Los proponentes de esta postura defienden que sólo los
creyentes que estén velando serán arrebatados antes de la tribulación,
mientras que los creyentes tibios serán dejados para pasar por la
tribulación. Sin embargo, la promesa del arrebatamiento es para todos
los creyentes, con independencia de su estado (1 Co. 15:51-54; 1 Ts.
1:9-10; 2:19; 4:13-18; 5:4-11; Ap. 22:12). El estado del cristiano sí
que tendrá que ver con las recompensas ante el tribunal de Cristo (véase
JUICIO).
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