mejor los perfecciona. El Espíritu Santo,
purificando con su gracia a los limpios de la mancha del pecado, los
espiritualiza. Como el claro rayo del sol, refleja así a los corazones limpios;
iluminados por el Espíritu Santo, ellos se transforman en espirituales y
también, a los demás, les participan de esa espiritualidad. Un corazón
espiritualizado llega al don del entendimiento de los misterios de Dios, al
conocimiento de los misterios secretos, con el recibimiento de los dones
espirituales, la ciudadanía celestial, la participación a los coros
angélicos, a la felicidad eterna, a la unión con Dios y finalmente nuestra
semejanza con El; es decir, nuestra civilización, que es el cumplimiento de la
ascética cristiana.
Que
mas milagroso que la belleza de Dios? Que mas dulce que meditar sobre la
grandeza de Dios? Puede existir en el corazón algo mas fuerte y mas profundo
sentimiento que el que Dios infunde en un alma purificada de todo pecado, para
que el alma sienta todo lo que surge de estas palabras? "Yo con amor
exijo" (Ct. 2:5). En verdad es imposible narrar o describir el rayo de la
belleza de Dios.
Para
los ojos humanos esta belleza es inaccesible, solamente el conocimiento y el
alma pueden alcanzarla. Cuando esta belleza iluminaba a los santos, entonces,
dejaba en el alma de ellos una insaciable sed. Aquellos a los cuales el amor de
Dios toco y colmo no pudieron contener su ímpetu amoroso. Llenos del deseo de
contemplación de la belleza de Dios, ellos rogaban que su contemplación divina
se prolongara por toda la eternidad. Con atenta y profunda meditación sobre la
grandeza de la gloria de Dios, con profundidad de pensamiento, sin interrumpir
la memoria sobre la bondad de Dios y con profundidad e intensidad, continuando
el deseo de asemejarse a Dios, nuestra alma se hace capaz de cumplir estas
palabras: "Y tu amaras al Señor, tu Dios, con toda tu alma y con todo tu
corazón, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas" (Mc. 12:30). He
aquí con que intención hay que servir a Dios.
La
oración nos une con Dios
Saben,
que nuestra gloria es la comunidad monacal de hombres y mujeres, que con su
espíritu permanecen ya en el cielo. Ellos crucificaron su cuerpo junto con sus
pasiones y tentaciones. Ellos ya no se preocupan de aquello que van a comer o
vestir, sino de aquella oración por la que, sin perder el tiempo, día y noche,
están unidos a Dios, aun cuando trabajan con sus manos.
Después
de la lectura siguen las oraciones. Las almas, en las cuales el amor a Dios se
origino, cumplen con mas rapidez y perseverancia. La oración que eleva la mente
a Dios es buena. Justamente, en esto esta la vida de Dios en nosotros, cuando
recordamos, que el señor vive en nosotros. De esta forma somos templos de Dios,
procurando que esta unión no se interrumpa a causa de las preocupaciones
terrenales, las inquietudes, y cuando las pasiones turban el intelecto. Quien,
pues, ama a Dios y huye de todo esto, se orienta a Dios, alejando de su corazón
las pasiones que lo conducen al pecado y permanece en la lucha que lo lleva a
las virtudes.
La
fuerza de la oración se encuentra en el sentimiento del alma y las obras
virtuosas de toda nuestra vida. San Pablo habla: "En resumen, sea que
ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la
gloria de Dios" (1 Co. 10:31). Entonces cuando te sientas a la mesa, reza,
cuando tomas el pan, agradece al Dador. Cuando refuerzas tu débil cuerpo con
vino, entonces piensa en Aquel, que te concede estos dones para alegrarte y
reforzarte en las debilidades. Y a pesar de tu poco tiempo para alimento,
siempre recuerda al Bienhechor, jamas te olvides. Cuando te vistes agradece a
Aquel que te dio el vestido. Si paso el día, agradece al Señor que nos dio el
Sol para trabajar; y en la noche ala luna para iluminar. La noche también tiene
su motivo de oración. Cuando contemplas el cielo y admiras su hermosura,
entonces ora al Señor de todo el mundo visible; reza al gran Creador de todo el
mundo visible; reza al gran Creador de todo el mundo. Por todo ser viviente que
descansa en la noche, nuevamente reza a Aquel que interrumpe nuestra actividad
con el sueño y luego de un breve descanso, nos permite recuperar todas nuestras
fuerzas. La noche pues no será solo para dormir. No permitas que la mitad de tu
vida pase en sueño inútil, sino distribuye la noche entre el sueño y la
oración. Mayor tiempo, aun que el del sueño, tiene que ser para la perfección
espiritual... Entonces así podrás rezar sin interrupción, sin limitarla a la
oraciones de meras palabras y todo tu comportamiento estará siempre unido a
Dios; así toda tu vida será una oración continua y sin interrupción.
Y
que puede dar mas suerte, sino en la tierra, imitar los coros de los ángeles!
Cuando a cada ocupación precede la oración, cuando con cantos, como sal
condimentamos las ocupaciones, los cantos hermosos y espirituales dan al alma
alegría y esperanzada tranquilidad. Ir a la madrugada a la oración, con cantos
e himnos, alabando al Creador y luego, cuando el Sol mas claramente, volver al
trabajo. Los salmos son tranquilidad para el alma, principio de paz, que
tranquiliza los atormentados e inquietos pensamientos, que no solamente dominan
la turbulenta ira, la despertada cólera espiritual, sino que la conduce a la
misericordia. Los salmos fortifican a los consagrados, reconcilian a los
ofendidos, y entre amigos, inducen al amor. Quien entonces puede tener por
enemigo a aquel, con el cual juntos elevan salmos a Dios. Y el conato de salmos
une con aquel Bien mas grande que es el amor. Este canto es como si encontrara
algún porvenir, una esperanza, una predisposición a una actitud conciliadora;
el pueblo como un coro, se une en una melodiosa sinfonía. Los demonios huyen de
los himnos y viene la protección de los ángeles. Los salmos son un arma buena
contra los temores nocturnos y para descanso en los trabajos cotidianos. Los
salmos son la seguridad para los niños, belleza para los jóvenes, alegría
para los ancianos y el mejor armamento para las mujeres. Los salmos, para los
principiantes son comienzo; crecimiento para los perfectos; son la voz de la
Iglesia, alegría para los días festivos, que despeja la tristeza para la
salvación en Dios. Los salmos hacen brotar lagrimas del corazón de piedra. Los
salmos son cuerpo de los ángeles, estadía celestial, espiritual incienso.
La
comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo da la vida eterna.
El
distintivo de los cristianos es esto: tener limpio de toda mancha el cuerpo y el
espíritu con la Sangre de Cristo y practicar la santidad en el temor de Dios y
en el amor de Cristo; y no tener defectos ni algo semejante, sino ser santos e
inmaculados y entonces comer e Cuerpo de Cristo tomar su Sangre.
Cuando
alguien comulga, no comprendiendo el significado por el cual se recibe la
comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, no tiene ningún beneficio; y
quien indignamente comulga esta juzgado. Por lo tanto quien comiera el pan o
bebiera el cáliz del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la
Sangre del Señor, cada no se examine y luego coma este pan y beba este cáliz,
porque aquel que come y bebe no distinguiendo el Cuerpo del Señor, será
condenado (1 Co. 11:27-29).
Comulgar
cotidianamente es obra buena y muy útil. Porque Cristo claramente dijo:
"Porque mi Carne es la verdadera comida y mi sangre la verdadera
bebida" (Jn. 6:55). Quien entonces podrá dudar que tener sin interrupción
la participación a la vida, no quiere decir: vivir saciadamente de la riqueza
de la Vida?
El
mandamiento del amor al prójimo
Quien
no sabe que el hombre fue creado para la comunidad y no para ser un salvaje o
solitario? No existe cosa que mejor pueda corresponder a nuestra naturaleza, que
la vida en común, y nuestra ayuda y amor a la gente.
Cuando
Dios primero nos dio la semilla, entonces juntamente deseo que diera los frutos,
diciendo: "Un nuevo mandamiento les doy, que ustedes e amen unos a los
otros" (Jn. 13:35). Deseando exortarnos al cumplimiento de este
mandamiento, como testimonio de sus discípulos, no pidió milagros o señales
extraordinarias (aunque y para esto el Espíritu Santo nos da la fuerza), sino
la que nos dice: "En esto todos reconocerán que ustedes son mis
discípulos: el amor que se tengan los unos a los otros" (Jn. 13:35). Y
así todos los renglones de estos mandamientos resumió en aquel que las buenas
obras hechas al prójimo, se comunican sobre el mismo, y finalmente agrega:
"Les aseguro que cada vez que lo hicieran con el mas pequeño de mis
hermanos, lo hicieron conmigo" (Mt 25:46). Así pues con el primer
mandamiento se puede observar el segundo, y por el segundo volver al primero.
Con el amor al Señor, amar al prójimo: "El que ama será fiel a mi
Palabra, y mi Padre lo amara: iremos a El y habitaremos en El" (Jn. 14:23)
y otra vez dice el Señor: "Este es mi mandamiento, ámense los unos a los
otros, como yo los he amado" (Jn. 15:12). Entonces quien ama al prójimo,
cumple con el amor a Dios, cuando El acepta ese amor para si.
El
amor al prójimo mejor se evidencia en la vida comunitaria
La
mas perfecta comunidad, pienso yo, es aquella en la cual se renuncia a la
propiedad privada, y se olvida cualquier desorden de pensamiento; en la cual no
existen malentendidos o desacuerdos, pero todo es en común: alma, pensamiento,
cuerpo; Dios es comunidad, juntos para obtener las virtudes, juntos para la
salvación, juntos en la lucha. Iguales dificultades, iguales premios, donde
todos son uno solo, y uno solo no es solo sino es todos.
Con
que se puede igualar esta forma de vida? Quien es mas afortunado? Que mejor vida
que la comprensión y unidad? Que mas hermoso que aquella buena armonía de
costumbres y almas? Personas que provienen de distintos pueblos y regiones se
acomodan a esta perfecta forma comunitaria, que es como si fuera un alma en
muchos cuerpos; se manifiesta que en muchos cuerpos hay una conformidad de
pensamiento. Cuando alguien esta enfermo en su cuerpo, tiene a muchos que con su
alma comparten sus dolores. Cuando el esta enfermo o desanimado, tiene a muchos
que lo curan y lo sostienen. Mutuamente ellos entre si son siervos, entre si,
señores. Es la fuerza de la libertad, la cual no hace nacer la posibilidad de
la esclavitud, que a los esclavos trae la infelicidad. Por su libertad personal
voluntariamente, ellos se sujetaron a ella. El amor hizo que, libres de si
mismos, se hicieran esclavos y la buena voluntad los mantiene en libertad. Como
tales, Dios nos quiso tener desde siempre.. Para esto Dios nos creo.
Donde
hay un padre que imita al Padre celestial, habrá muchos hijos que, cada uno, se
preocupe de superar al otro en amor hacia su superior, donde los hijos tienen
entre si un único deseo, respetar a su padre virtuosamente. A ellos no los une
la naturaleza, sino que tienen un motivo mayor que la naturaleza: a ellos los
une y los protege el Espíritu Santo. Que imagen visible puede ser motivo de la
forma invisible de una vida? En el mundo no existe tal imagen. Es necesario
buscarla en el cielo; el Padre por sobre las pasiones, con la palabra y con la
enseñanza, a todos nos une. Celestiales, hijos del Padre celestial, también
por virtud nos eligió por hijos. El amor ata todo en el cielo. El amor aquí
nos tiene unidos.
La
vida común corresponde mejor a la naturaleza humana
En
primer lugar ninguno de nosotros puede ser suficiente para si mismo, tanto en
las cosas materiales como en las corporales. Nosotros dependemos uno del otro en
todas las cosas que necesitamos. Dios, nuestro Creados, ya así había
establecido, que unos necesitasen de otros para que mutuamente se ayudaran, y
fuéramos entre nosotros unidos, como esta escrito: "Todo lo que vive ama a
su semejante, y cada hombre, a su prójimo, cada cuerpo a su naturaleza se une,
y el hombre se acomoda a su semejante."
La
vida común facilita el cumplimiento de los mandamientos de Cristo
Cuando
varias personas viven juntas, entonces para ellas es mas fácil cumplir la
mayoría de los consejos de Cristo... Y a quien en cambio, vive en la completa
soledad no le es fácil conocer sus defectos, porque no tiene quien los
advierta; para con amor y mansedumbre correjirlos ... Entonces a menudo se
cumple la palabra de la Sagrada Escritura: "Escucha, hijo mío, recibe mis
palabras y los años de tu vida se multiplicaran" (Pr. 4:10). Así entonces
no se puede abandonar el mas importante mandamiento que esta orientado
directamente a la salvación, cuando no se da de comer al hambriento o no se da
el vestido al desnudo. En esta forma de vida, además de esto, falta el
ejercicio de las virtudes, porque la persona no conoce sus defectos ni su
comportamiento, prácticamente, esta alejada de cualquier posibilidad de
observar los mandamientos. Como podrá aquella persona demostrar su humildad,
cuando no tiene la posibilidad de humillarse ante otro? A quien demostrara su
misericordia, cuando ella rompió toda relación con las personas? Como podrá
ejercitar la paciencia, cuando nadie le contradice a causa de los defectos?
Vida
común
-
signo de la unidad de la Iglesia Siendo llamados a una sola Esperanza, nosotros
todos formamos un solo cuerpo, del cual Cristo es la cabeza y todos nosotros
somos entre si miembros. Entonces si no estamos ligados por el amor en una
comunidad en el Espíritu Santo, entonces, cada uno de nosotros elige su forma
de vida, pero no la que es deseada por Dios, es decir: el servicio a todos los
necesitados en común.
En
cambio si cada uno atendiera sus propios intereses, su amor propio, como
entonces se podría conservar una comunidad, el amor y la mutua colaboración?
Como entonces podremos demostrar la obediencia a la Cabeza-Cristo, cuando entre
nosotros existe la división y la desunión? Como entonces se puede alegrar con
los exaltados, sentir con los que sufren, cuando cada uno está solo... y no
tiene la posibilidad, como corresponde, de conocer las necesidades del prójimo?
En
la vida común se aprovechan los carisma de los otros
Uno
solo no puede tener todos los carisma espirituales, sino que a cada uno fue dado
alguno según el don del Espíritu Santo, en la medida de la fe (Rm. 12:6). En
la vida común, pues, los dones particulares son para todos: "El Espíritu
da a uno la sabiduría para hablar; a otro la fe, también en el mismo
Espíritu, de hacer milagros; a uno, el don de la profecía, a otro, el don de
juzgar sobre el valor de los dones del Espíritu; a este el don de las lenguas;
a aquel el don de interpretarlas" (1 Co. 12:8-10). Cada uno de estos dones,
recibe el hombre no para si, sino para los demás.
La
fuerza del Espíritu Santo esta en que cada uno comunique la cantidad para
todos. En la vida común dada uno tiene la posibilidad de servirse de su don,
compartiendo con los demás. Así entonces cada uno recoge el fruto de los
ajenos dones, como si fueran suyos.
La
vida común
-
Imitación de los primeros cristianos. La vida común refleja aquella virtud de
los Santos de los cuales narran los Hechos de los Apóstoles: "Todos los
creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común" (Hch. 2:44).
De
esto resulta pues, que entre ellos (los primeros cristianos) no existía la
misma separación y nadie de ellos vivía por su propia voluntad. A todos unía
una misma preocupación, y no había división de voluntad y ciertamente,
hablando con lenguaje humano, en todos había mas de un impedimento para la
unión.
Vida
común
-
cumplir las obligaciones en común. Aquellos que viven en vida común, tienen
que estar unidos en el amor de Jesucristo, como muchos miembros en un solo
cuerpo. El Apóstol dice: "pero todos debe hacerse con decoro y
ordenadamente" (1 Co. 14:40). Pues por ese yo pienso que solamente esta
forma de vida puede llamarse "mas hermosa y digna" cuando en ella se
conserva aquel orden, como existe entre los miembros del cuerpo; uno cumple el
servicio del ojo... el otro tiene la función de la oreja o de las manos y así
sucesivamente. Para eso, es necesario recordar esto: cuando algún miembro no
cumple su obligación y no sirve a otro, entonces a todos los miembros amenaza
el peligro... así lo mismo cada negligencia del superior o del súbdito trae
dificultades...esto es lo mismo que cuando la mano o el pie no quieren servir a
las ordenes del ojo.
Vida
común
-
Servir a Cristo Todos los que cumplen cualquier servicio al hermano, tendrán
que hacerlo con todo fervor por todos, como si lo hicieran no a las personas,
sino al mismo Cristo, que con gran misericordia recibe para si todo lo que
hacemos a las personas ofrecidas a El. Por esto El prometio el Reino celestial:
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: vengan benditos de mi Padre,
y reciban en herencia el Reina que les fue preparado desde el comienzo del
mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer, tuve sed y me dieron de
beber; estaba de paso, me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo y me
visitaron; preso, y me vinieron a ver. Los justos le responderán: Señor,
cuando te vimos hambriento, y te dimos de comer; desnudo, y te vestimos?. Cuando
te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte? Y El les responderá: "Les
aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos mas pequeños,
conmigo lo hicisteis" (Mt. 25:34-40). Pues entonces reciben el premio por
su celo aquellos que responsablemente cumplen sus obligaciones; y así el juicio
eterno exigirá mas a los indiferentes o a aquellos que con poca diligencia y
actividad han cumplido el servicio para ser dignos del nombre de hermano de
Cristo, según las palabras: "Porque todo el que hace la voluntad de mi
Padre que esta en el Cielo ese es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mt.
12:50). Con que disponibilidad tenemos que servir a nuestro hermano? Tenemos que
servirle de tal manera como si sirviéramos al mismo Dios, que dijo: "Les
aseguro que cada vez que lo hicieron con el mas pequeño de mis hermanos lo
hicieron conmigo" (Mt. 25:40).
El
camino de la santidad.
Consejos
evangélicos y sus virtudes
Renuncia
Quien
ama a Dios, huye de todo lo terrenal; se dirige a Dios con todo su corazón y se
aleja de las concupiscencias que lo tientan a la inmoderación: el persevera en
el ejercicio que conduce a las virtudes.
Una
tal renuncia comienza con el abandono de las cosas externa: propiedad, gloria
falsa, costumbres humanas y apego a todas las cosas necesarias... Quien
sinceramente desea ir detrás de Cristo, no puede preocuparse por las cosas que
son necesarias para esta vida. No puede pensar en el amor de sus padres y
parientes, cuando ellos son impedimentos al amor de Dios... Cristo muy
claramente hablo sobre esto que no deja espacio a cualquier justificación o
duda...
Además,
es imposible, para quien quiere cumplir como corresponde sus obligaciones,
cuando su pensamiento esta ocupado con toda las preocupaciones, como dijo
Cristo: "Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y
amara al otro, o bien, se interesara por el primero y menospreciara al segundo.
No se puede servir a Dios y al Dinero" (Mt. 6:24).
Nosotros
tenemos que elegir solo una cosa: el tesoro celestial, sobre el cual nosotros
ponemos todo nuestro corazón, porque: "Allí donde este tu tesoro, estará
también tu corazón" (Mt. 6:21). Por eso quien de nosotros se preocupa por
la posesión personal de alguna riqueza temporal, allí nuestro entendimiento
sin querer se entierra en eso, como en un pozo; y nuestra alma no puede elevarse
a la vida divina. Tal alma permanece insensible a las aspiraciones de la riqueza
eterna y al prometido premio en el cielo. Y a estas riquezas es imposible
abandonarlas de otra manera, sino con el continuo e insistente deseo de
abandonarlas, y de liberarnos de todas las preocupaciones. Entonces la renuncia
es cortar todas las ataduras de la persona con cosas materiales y su actual
forma de vida, es liberación de todas las obligaciones familiares. Eso nos
permite mas fácilmente caminar por ese camino que lleva a Dios y sin
condición, obligación para obtener la riquisima esposa (Sal. 18:11) En una
palabra, la renuncia al mundo es la transformación del corazón humano en la
forma de vida celestial, según las palabras del Apóstol: "En cambio,
nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de
allí como Salvador el Señor Jesucristo" (Flp. 3:20). Lo mas importante,
es el comienzo de la imitación y semejanza a Cristo, que: "Ya conocen la
generosidad de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por
nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza" (2 Co. 8:9). Sin una tal
renuncia, es imposible para nosotros llegar a aquella forma de vida, que se
conformaría al Evangelio de Cristo. Porque entre riquezas y preocupaciones
humanas, entre ataduras al mundo y costumbres humanas no se puede conseguir un
corazón compungido, humilde, libre de iras, de tristezas, de preocupaciones y
en general de todos los peligros y agitaciones del alma.
La
pobreza evangélica
Según
las palabras del Señor, no es conveniente ser rico, sino pobre: no juntar
riquezas en la tierra sino en el cielo. Indiferente y sana actitud hacia la
riqueza es servirse de ella conforme a los mandamientos: esto para nosotros es
útil en muchos casos, ante todo para purificar el alma de los pecados.
Nuestra
mayor suerte ni es pues, la abundancia en cosas temporales, sino que nosotros
somos llamados a coparticipar en los verdaderos y eternos bienes.
Los
ascetas primeramente acumulan los bienes del reino prometido, porque con todas
sus virtudes, con su forma de vida y su unión, ellos representan fielmente el
reflejo de la forma de vida en el cielo, ellos viven sin nada propio, no tienen
nada propio, todo es en común.
Por
cosa propia no se tenga en consideración: ni vestido, ni cosas de la cocina, ni
alguna otra necesaria para la vida. Sean pues todas estas cosas al servicio de
la necesidad. Tener algo como propietario, contradice a las afirmaciones de los
Hechos de los Apóstoles, conde esta escrito: "La multitud de los creyentes
tenia un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como
propios, sino que todo era común entre ellos" (Hch. 4:32). Pues, cuando
llama a algo suyo, se aleja de la Iglesia de Dios y del amor de Cristo quien nos
enseño con la palabra y con el ejemplo dar su vida por sus amigos (Jn. 15:13).
Pues, cuando la vida hay que dar por los demás, entonces, cuanto mas los cosas
presentes.
La
virginidad evangélica
Quien
desea sinceramente caminar detrás de Cristo, no puede desear algo que pertenece
a la vida terrenal, no puede amar a los padres, a sus parientes, cuando hay
oposición al amor de Dios; porque justamente para esto están las palabras
"Cuando alguien viene a mi y no amara menos a su padre, a su madre, a su
mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y también su vida, aquel no
puede ser mi discípulo."
Grandes
son estas cosas - la virginidad, y permanecer sin casarse - ello nos pone a la
par de los ángeles, en los cuales la naturaleza es indistinta; porque no me
atrevo a decir "con Cristo," porque, El habiendo deseado nacer por
nosotros, igual a los nacidos, nació de una Virgen. Con esto El nos demostró
la virginidad como un estado que separa del mundo y lo lleva al cielo; y con
ello la persona renuncia a un mundo presente, por otro futuro. A la
preocupación por las cosas de Dios, el Apóstol, hace ver que las
preocupaciones de la vida matrimonial, si bien el matrimonio esta permitido y
tiene su bendición, pero, conforme con el Apóstol, entre estas dos cosas es
imposible coordinar: "Yo quiero que ustedes vivan sin inquietud. El que no
tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor. En cambio, el que tiene mujeres
preocupa de las cosas de este mundo, buscando como agradar a su mujer" (1
Co. 32-33). Entonces quien desea servir a Dios, tiene que liberarse de toda
atadura de este mundo.
Elige
para ti una vida sin carne, sin pueblo, sin propiedad. Se libre y libérate de
toda preocupación de la vida. Pues que no te ate el deseo de la mujer, ni la
preocupación por los hijos; esto es imposible en la lucha al servicio de Dios,
porque el arma de nuestra lucha no es corporal, sino la fuerza en Dios (2 Co.
10:4). Pues que el cuerpo no te mine no te ate contra tu voluntad, pues el te
deje libre y no te convierta en esclavo. No te preocupes por la generación
sobre la tierra, sino pro los hijos espirituales, para que tu puedas llevarlos
al cielo.
No
te ates con el matrimonio corporal, al contrario aspira a atarte a las cosas
espirituales: dirección de almas y paternidad espiritual. Imita al esposo
celestial. El don espiritual de la virginidad no es en la continencia del
matrimonio y de la generación de hijos, sino toda la vida: su forma y costumbre
tendrá que distinguirse con una tal hermosa virginidad, para que en todo
momento se manifiesta la virtud del no casado.
La
obediencia evangélica
La
verdadera y perfecta obediencia de los súbditos hacia el superior, se
manifiesta en que, detrás del consejo del superior, no solamente se huye de
todo mal, sino que sin su aprobación no se hace aquello que puede ser deseable.
Mortificación y abstinencia al cuerpo es útil, pero quien va detrás de sus
propias inclinaciones, hace lo que le parece y no escucha el consejo del
superior, para el es antes una transgresión que un mérito, porque: "En
consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por
Dios, atrayendo sobre si la consideración" (Rm. 13:2). Por eso la virtud
de la obediencia tiene mas mérito la continencia.
El
orden y la armonía en cada comunidad permanece tanto tiempo, cuanto mas
permanece la obediencia de los miembros a su superior, y cada desorden y caos en
el gobierno de la comunidad origina anarquía por la incapacidad del que manda.
Entre la gente hay diferentes actitudes, porque no todos piensan de la misma
manera lo que es necesario. Por eso para que no haya desorden y discordia, para
que cada uno no viva por su propia voluntad, hace falta que aquel que manda
supere por sabiduría, respeto y santidad de vida para ser moderador y superior
de los demás... Cuando uno es nombrado para superior, entonces allí reemplaza
la propia voluntad por sobre los demás y todos se someterán a la elegida y
mejor voluntad, según los consejos del Apóstol que enseña: "El que
resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre
si la condenación" (Rm. 13:12).
Ante
todo es necesario, que aquel que se somete a esta forma de vida, tenga fuerte,
perseverante e inamovible propósito y voluntad, que no se puede ser variable,
debilitado por el espíritu maligno; el tiene que demostrar la firmeza de los
mártires con la fuerza del espíritu hasta la muerte; el, con esta firmeza,
tiene que permanecer fiel a los mandamientos de Dios y ser obediente a los
superiores; esto es pues en esta vida la mas importante causa. Porque como Dios,
siendo Padre de todos quiso que todos lo llamaran Padre, exige de sus siervos la
mas perfecta obediencia, así, el padre espiritual entre la gente, cumpliendo
sus ordenes, según el mandamiento de Dios obliga a una incondicional
obediencia.
El
mismo Hijo único de Dios, Señor nuestro, Jesucristo, por el cual todas la
cosas existen dice: "Porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la de Aquel que me envío" (Jn. 6:28).
Es
cosa admirable obedecer en todo cuando el Apóstol alaba a aquellos, que
"ellos mismos primero e entregaron al Señor y luego a nosotros por
voluntad de Dios."
La
virtud de la humildad
Quien
desea en la gloria eterna mayor gloria, tiene que amar aquí todo lo que sea
ultimo y lo peor: "Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño,
será el mas grande en el Reino de los Cielos" (Mt 18:4) y en otro lugar:
"No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad
los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos" (Flp.
2:3).
Y
cuando hace falta realizar un servicio ínfimo, entonces hay que recordar que el
Salvador sirvió a los discípulos, que no se considero indigno de servir a los
enfermos. Para el hombre es gran cosa imitar a Dios! Y de estas inferiores
obras, elevarse a la imitación de lo alto. Quien puede considerar inferior algo
que el mismo Señor obro con la mano?. En todas nuestras obras, el alma eleva la
causa al Señor en la convicción de que nadie hace absolutamente nada con su
propia fuerza. Porque a menudo con esta convicción nace la humildad. La
humildad es la caja de las virtudes. El conocimiento de la santidad es el
conocimiento de la humildad y mansedumbre. El progreso del alma es progreso de
la humildad, es imitación de Jesucristo. Al contrario, el orgullo hace nacer
todos los errores y conduce hacia la deshonestidad. La humildad es imitación de
Jesucristo, el orgullo, es desmesurado atrevimiento, sin vergüenza, es
imitación del demonio. El Apóstol dice así: "El que se gloria, que se
gloríe en el Señor" (1 Co. 1:31). Luego El explica así: Cristo es para
nosotros sabiduría en Dios, justicia, santificación y redención: para que -
como esta escrito - quien se alaba, se alabe en el Señor...Esto es justamente
aquella perfecta y plena alabanza en Dios, cuando la persona no se eleva por su
justicia, siempre se justifica mediante la fe en Cristo. El, pues, busca aquella
justificación, que viene de Cristo, que proviene de Dios, mediante la fe. El
fin de esta justificación es poseer el conocimiento de Cristo y la fuerza de su
resurrección y participación de sus sufrimientos, semejarse a El en la muerte,
para llegar a una resurrección de los muertos.
La
virtud de la paciencia
Toda
la vida del justo esta llena de tribulaciones, porque estrecha es la puerta y
angosto el camino que lleva al cielo (Mt 7:14), y "muchos son los designios
del justo" (Sal 33:20). Por eso también el Apóstol dice: "Estamos
atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos pero no
desesperados" (2 Co. 4:8) y otra vez se dice: "Confortaron a sus
discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es
necesario pasar por muchas tribulaciones. Si pues, el sufrimiento forma la
paciencia y la paciencia el conocimiento (Rm. 5:3-4), porque quien no da
importancia al sufrimiento también desprecia el conocimiento. Al contrario,
como a nadie coronan con la corona del triunfo sin el rival, así lo mismo a
nadie llamaran probado sin el sufrimiento. Por eso estas palabras : "Dios
me libera de toda miseria." No hay que entenderlas como si Dios nunca mas
permitirá la tentación, sino que junto a la tentación, da ala posibilidad de
soportarla. Sucede que por la tentación del maligno, Dios que ama al hombre, le
envía alguien como un gran luchador y para luchar con el, y El humilla su
orgullo con la grandisima paciencia que da s sus siervos, como leemos en la
historia de Noé. También como ejemplo para aquellos, que no saben soportar con
paciencia, Dios muestra a sus fieles que hasta la muerte saben soportar todos
los sufrimientos, como por ejemplo Lázaro. El, cubierto de heridas, nunca se
lamento de su condición de humilde, por eso recibió el descanso en el seno de
Abraham que soporto los males de su vida (Lc. 16:25). Así también nosotros,
aceptando los golpes de la mano de Dios, que con amor y sabiduría gobierna
nuestra vida, ante todo pedimos conocer el motivo por el cual El nos da la cruz
y entonces, para liberarnos de los sufrimientos y con la paciencia que junto con
la prueba nos concede, la fuerza de soportar hasta el fin.
Yo
deseo que ustedes tengan la misma convicción animándonos con la profunda
esperanza a la alegría para poder en este tiempo, llevar las preocupaciones con
paciencia; puede ser que con el sufrimiento, nosotros paguemos el débito de
nuestros pecados. De tal manera nosotros, heridos, estaremos preservados de la
airada mirada de Dios. Puede ser que Dios con tales pruebas quiera probar
nuestra santidad. En tal caso el justo juez no permitirá el ser tentados por
sobre nuestras fuerzas, sino nos dará - como premio de aceptar ya todos los
sufrimientos - la corona de la paciencia y la esperanza. Cuando les sucede algo
doloroso, no se dejen llevar por la alteración sino deben estar preparados para
esta prueba.
Luego,
es importante aliviar la difícil situación con la esperanza de las cosas
futuras. Como aquellos que tiene la vista débil, y se alejan de toda cosa
resplandeciente, ellos no bajaran del cielo, sino que fueron expulsados del
mirar solamente a las cosas tristes, ni ocuparse de la miserias, sino elevar los
ojos con la meditación sobre los verdaderos bienes. Siempre ten a Dios en la
mente y así podrás siempre alegrarte. Alguien empano tu gloria? Entonces
orienta la atención a la gloria que te espera en el cielo por tu paciencia. Te
han causado disgusto? Contempla las riquezas celestiales y aquel tesoro que tu
has preparado con tus buenas obras. Te han expulsado de tu patria? La celestial
Jerusalén, para ti es patria.
La
virtud de la templanza
Por
templanza, nosotros entendemos, no renunciar completamente a los alimentos,
porque seria usar violencia y arruinar la propia salud. La templanza es la
renuncia de toda comodidad para dominar las pasiones y para obtener la santidad
de la vida. Para nosotros que caminamos hacia la santidad, hace falta limitar
todo con lo cual la gente mundana se debilita.
La
practica de esta virtud es también una ayuda para el progreso espiritual. La
templanza es liberación de los pecados, dominio de las pasiones, mortificación
del cuerpo en el desorden se su naturaleza y tentaciones; es principio de la
vida espiritual, camino para conseguir el eterno bien, moderación de todo deseo
de abundancia. La abundancia es una gran tentación para el mal. Ella es motivo
para que la gente cometa el pecado; ella tira el alma como un anzuelo a la
muerte.
Bien
hacen, cuando nos recuerdan esto como reglamento, para que nosotros conozcamos
no solo la templanza sino sus frutos. Aquel fruto es poseer a Dios. Porque ser
libre de la corrupción, es poseer a Dios, caer en la corrupción, es lo mismo
que participar de la vida de este mundo. La templanza es dominio del cuerpo y
confesar a Dios. Quiero aclarar, me parece que la templanza es el mismo Dios,
que nada desea y todo tiene para si. Nada desea, no tiene ninguna ansia ni en
los ojos, ni en las oreja, no le falta nada, es la felicidad plena. La avidez es
la enfermedad del alma, la templanza es la salud. Es importante mirar en la
templanza no solo de un lado; ella resguarda a aquello que el alma, descontenta
por las cosas necesarias, con pasión aspira, y lo lleva a la envidia, que nace
de deseo de tener oro y sin duda de otras necesidades que originan las pasiones.
No embriagarse es también templanza, nos hace libres, ella sana y da la fuerza,
no solamente nos ayuda a las virtudes sino que nos da mas. La templanza, es
bendición de Dios... Cuando en nosotros hay un poco de templanza, nosotros
estamos mas alto que todo el mundo. Y sobre los Angeles hemos llegado, porque
cuando ellos perdieron la templanza, ellos no bajaron del cielo sino que fueron
expulsados del mismo...Cuando nosotros tenemos un poco de templanza, nosotros no
amamos este mundo, sino el otro, donde tenemos puesto nuestro corazón.
Utilidad
y frutos de la vida comunitaria
Trabajo
con sacrificio
Quien
camina en la perfección tendrá que trabajar día y noche para tener la
posibilidad de dar a aquel que necesita. El trabajo y la vida comunitaria son
necesarios para nosotros, no solamente para la mortificación del cuerpo, sino y
también como manifestación del amor propio, para que Dios por medio nuestro,
diera a los hermanos necesitados todo lo que para ellos es necesario. Siguiendo
el ejemplo del Apóstol que dice: "De todas las maneras posibles les he
mostrado que así, trabajando duramente, se debe ayudar a los débiles, y que es
preciso recordar las palabras del Señor Jesús: "La felicidad esta mas en
dar que en recibir" (Hch. 20:35). Es necesario saber que quien trabaja
tendrá que cumplir no para servir a sus propias necesidades con los frutos del
trabajo, sino en el cumplimiento del mandamiento de Dios. El ya dijo:
"Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de
beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo y me vistieron, enfermo y me
visitaron; preso y me vinieron a ver" (Mt. 25:35-36).
Por
eso, por principio esta prohibido preocuparse por si mismo: "Por eso les
digo: No se inquieten por su vida, pensando que van a comer, ni por su cuerpo,
pensando con que se van a vestir. No vale mas la vida que la comida y el cuerpo
mas que el vestido?" (Mt. 6:32). Así entonces cada uno tendrá que tener
por objetivo escuchar a los necesitados y no a las propias necesidades. De esta
manera evita el amor propio obtendrá del Señor la Bendición del amor del
prójimo, quien dijo: "Les aseguro que todo lo que hicieron con el mas
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (Mt. 25:40).
Proclamar
la Palabra de Dios
El
signo del amor al Señor es: con gran amor, con toda atención y en todo
preocuparse de aquello que El enseña: y si es necesario, perseverar hasta la
muerte, publica y privadamente en la predicación... "Yo soy el buen
pastor, el buen pastor da su vida por sus ovejas" (Jn. 10:11). La palabra
la enseñanza no tendrá que ser utilizada para gloria personal, ni para su
fama, ni para utilidad para complacer a los oyentes y poniendo atención a la
satisfacción, sino tendría que ser la palabra como ante Dios, para su gloria.
"Nosotros no somos como aquellos que comercian con la palabra de Dios,
nosotros sinceramente, como de Dios hablamos, delante de Dios en Cristo" (2
Co. 2:17). El maestro de la enseñanza tendría que ser misericordioso y benigno
sobre todo ante aquellos que están mal intencionados en el alma: Después,
tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, le dijo: "El
que reciba a mi niño como a este en mi nombre, a mi me recibe" (Mc.
9:36-37).
Ser
ejemplo para el prójimo
El
que alaba y ama a Dios es aquel que cumple su voluntad; pero quien no lo
respeta, viola sus mandamientos: "Yo te he glorificado en la tierra,
llevando a cabo la obra que me encomendaste" (Jn. 17:4) "Tu que te
glorias en la ley, deshonras a Dios violando la ley" (Rm. 2:23). Cada uno,
según sus posibilidades tendría que ser para los demás ejemplo de buenas
obras: "Vengan a mi todos los que están afligidos y yo los aliviaré"
(Mt. 11:28). Nadie pues, sea orgulloso por su juventud, sino sea ejemplo para
los fieles en la palabra y en la vida; y mas adelante: "ustedes son la sal
de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, con que se volverá a salar? Ya no
sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres" (Mt 5:13).
Por
eso cada uno tiene que preocuparse mucho mas en vivir en la tranquilidad y
permanecer en si para ser el testimonio de la continuidad de sus costumbres; no
encerrarse totalmente en su celda, sino con tranquilidad salir cuando sea
necesario...para edificación del los hermanos, para dar ejemplo de luz de la
buena palabra, cuando sin peligro puede con la palabra y obra ser ejemplo para
aquellos con quienes va a encontrarse.
La
luz de la fe
Exhortamos
a ustedes para que sobre todo recuerden sobre la fe de los Padres y no se dejen
engañar por aquellos que se esfuerzan por llevarlos a la soledad. Además,
pues, saben que, el que en si mismo no tiene vida de la luz de fe en Dios, no da
utilidad ni verdadera confesión de la fe; sin vida ejemplar no puede
recomendarnos a l Señor. Para ustedes, es necesario pues, unir las dos cosas
para que el hombre, entregado a Dios, sea perfecto y la vida no tambalee por la
falta de una de las dos. Porque la fe que nos salva - como dice el apóstol - es
aquella que obra mediante el amor. Nosotros creemos en un solo Espíritu Santo.
Consolador, del cual nosotros hemos recibido su sello en el día del Bautismo
(Ef. 4:30); en el Espíritu de verdad, en el Espíritu de hijos, con el cual
llamamos: "Abba Padre!" en el Espíritu Santo, que reparte a cada uno
para utilidad, como quiere, y obra los dones de Dios en el espíritu; en el
Espíritu Santo, que enseña y recuerda todo lo que oyó del Hijo; en el
Espíritu Bueno que orienta a todos a la verdad, que confirma a todos los fieles
en el seguro conocimiento; en la verdadera confesión, el servicio divino, y en
espíritu adoramos a Dios. El Espíritu Santo que enseña inclinarse ante el
verdadero Dios, Padre y a su único Hijo-Señor y Dios, nuestro Jesucristo y a
si mismo.
La
Paz Espiritual
La
unión con Dios no se identifica con las uniones corporales, sino que las
perfecciona con el fiel cumplimiento de la voluntad de Dios. Quien acepta
sacrificios por el premio de Dios, no tiene que buscar aquí consuelo sino
prepararse par la recompensa del Reino de Dios. Pues tenga presente que por los
sacrificios recibirá la paga y por el trabajo el premio del Dios que ama al
hombre. Pienso que el intrépido luchador, que una vez que salió al campo de
batalla de la santidad, tendrá que soportar virilmente los golpes del enemigo
con la esperanza en la gloria de la corona. Porque: "La constancia, es la
virtud probada; la virtud probada, da la esperanza. Y la esperanza no quedara
defraudada porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo, que nos ha sido dado" (Rm. 5:4). Porque en otro lugar el
mismo Apóstol dice: "Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la
tribulación y perseverantes en la oración" (Rm. 12:12). Nos recuerda el
Apóstol que nosotros seamos pacientes en las tribulaciones y alegres en
esperanza. Porque la esperanza origina lo que en las almas piadosas siempre
causa la alegría.
En
una palabra, el alma, una vez que derroto la melancolía, por su Creador; que se
acostumbro a complacerse con la belleza, entonces ella por esta felicidad y
encanto no cambiara con sentimientos visibles. Al contrario, lo que en otros es
tristeza, en ella aumentara la felicidad.
La
seguridad del premio eterno
Quien
es generoso en el amor a Dios y espera firme el premio eterno, aquel no se
conforma con aquel que hace, sino siempre busca y aspira a aumentar algo mas.
Aunque le parezca que ya trabajo por encima de sus fuerzas, nunca esta seguro
que cumplió con todas las obligaciones. El escucha las exhortaciones de Cristo:
"El les respondió: El Reino de Dios no viene ostensiblemente" (Lc.
17:10). También el gran Apóstol para el cual el mundo estaba crucificado y el
para el mundo (Ga. 6:14), enseña "Yo solo me gloriare en la cruz de
nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo esta crucificado para mi, como yo
estoy para el mundo" (Flp. 3:13-14).
Porque
toda la vida presente es vida de tribulaciones y luchas, en cambio la futura
vida, de coronas y premios. Escribe el gran Apóstol, entonces, cuando tenia que
terminar la vida terrenal y pasar a la otra: "Y ya esta preparada para mi
la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará ese día y no
solamente a mi sino a todos los que hayan aguardado con amor su
manifestación" (2 Tm. 4:7).
Después
de la muerte pasara a la vida eterna; de la humillación de la gente, a la
gloria de Dios; de los dolores de este mundo, de los castigos, a la eterna
felicidad con los ángeles en el Cielo. Para aquellos que observan los
mandamientos, grande paga, premio inmenso, corona de justicia, corona de
felicidad, sin termino, alegría inenarrable, continua permanencia con el Padre
y el Hijo y el Espíritu Santo, verdadero Dios; en la contemplación a Dios,
cara a cara; alegría con los ángeles, con los Padres, Patriarcas, Profetas,
Apóstoles, Mártires, Confesores y con aquellos que por siempre satisficieron a
Dios. Busquemos que nosotros podamos con ellos llegar allá, por gracia del
Señor nuestro, Jesucristo, con el cual están la gloria y la fuerza por los
siglos de los siglos. Amen.
***
*** ***
........................
Libros
consultados
·
Cartas elegidas de san Basilio el Grande, (traducción S. Fedyniak) New York
1964.
·
J. P. Migne, Patrologieae cursus completus, series graeca (PG). Paris 1857-1866.
San Basilius, tomus 29-32.
·
Obras asceticas de San Basilio (traduccion por A. Sheptyckyj) Lviv 1929.
·
J. Quasten, Patrologia 2 (B.A.C. n. 217). Madrid 1977, pags. 224-260.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.