martes, 1 de octubre de 2013

Aguijón.

Este término traduce distintas palabras hebreas; así, por ejemplo, el bastón puntiagudo que utilizan los labradores para excitar a los bueyes en la labranza. El Eclesiastés compara las palabras de los sabios al aguijón (Ec. 12:11). El libro de Samuel lo emplea para dar a conocer hasta qué grado estaban oprimidos los hebreos por los filisteos, que incluso para afilar los aguijones habían de recurrir al pueblo enemigo y dominador de las tierras hebreas (1 S. 13:21). En el libro de los Jueces aparece como arma (Jue. 3:31). En la escena de la conversión de San Pablo la frase «dura cosa es dar coces contra el aguijón» indica la vana resistencia del hombre a la gracia divina cuando Dios le llama (Hch. 9:5). En su hermoso himno a la resurrección, el apóstol se burla del aguijón de la muerte, que el cristiano no ha de temer porque Cristo lo ha vencido (1 Co. 15:55).

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