martes, 30 de junio de 2015

Cristo en casa de Marta y María (Tintoretto)

Cristo
(Cristo in casa di Marta e Maria)
Jacopo Tintoretto 008.jpg
AutorTintoretto, h. 1580
TécnicaÓleo sobre lienzo
EstiloManierismo
Tamaño200 cm × 132 cm
LocalizaciónAlte PinakothekMúnichFlag of Germany.svgAlemania
Cristo en casa de Marta y María es un cuadro del pintor italiano Tintoretto. Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide 200 cm de alto y 132 cm de ancho. Fue pintado hacia 1580, encontrándose actualmente en la Alte Pinakothek de MúnichAlemania.
Esta es una obra tardía de Tintoretto, en la que se evidencia su superación del manierismo, tendiendo ya al barroco.1
El tema está tratado de forma muy diferente a las representaciones anteriores, especialmente neerlandesas, ya que no se centra en la escena de la cocina, sino que destacan las tres figuras, monumentales, relacionándose entre sí de un modo espontáneamente comprensible. Se observa una correspondencia entre los colores de las vestiduras de Cristo y la mujer en primer plano. Las figuras principales están dispuestas de manera circular.1
La composición se basa en escorzos. El punto de fuga lleva desde Cristo hasta la puerta y el interior de la cocina. De esta manera lleva la mirada del espectador hasta el fondo y, además, logra reflejar el movimiento.1

Referencias[editar]

  1. ↑ Saltar a:a b c Los maestros de la pintura occidental, Taschen, 2005, pág. 182, ISBN 3-8228-4744-5

Cristo con la Cruz a cuestas (El Bosco, Viena)

Cristo con la Cruz a cuestas
Hieronymus Bosch 054.jpg
AutorEl Bosco, Hacia 1500
TécnicaÓleo sobre tabla
EstiloGótico
Tamaño57 cm × 32 cm
LocalizaciónMuseo de Historia del Arte de Viena,VienaFlag of Austria.svg Austria
Cristo con la Cruz a cuestas o Cristo llevando la cruz, es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, ejecutado al óleo sobre tabla y que mide 57 centímetros de alto por 32 cm. de ancho. Se encuentra en el Museo de Historia del Arte (Kunsthistorisches) de Viena(Austria).

Historia[editar]

Este cuadro se ha datado del periodo 1490-1500. Actualmente se cree que esta obra fue realizada hacia 1500.1
La tabla, en principio, era más grande, pero fue cortada en unos 20 centímetros por arriba y 2,5 en el borde inferior. Sería la parte izquierda de un tríptico, siendo las otras partes un Calvario (panel central) y un Entierro de Cristo, Descendimiento de la cruz o la Piedad (postigo derecho).
Hay, al menos, otras dos versiones del tema de Cristo con la Cruz a cuestas, realizadas por El Bosco, una del periodo 1515-1516 en el Museo de Bellas Artes de Gante, que mide 74 × 81 cm; y otra que data de 1498 o después y se encuentra en elMonasterio de San Lorenzo del Escorial (Madrid), que es mucho mayor que las otras dos (150 x 94 cm). Son obras en las que El Bosco testimonia la brutalidad de las multitudes.

Análisis[editar]

Se representa en esta pintura de tema religioso la Subida al Calvario.
La mitad superior está dominada por la figura de Jesucristo, que se encamina hacia el Gólgota llevando la cruz a cuestas. Le rodea una masa bestial y grotesca que vocifera. Hay un hombre, vestido con una túnica rosa, inmediatamente delante del Señor, que le está azotando. Entre las cabezas se ve un escudo con un sapo, símbolo de la herejía y también de la lujuria.
En la parte inferior están representados los dos ladrones que, según el evangelio de San Mateo fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús de Nazaret. A la derecha, el Buen Ladrón, confesándose con un fraile antes de su ejecución. La cruz de éste está hecha de un tronco de un árbol. En la parte inferior izquierda está el mal ladrón, acompañado por un personaje bufo que viste un manto rojo y está tocado por un gorro negro. Este mal ladrón está increpando a los verdugos.
El estilo recuerda más a la pintura alemana que a la holandesa de la época. Representa la soledad que Jesucristo que, conforme a la Devotio moderna, se quedaba solo en el camino del sacrificio hacia la salvación.
La obra presenta un cromatismo diverso, con colores cálidos como el rojo de los verdugos y fríos como el azul de la túnica de Jesucristo.
En la parte exterior de esta tabla aparece un Niño jugando con un aro, que podría aludir a Jesús Niño.

Notas[editar]

  1. Volver arriba La referencia «Museos del Mundo» señala hacia 1480-1490.

Referencias[editar]

  • Carrassat, P.F.R., Maestros de la pintura, Spes Editorial, S.L., 2005. ISBN 84-8332-597-7
  • Cirlot, L. (dir.), Kunsthistorisches, Col. «Museos del Mundo», Tomo 11, Espasa, 2007. ISBN 978-84-674-3814-7, págs. 40-41
  • Romano, E. (dir.), "Bosco", "Los grandes genios del arte", n.º 25, Unidad Editorial, S.A., 2005, ISBN 84-89780-69-2

Cristo con la Cruz a cuestas (El Bosco, Gante)

Cristo con la Cruz a cuestas
Hieronymus Bosch 055.jpg
AutorEl Bosco, 1510-1535
TécnicaÓleo sobre tabla
EstiloGótico
Tamaño76,5 cm × 83,5 cm
LocalizaciónMuseo de Bellas Artes de Gante,GanteFlag of Belgium.svg Bélgica
Cristo con la Cruz a cuestas es un cuadro de un seguidor o imitador del pintor flamenco El Bosco, ejecutado al óleo sobre tabla y que mide 76,5 centímetros de alto por 83,5 cm. de ancho. Se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Gante (Bélgica).
Como el resto de la obra de Hieronymus Bosch, la datación es incierta. Algunos autores hablan de los años 1503-1504, otros lo retrasan a 1515-1516; Carrassat indica entre 1510 y 1516, que es la fecha de la muerte del pintor. No hay acuerdo en que sea una obra autógrafa del Bosco. En el catálogo de la exposición retrospectiva de 2001 se hablaba de un imitador y se databa en 1510-1535.
Este Cristo con la cruz a cuestas de Gante es una obra maestra tardía en la que pone en escena a multitudes y verdugos cada vez más crueles frente a la humanidad de Jesucristo. La tabla, poblada de rostros grotescos, está construida según dos diagonales que se encuentran en el rostro resignado de Jesucristo: una que desde la Cruz lleva hasta el Mal Ladrón en el ángulo inferior derecho, y otra que parte del rostro del Buen ladrón, confesado por un fraile grotesco (en el ángulo superior derecho) y llega hasta el rostro de la Verónica (ángulo inferior izquierdo).
Señaló G. Dorflès que «las figuras se proyectan sobre un primer plano único, y toda preocupación por la perspectiva queda más o menos abolida (...), son sólo cabezas que, vistas en un plano general, crean una composición cadenciosa de masas y volúmenes».
En esta tabla, el Bosco utiliza lo grotesco y la deformación y ningún otro símbolo para presentar el mal en escena. Su encuadramiento y composición «subraya la crudeza, la rabia y el odio de los hombres» (Carrassat), según se ve en los gestos y en las mímicas. Los colores de la piel se intensifican: morados, rojos, representan esa rabia, la locura de los malos sentimientos. El autor muestra así en lo que puede convertirse una persona si se deja llevar por el mal, rechazando lo divino y la humanidad que hay en cada uno.
Hay, al menos, otras dos versiones del tema de Cristo con la Cruz a cuestas, realizadas por El Bosco, una anterior (1490-1500) en el Museo de Historia del Arte de Viena, más pequeña que ésta; y otra que data de 1498 o después y se encuentra en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial (Madrid), que es mucho mayor que las otras dos (150 x 94 cm).

Referencias[editar]

  • Carrassat, P.F.R., Maestros de la pintura, Spes Editorial, S.L., 2005. ISBN 84-8332-597-7
  • Romano, E. (dir.), "Bosco", "Los grandes genios del arte", n.º 25, Unidad Editorial, S.A., 2005, ISBN 84-89780-69-2

Cristo coronado de espinas (Tiziano)

Cristo coronado de espinas
(Incoronazione di spine)
Titian - Crowning with Thorns - WGA22845.jpg
AutorTiziano, h. 1576
TécnicaÓleo sobre lienzo
EstiloManierismo
Tamaño280 cm × 182 cm
LocalizaciónAlte PinakothekMúnichFlag of Germany.svgAlemania
Cristo coronado de espinas o La coronación de espinas, es un cuadro del pintor italiano Tiziano.
Está realizado en óleo sobre lienzo, y fue pintado hacia 1576, encontrándose actualmente en la Pinacoteca Antigua de Múnich. Se considera una de sus últimas obras.
Se trata de una típica composición de la época final del maestro. Con una proporción ideal formal y gran fuerza expresiva, la pintura se encuandra estilísticamente aún dentro del Alto Renacimiento.1
Destaca el gran dinamismo logrado por el artista, en parte por la colocación de las figuras, creándose la impresión de movimiento constante. El estilo es casi preimpresionista, siendo muy llamativa la utilización de pinceladas anchas y sueltas, aplicadas con gran libertad, que crean formas y contornos poco definidos y una especie de torbellino de colores. A veces se han atribuido estas particularidades al estado inacabado del cuadro.1 Es original también la forma de resolver la ambientación nocturna del episodio.

Referencias[editar]

  1. ↑ Saltar a:a b Los maestros de la pintura occidental, Taschen, 2005, pág. 176, ISBN 3-8228-4744-5

Enlaces externos[editar]

Cristo contemplado por el alma cristiana

Cristo contemplado por el alma cristiana
Cristo después de la flagelación y el alma cristiana, by Diego Velázquez.jpg
AutorDiego Velázquez, Hacia 1626-1632
TécnicaÓleo sobre lienzo
EstiloBarroco
Tamaño165,1 cm × 206,4 cm
LocalizaciónNational GalleryLondresFlag of the United Kingdom.svg Reino Unido
Cristo contemplado por el alma cristiana tras la Flagelación es una pintura al óleo de Diego Velázquez sobre lienzo de 165,1 x 206,4 cm, conservada en la National Gallery de Londres desde 1883 por donación de John Savile Lumley, quien la había adquirido en Madrid en 1858. Para José López-Rey podría haber sido pintado entre 1626 y 1628, aunque son mayoría los críticos que prefieren retrasar su ejecución a 1632, tras el primer viaje de Velázquez a Italia, por apreciar influencias de la pintura boloñesa y en especial de Guido Reni junto con la del Caravaggio romano y una técnica pictórica cercana a la empleada en La fragua de Vulcanopintada en Roma.
No se tienen noticias de esta pintura anteriores a la fecha de su adquisición en Madrid en 1858 pero la crítica ha sido unánime al aceptar su autoría. Un dibujo preparatorio de la figura del ángel destruido en 1936, con una antigua inscripción —«VELAZQUEZ.»— figuraba en la colección del ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos. La infrecuente iconografía, con el acento puesto en la figura infantil a la que dirige Cristo la mirada, y su honda emotividad, rara en la obra de Velázquez, hizo pensar a Carl Justi que pudiera tratarse de una pintura votiva con motivo de la muerte de su hija menor, Ignacia.

Iconografía[editar]

En la figura de Cristo a la columna, para la que se han sugerido modelos tomados de la estatuaria clásica —Galo moribundo– y una anatomía cercana a la del Cristo de la Minerva de Miguel Ángel, Velázquez siguió las indicaciones iconográficas de su suegro Francisco Pacheco para el tema del Cristo recogiendo sus vestiduras, iconografía muy repetida en la pintura española del siglo XVII, combinándolas en una creación original.
Dibujo preparatorio para Cristo y el alma cristiana, antes en el Instituto Jovellanos de Gijón, destruido en 1936.
Pacheco se ocupó de la iconografía del Cristo recogiendo sus vestiduras, nacida en Alemania o en Flandes en el siglo anterior y difundida a través de estampas, en una carta dirigida a Fernando de Córdoba, fechada en 1609, a propósito de una pintura suya de este asunto hoy perdida. Siguiendo las revelaciones de Santa Brígida en la imagen del Cristo escarnecido y citando la obra de Alfonso Paleotti, Iesu Christi Crucifixi Stigmata Sacrae Sindone Impressa editada en Venecia en 1606, admitía Pacheco que se pintasen, como él lo hizo, junto con los manojos de varas (fascis) y las correas de vaca —de que, dice, «hace memoria la antigüedad» y son los azotes que corrientemente emplean los pintores-, el flagelo hecho con zarzas, visto en revelaciones por un San Vicente, y «el azote de puntas o estrellas de hierro, fixas en los cordeles, imitado del que debuxó en el libro de Paleoto del IV de las Revelaciones de Santa Brígida». Por seguir las revelaciones de Santa Brígida empleó también en su imagen la columna de fuste alto y no la baja de la Basílica de Santa Práxedes que era, al contrario, la preferida por Paleotti.
En el Cristo y el alma cristiana, los azotes que Velázquez dispuso junto al cuerpo derrumbado de Jesús son, excepto el flagelo de zarzas, los mismos que menciona Pacheco: un manojo de varas -y desparramados por el suelo, minuciosamente descritos los fragmentos que de él se han ido quebrando con los golpes-, la correa y un látigo de colas que puede recordar el de la visión de Santa Brígida. La columna de Velázquez es de fuste alto y, como explica también Pacheco de la que él pintó, no se dibuja mostrando toda su altura. Es posible de este modo imaginar que la escena está ocurriendo en una sala grande, sin tener que mostrarla entera para no entorpecer la visión destacada del cuerpo de Cristo, y representar al tiempo sólo una de la vestiduras, la túnica inconsútil, «considerando que las demás están sin orden, esparcidas por la Sala o Pretorio» como, sigue recordando Pacheco, repiten los autores místicos que de este pasaje se ocuparon y será así como lo hará también Velázquez.
Y siguiendo a Pacheco, se explican también la mirada del Cristo de Velázquez, dirigida al que contempla el cuadro (que no ha de situarse de frente sino a un lado, «porque el encuentro della causa grandes efectos»); la contención en las señales dejadas por los azotes («cosa que escusan mucho los grandes pintores, por no encubrir la perfección que tanto les cuesta, a diferencia de los indoctos, que sin piedad arrojan azotes y sangre, con que se borra la pintura o cubren sus defectos»), concentradas las heridas en la espalda, donde menos dañan la figura y los autores piadosos dicen que cayeron la mayor parte, y la propia belleza del cuerpo de Cristo, defendida también por Pacheco.
Los otros elementos que componen el cuadro de Velázquez, el Ángel de la Guarda y la figura infantil que encarna el alma cristiana acompañando a Cristo tras su flagelación, podrían proceder de algún escritor místico no identificado o derivar de propuestas para la meditación expuestas por autores como Juan de Ávila, cuyo Audi filia cita Pacheco, ofray Luis de Granada, quien ensalzando la belleza corporal de Cristo, expuesta y maltrecha, exclamaba:
Mira, ánima mía, cuál estaría allí aquél mancebo hermoso y vergonzoso... tan maltratado y tan avergonzado y desnudo. Mira cómo aquella carne tan delicada, tan hermosa como una flor de toda carne, es allí por todas partes abierta y despedazada.1
Aunque tales ideas se encuentran abundantemente expuestas en textos ascéticos y podían ser lugares comunes de la predicación, en pintura el tema es sumamente infrecuente, habiéndose señalado como precedentes únicamente dos cuadros atribuidos a Juan de Roelas, uno en el convento de las Mercedarias Descalzas de Sanlucar de Barrameda y el otro, de dudosa autografía, en el Monasterio de la Encarnación de Madrid, en el que Sánchez Cantón, al darlo a conocer en relación con la pintura de Velázquez, llegó a leer una inscripción actualmente invisible que decía: «Alma, duélete de mí / que tú me pusiste así».2
Velázquez presenta a las tres figuras recortadas sobre un fondo neutro, fuertemente contrastado por una iluminación intensa que dibuja sombras oscuras en la superficie del suelo y dota a las figuras de una poderosa tridimensionalidad, acentuando de este modo el carácter emotivo de la escena, que tiene como eje central el cruce de miradas entre la imagen de Cristo, derrotado aunque atlético, y la figura del niño, que de rodillas y con las manos unidas inclina hacia Jesús su frágil cuerpo.

Referencias[editar]

  1. Volver arriba Luis de Granada, Libro de la oración y la meditación. Meditación para el miércoles por la mañana, citado en Emilio Orozco, Manierismo y barroco, Madrid 1981, p. 106.
  2. Volver arriba Sánchez Cantón, «La espiritualidad de Velázquez», Revista de la Universidad de Oviedo, 1943, nº 13 y 14

Bibliografía[editar]

Cena de Emaús


La cena en Emaús (1648), deRembrandt

Se conserva en el Museo del Louvre.La cena de Emaús o los discípulos de Emaús es el nombre con que se identifica un relato del Evangelio de Lucas (Lucas 24:13-35) que no guarda paralelismo con ningún otro del Nuevo Testamento, con la salvedad de una muy acotada referencia en Marcos16:12-13. El pasaje narra la aparición de Jesús resucitado a dos discípulos suyos de camino a la aldea de Emaús, la forma en que lo invitaron a pernoctar y cómo lo reconocieron durante la cena, en la fracción del pan. Los matices psicológicos de sus personajes otorgan un carácter único al pasaje, que fue analizado y reflexionado largamente por biblistas, exégetas y místicos, y a través del tiempo tornó en un tema muy tratado en el arte. Fue el pasaje dilecto del filósofo Jean Guitton:
Si hubiera que escoger en todo el Evangelio una sola escena que lo resumiese todo, no lo dudaría un momento, escogería la de los discípulos de Emaús.1
Jean Guitton (1956), Jésus. Ed. Grasset, p. 433

Episodio evangélico[editar]

Según el capítulo 24 del Evangelio de San Lucas, dos discípulos, uno de los cuales se llama Cleofás y otro cuya identidad no se desvela, apenados y temerosos por la muerte de Cristo que han presenciado, huyen de Jerusalén y llegan hasta Emaús, donde se disponen a cenar en compañía de un extraño con el que han hablado por el camino de los recientes sucesos y que les reprocha su falta de fe. No se percatan de quién es el misterioso viajero hasta que reconocen su gesto al partir el pan, momento en que el desaparece.2 El gesto, para ellos inequívoco, es el que utilizaba Jesucristo, y por tanto el pan había dejado de ser pan para convertirse en el cuerpo de Cristo de laeucaristía. Esa y otras exégesis son las que suelen hacerse en el comentario a este pasaje evangélico, propio de la liturgia católica del Tercer Domingo de Pascua (durante el ciclo A) o de las misas vespertinas del Domingo de Pascua de Resurrección (Ciclos A, B y C).3

Tratamiento pictórico[editar]

Dos cuadros de Caravaggio:
Dos cuadros y dos grabados de Rembrandt:
  • 1648, Louvre4
  • 1629, Museo Jacquemart-André5
  • Grabado de 16396
  • Grabado de 16547
La más famosa falsificación de Han van Meegeren, en el estilo de Vermeer, de 1937.8
Cuadros de muchos otros artistas:

Tratamiento literario[editar]

En literatura, el tema de la cena de Emaús se ha tratado al menos desde el siglo XII, cuando el poeta Laurentius de Durham lo desarrolla en un poema latino semidramático.11

Notas[editar]

  1. Volver arriba Chenu, Bruno (2006). Los discípulos de Emaús. Madrid: Narcea. p. 11. ISBN 84-277-1502-1. Consultado el 9 de mayo de 2014.
  2. Volver arriba Texto en la NVI
  3. Volver arriba homilietica.org catholic.net
  4. Volver arriba [1]
  5. Volver arriba [2]
  6. Volver arriba [3]
  7. Volver arriba [4]
  8. Volver arriba [5]
  9. Volver arriba [6]
  10. Volver arriba artehistoria
  11. Volver arriba Udo Kindermann, ‘Das Emmausgedicht des Laurentius von Durham’, in: Mittellateinisches Jahrbuch 5 (1968), S. 79-100.

Enlaces externos[editar]