Contexto histórico, sociocultural y filosófico de Tomás de Aquino
La Edad Media
Llamamos Edad Media al periodo de la historia occidental que comienza
con la caída del imperio romano occidental, oficialmente el año 476, y
termina en el siglo XV (para unos, tomando como referencia la conquista
de Constantinopla por los turcos en 1453; para otros, el descubrimiento
de América en 1492). La Edad Media se suele dividir, a su vez, en dos
periodos: la llamada Alta Edad Media, entre los siglos V y X, y la Baja
Edad Media, de los siglos XI a XV.
Tras la caída del Imperio Romano occidental, se produce una lenta y
compleja evolución durante los primeros siglos que, partiendo de las
estructuras sociales, políticas y económicas del Bajo Imperio Romano,
conducirá a Europa hacia el feudalismo. La práctica desaparición de la
actividad comercial, que ya había experimentado un grave retroceso en la
última fase del imperio occidental antes de su caída (actividad que se
mantendría, sin embargo, en la parte oriental del imperio) supone el
cambio más significativo en la economía de los primeros siglos de la
Edad Media que, durante los siglos VIII a X, provocará la ruralización y
el empobrecimiento general de la población, así como su disminución y
reestructuración social y política bajo la forma del feudalismo que, con
diferencias entre unas y otras zonas de Europa, se consolidará entre
los siglos X y XII. En este cambio adquiere una especial relevancia el
desarrollo del islamismo ya que, a partir del siglo VIII, el control de
las rutas comerciales del mediterráneo queda bajo su hegemonía, lo que
provocará el desplome de la actividad comercial de los países
cristianos, salvo contadas excepciones, con el consiguiente abandono de
las ciudades costeras y el repliegue de la población hacia zonas más
protegidas y fértiles del interior, reduciéndose la actividad económica a
la propia de una agricultura de subsistencia.
El feudalismo se caracterizará por el desarrollo de una actividad
económica centrada en la explotación agrícola de subsistencia y la
organización social en tres clases: "laboratores", "oratores" y
"bellatores" (trabajadores, clérigos y guerreros). El poder político,
abandonadas las ciudades y perdidos los derechos romanos de ciudadanía,
se disputa entre el clero y los señores de la guerra, lo que constituirá
una de las características de la Edad Media: las luchas entre el papado
y los poderes civiles por el ejercicio y control del poder político.
Posteriormente, tras la recuperaciçon de la ciudades, a partir sobre
todo del siglo XII, impulsadas por el ascenso de la burguesía y la
renovación del comercio, el papado deberá cambiar de estrategia,
aliándose alternativamente con la burguesía o con los señores feudales y
reyes, según las circunstancias, para mantener una situación de
privilegio en el plano social y político.
Contexto histórico de Tomás de Aquino
Durante el siglo XIII Europa experimenta un gran desarrollo económico
y cultural, consolidándose la estabilidad de algunos reinos que apuntan
ya a la creación de los estados modernos. Francia, con Luís IX, e
Inglaterra, tras la firma de la Carta Magna, son un buen exponente de
ello. El Sacro Imperio Romano Germánico, por el contrario, se desmorona a
lo largo del siglo, perdiendo su influencia en Italia, y poniendo de
manifiesto la imposibilidad de la idea de una cristiandad unida
políticamente bajo un mando único, sea este del emperador o del papado.
Federico II Hohenstaufen es coronado en Roma emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico, el año 1220, por el Papa Honorio III. También
le correspondía, entre otros, el reino de Sicilia, que abarcaba el sur
de Italia, hasta la región de la Campania, y la isla de Sicilia, en el
que quedaba comprendido Nápoles. Federico II establecerá su residencia
en el reino de Sicilia y viajará sólo esporádicamente a Alemania. Fue
llamado "stupor mundi" y anticristo, por su constante ruptura con los
usos de la época y sus enfrentamientos con el papado.
En 1231 Federico II promulga la Constitución de Melfi, que suponía la
reorganización del reino de Sicilia, al que pertenecía Nápoles, y al
que se provee de un corpus legislativo que instauraba una monarquía
autoritaria, contraria al feudalismo. Federico II será excomulgado en
1240 tras sus numerosos enfrentamientos con el papado. En 1250 muere
Federico II, en Castel Fiorentino, el 13 de diciembre. El
título de emperador del Sacro Imperio Romano Germánico quedará vacante
tras su muerte, al entrar los aspirantes en una disputa dinástica
durante un largo período de tiempo, conocido como el "Interregnum".
Tras la muerte de Federico II le sucederá su hijo Conrado IV
Hohenstaufen en el reino de Sicilia, el año 1250, pese a la oposición
del papa Inocencio IV. Sin embargo, el trono será usurpado por Manfredo
de Sicilia, su hermano natural, quien ejercerá la regencia en Sicilia,
haciéndose coronar Rey en 1258. Durante su mandato el reino de Sicilia y
el resto de Italia se verá envuelta en las luchas entre partidarios del
papa (güelfos) y partidarios del emperador (gibelinos). El papa Urbano
IV, que reivindicaba los derechos de la Santa Sede sobre Sicilia,
excomulgará a Manfredo y nombrará a Carlos de Anjou; éste entrará en
Sicilia con un gran ejército con el que derrotará primero a Manfredo,
dándole muerte, y después a Conradino (sobrino de Manfredo e hijo de
Conrado IV) a quién vencerá también, condenándole a muerte, junto con
otros nobles de la casa de Hohenstaufen.
Contexto sociocultural de Tomás de Aquino
A lo largo del siglo XI los burgos (fortalezas militares) y las
ciudades (sedes episcopales) se irán perfilando como centros
administrativos y políticos sobre los que se irán asentando el
desarrollo de la actividad comercial y el desarrollo de las ciudades
medievales, ya con otras funciones y significado. El resurgimiento de la
actividad comercial se concentrará en las costas de Flandes y en
Venecia. En la costa de Flandes se centraliza el comercio con los
pueblos del norte y en Venecia el de las rutas comerciales que no habían
caído en manos del islam, especialmente con Bizancio. Así, a las
tradicionales clases de los monjes, caballeros y campesinos se irán
sumando los artesanos y los burgueses, afincados en las ciudades,
estableciéndose una nueva división del trabajo de la que no se podrá ya
prescindir. Las ciudades se revitalizan y se repueblan, y los
comerciantes se agrupan en tono a los burgos y las zonas marítimas donde
se encontraban los enclaves de las antiguas rutas marítimas. Durante el
siglo XIII las ciudades alcanzan numerosos acuerdos que les permiten
desarrollar sus propias legislaciones e instituciones urbanas, pactando
para ello ya con los señores feudales, ya con los reyes, ya con el
clero, en función de quien estuviera dispuesto a apoyar sus intereses.
Entre otros logros, y en distintas ciudades, se consigue el
reconocimiento de la libertad individual (que pone a resguardo del poder
señorial), la creación de tribunales propios de la ciudad en los que se
deben resolver sus propios asuntos, el establecimiento de una
legislación penal propia de la ciudad, la abolición de las prestaciones
serviles, contrarias al comercio y a la industria, y una amplia
autonomía política o capacidad de autogobierno local a través de los
concejos o ayuntamientos.
Por otra parte, esta nueva clase de burgueses expresará su
religiosidad creando cofradías adheridas a una parroquia o convento, lo
que se plasmará tanto en la buena acogida que las nuevas órdenes
mendicantes, franciscanos y dominicos, (afincadas en la ciudad y no en
el campo, a diferencia de Cluny y del Císter) obtienen en las ciudades,
como en la construcción de las catedrales góticas del siglo XIII. El
arte gótico, que se irradia al resto de Europa desde Francia, queda
reflejado principalmente en la arquitectura (que se caracteriza por su
expresividad, naturalismo y verticalidad, así como por la policromía de
vidrieras y retablos). Las catedrales de Chartres, Reims, Amiens, París y
Beauvais son un claro exponente del gótico de la época clásica.
Igualmente, el desarrollo de la cultura optará por cauces ajenos a la
formación clerical anterior, y se crearán las Escuelas municipales
(escuelas que estaban subvencionadas y administradas por la ciudad, que
no estaban dirigidas por clérigos) y las Universidades, para dar cabida a
la exigencia de conocimientos y de formación dentro de la burguesía.
Entre las universidades, será la de París la que alcance mayor prestigio
en la época, seguida por las de Bolonia y Oxford. En ellas, estudiantes
procedentes de toda Europa seguirán las enseñanzas de los profesores
más reputados de la época, en disciplinas tan dispares como teología,
derecho o ciencias naturales. El Derecho, por ejemplo, ocupará un papel
privilegiado en los estudios de las universidades, donde destacará
Bolonia, buscando en el Derecho Romano argumentos que afiancen el poder
civil y su independencia frente a las pretensiones de la iglesia. Otro
aspecto destacable es la actividad de la universidad de Oxford, de
carácter científico-empirista, con Roberto Grosseteste y Roger Bacon
como destacados representantes.
La actividad cultural, por lo demás, a través de las escuelas de
traductores, (de las que la de Toledo es un buen ejemplo), amplía su
campo de intereses y conocimientos, al rescatar una gran parte de la
producción grecolatina y árabe que había permanecido desconocida para
los europeos a lo largo de la Alta Edad Media. Serán, precisamente, por
ejemplo, las traducciones de la obra de Aristóteles de Guillermo de
Moerbeke, directamente del griego al latín, las que utilice Santo Tomás
para acceder al conocimiento del pensamiento de su maestro e inspirador
en filosofía. Por otra parte, comienza el desarrollo de la literatura en
lengua vernácula, en sus diversas facetas: narrativa, teatro y lírica.
Contexto filosófico de Tomás de Aquino
La actividad filosófica, con el auge de las universidades, abandona
definitivamente el entorno eclesiástico y, aunque la mayoría de los
profesores que ejercen en ellas la docencia sean canónigos o clérigos,
los problemas que les ocupan empiezan a trascender el marco meramente
teológico para ir dejando paso a la autonomía de una razón que se
reclama capaz de tratar las cuestiones filosóficas con independencia de
las restricciones que la fe impone a sus reflexiones. Una muestra de
ello será el declive de las posiciones agustinianas en el mismo seno de
la iglesia, sustituidas rápidamente por las nuevas posiciones de Alberto
Magno y Santo Tomás de Aquino, inspiradas en la filosofía aristotélica,
cuyo avance es una de las características de la filosofía en el siglo
XIII. Entre los defensores de posiciones aristotélicas radicales
destacarán los llamados averroístas latinos, uno de cuyos más destacados
representantes será Siger de Bravante, junto con Boecio de Dacia. Será
precisamente en la universidad de París en donde tengan lugar los más
acerbos enfrentamientos entre las posiciones defendidas por unos y
otros.
En la difusión y aceptación del pensamiento de Aristóteles habría que
destacar la actividad de los filósofos cordobeses Averroes y
Maimónides. Averroes, con sus comentarios a las obras de Aristóteles se
convertirá en el filósofo de referencia de los aristotélicos, incluido
santo Tomás. Por su parte, Maimónides, con la Guía de descarriados,
en la que se propone asentar las creencias judías sobre bases
aristotélicas, adoptará posiciones sobre la relación entre la razón y la
fe similares a las de Santo Tomás. La obra de ambos obtuvo gran
difusión en Europa.
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