Este término se
aplica a Dios en el A. T., hablando de él de una manera antropomórfica, para
designar su fidelidad a las promesas. Dios se acuerda siempre de la palabra dada
para cumplirla con lealtad absoluta. Se emplea igualmente como exhortación (iacordaos!)
o como reproche (ro os habéis acordado!) para indicar la fidelidad y la lealtad
que los hombres debemos a Dios y que es constantemente violada. Esta es la
constante del pueblo elegido: frente a la lealtad de Dios, que es "el que es",
la fidelidad misma, el mismo siempre, está la inconstancia y la deslealtad del
pueblo. En el N. T. también se emplea este término con el mismo complejo de
significado: el hombre se acuerda de sus deslealtades con Dios o con los
hombres, o se acuerda de los favores de Dios, de tantas y tantas cosas que no
fueron realizadas, de las obras buenas y de las obras malas (Mt 5,23; 26,75; Lc
22,71; 1,72; 16,25; 17,32; 23,42; 24,6; Jn 12,16).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.