El
uso semántico de la palabra “apología» puede referirse a un doble
horizonte: el filosófico y el judicial.
Con
el primero se indica ante todo la intención de justificar los propios
argumentos y convicciones; con el segundo, la propia conducta. También es
posible ver un sentido más general de esta palabra, para indicar simplemente el
hecho de dar una respuesta al que pide explicación de alguna cosa. La Escritura
usa “apología» sólo tres veces en el Antiguo Testamento y unas lo en el
Nuevo; el contexto en que la encontramos lleva de ordinario a identificar su
horizonte semántico en el plano procesal.
Este
término adquiere una importancia especial en la teología fundamental, que ve
en la apología su posibilidad para dar razón del contenido de su propia fe. El
lugar clásico de referencia y que constituye la charta magna de la apología es
1 Pe 3,15, donde el apóstol exhorta a los cristianos a "estar siempre
dispuestos a dar razón (apologhían) de vuestra esperanza a todo el que os pida
explicaciones». El contexto de esta perícopa ve a los creyentes en una situación
de diáspora y de fuertes tensiones, entre las que pueden percibirse también
algunas formas de violencia contra ellos. Pedro parte de esta situación para
exhortar a los creyentes a responder al mal con el bien y a la violencia con
la benevolencia; a ejemplo de Cristo, también sus discípulos deben saber que
el sufrimiento por el evangelio es causa de bienaventuranza. Por consiguiente,
deben estar en condiciones de no dejarse intimidar ni por las violencias ni por
las calumnias, sino que han de ser capaces de saber responder "con dulzura
y respeto, como quien tiene limpia la conciencia» (1 Pe 3,15-16), a estas
provocaciones, en todo tiempo y vengan de quien vengan. Aquí el término apología
está expresado por Pedro por el de "responder», "dar explicación».
Más
que una defensa de la fe - como a veces se ha dicho -, es conveniente en este
caso valorar los datos de la exégesis que orientan a una visión no tanto
procesual y - por tanto de defensa, sino más bien a una visión positiva de
“presentación». Por tanto, el apóstol parece exhortar a los cristianos a
saber dar razones que puedan provocar y convencer incluso a sus perseguidores
para que vean el sentido profundo que tiene la fe para la vida, hasta el punto
de que los transforme radicalmente y les haga aceptar las injusticias y los
sufrimientos por amor. La apelación a "vuestra esperanza» y por tanto a
la fuerza que orienta a ver el futuro, confirma más aún la interpretación de
“apología» como de una capacidad de presentar positivamente los contenidos
de la fe.
R.
Fisichella
Bibl.:
E. Bosetti, Apología. en DTF, 1 1 8-121 : R. Fisichella, La revelación: evento
y credibilidad. Sígueme, Salamanca 1989.
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