domingo, 22 de noviembre de 2015

CRISTOLAMANCIA

Arte de mirar el interior de un cristal, ya sea pulido o natural, tratando de ver el futuro. Se trata de una variante del divisamiento, un método de adivinación que consiste en mirar fijamente una superficie clara o reflectante hasta que empiezan a formarse imágenes, ya sea dentro del objeto mismo o dentro de la mente del practicante.

En la antigua Mesopotamia, los adivinos vertí­an aceite en cuencos con agua e interpretaban las formas que aparecí­an en la superficie. El profeta bí­blico José llevaba siempre encima una copa de plata que usaba para beber y para divisar el futuro. Los antiguos egipcios, árabes y persas miraban en cuencos llenos de tinta, mientras que los griegos observaban espejos relucientes y metales bruñidos con la esperanza de percibir visiones iluminadoras. Los romanos fueron los primeros cristalománticos auténticos, pues preferí­an escudriñar el interior de cristales de cuarzo o berilo pulidos.

El cristalomántico ideal tení­a que ser una persona pura, tanto en lo espiritual como en lo fí­sico, y debí­an prepararse para cada sesión rezando y haciendo ayudo durante unos dí­as. Solí­a usarse una habitación especial, de ambiente solemne y ceremonial. Con esta preparación y esta atención por el mí­nimo detalle se trataba de ayudar al vidente a conseguir un estado de trance mientras contemplaba el cristal, facilitando así­ que aparecieran imágenes en su mente.
En algunas culturas se pensaba que los niños resultaban los mejores videntes, pues eran espiritualmente puros y más abiertos a la imaginación que los adultos. Esta teorí­a era ampliamente aceptada en la Europa renacentista, donde era posible contratar a un niño o niña para que predijera el futuro mediante un ritual de consulta del cristal.

La bola de cristal más famosa del Renacimiento perteneció a John Dee, un matemático, astrónomo, alquimista y erudito inglés muy respetado, que fue contratado para calcular la hora astrológicamente más adecuada para la coronación de la reina Isabel I, en 1588. Actualmente la bola de cristal de Dee está guardada en el Museo Británico de Londres, Inglaterra

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