jueves, 10 de marzo de 2016

Espíritus buenos

Caracteres generales.- Predominio del espíritu sobre la materia y deseo de hacer el bien. Sus cualidades y poder para practicarlo están en proporción del grado a que han llegado, poseyendo unos la ciencia, otros la prudencia y la bondad, y reuniendo los más adelantados el saber y las cualidades morales. No estando aún completamente desmaterializados, conservan más o menos, según su rango, los vestiglos de la existencia corporal, ya en la forma del lenguaje, ya en sus costumbres, en las que se llega a descubrir algunas de sus manías, ya que de no ser así, serían espíritus perfectos.
Comprenden a Dios y el infinito, y gozan ya de la felicidad de los buenos; son dichosos cuando hacen el bien e Impiden el mal, y el amor que los une es para ellos origen de una dicha Inefable no alterada por la envidia, por los remordimientos, ni por ninguna de las malas pasiones que atormentan a los espíritus imperfectos, pero todos han de sufrir pruebas hasta que alcancen la perfección absoluta.
Como espíritus, suscitan buenos pensamientos, alejan a los hombres del camino del mal, protegen, durante la vida, a los que se hacen merecedores de protección y neutralizan la influencia de los espíritus imperfectos en aquellos individuos que no se complacen en tolerarla.
Las personas en quienes se encarnan son buenas y benévolas para con sus semejantes, no ceden al orgullo, al egoísmo y a la ambición, y no sienten el odio, rencor, envidia ni celos, practicando el bien, por el bien mismo.
A este orden pertenecen los espíritus conocidos en las creencias vulgares con los nombres de genios buenos, genios protectores y espíritus del bien. En tiempo de superstición y de ignorancia se les ha elevado a la categoría de divinidades bienhechoras.
Se les puede dividir en cuatro grupos principales.

1 clase. ESPÍRITUS BENÉVOLOS.- Su cualidad dominante, es la bondad; se complacen en prestar servicios a los hombres y protegerlos, pero su saber es limitado, pues han progresado más moral que intelectualmente.

2 clase. ESPÍRITUS SABIOS.- Lo que principalmente los distingue es la extensión de sus conocimientos. Se ocupan menos en las cuestiones morales que en las científicas, para las cuales tienen más aptitud; pero sólo consideran la ciencia utilitariamente, y no obedecen, al hacerlo, a ninguna de las pasiones propias de los espíritus imperfectos.

3 clase. ESPÍRITUS PRUDENTES.- Las más elevadas cualidades morales son su carácter distintivo. Sin que sus conocimientos sean limitados, están dotados de aquella capacidad que proporciona un juicio recto de los hombres y de las cosas.

4 clase. ESPÍRITUS SUPERIORES.- Reúnen la ciencia, la prudencia y la bondad. Su lenguaje, que sólo benevolencia respira, es constantemente digno, elevado y a menudo sublime. Esa superioridad los hace más aptos que los otros para darnos las nociones más exactas acerca de las cosas del mundo incorporal, dentro de los límites de aquello que es licito saber al hombre. Se comunican voluntariamente con los que de buena fe buscan la verdad y cuya alma está bastante emancipada de los lazos terrestres para comprenderla, pero se separan de los que sólo obran por curiosidad o a quienes la influencia de la materia distrae de la práctica del bien.
Cuando, por excepción, encarnan en la Tierra, es para realizar una misión de progreso, y nos ofrecen el tipo de perfección a que puede aspirar la humanidad en este mundo.

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