(heb. Bilâm, quizá "glotón [devorador]" [del verbo bâla, "tragar", "devorar"] o "que no es pueblo", "señor del pueblo", "forastero"; gr. Balaám). Profeta o adivino arameo sobornado por Balac, rey de Moab, para maldecir al pueblo hebreo acampado en Sitim en vísperas del cruce del río Jordán y su entrada en Canaán (Nm. 22:1-6). El hogar de Balaam estaba en la ciudad de Petor,* en la región de Amav* (v 5, BJ y DHH), sobre el río Eufrates. Balaam era famoso por poseer poderes inusuales (v 6), y su reputación habría estado bien extendida. El informe de los cps 22-24 no deja lugar a dudas de que él conocía al verdadero Dios y que Dios se comunicaba con él. Ciertamente el don de profecía reposó sobre él al presentar varios oráculos con respecto al pueblo hebreo, aunque los autores bíblicos en ninguna parte lo llaman profeta (24:4, 16). La profunda consternación de las naciones paganas de Palestina y Transjordania por causa de los israelitas se refleja en la confesión de Rahab de Jericó: "El temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros" (Jos. 2:9). Los informes del milagroso cruce del Mar Rojo y de las victorias hebreas sobre los poderosos amorreos al este del Jordán (v 10) aterrorizaron a los habitantes del país. Temieron de que ellos fueran los próximos en caer ante las fuerzas hebreas aparentemente invencibles (v 11). El soborno que Balac ofreció a Balaam (Nm. 22:7, 17; 24:11) testifica del abatimiento y del temor hacia los israelitas, como también de su fe en los poderes ocultos de Balaam. Los primeros mensajeros que envió Balac fueron "ancianos" (Nm. 22:5-7) o "príncipes" (vs 13, 14). Cuando Balaam, por instrucción de Dios, rehusó ir con ellos, Balac envió una segunda delegación compuesta por "príncipes" de mayor rango y le ofreció un soborno mayor (vs 15-17). Aunque conocía la voluntad de Dios en este asunto, Balaam insistió en pedir permiso de nuevo para ir con los mensajeros (vs 18, 19). El Señor le permitió acompañarlos, si lo buscaban otra vez, pero le indicó que sólo hablaría lo que se le diría (v 20). Inclinado a aceptar los honores y la recompensa que Balac le había ofrecido, Balaam fue con los príncipes, aparentemente olvidando que las limitaciones impuestas anularían el propósito de su viaje (vs 20-22). En el camino, Balaam recibió evidencias claras de que estaba actuando en contra de la voluntad de Dios (vs 22-35). Para pronunciar sus maldiciones, Balac llevó a Balaam primero a Bamot-baal, en Qui-riat-huzot (v 41). Allí se levantaron 7 altares y sobre cada uno Balac y Balaam ofrecieron un becerro y un carnero. Balaam se apartó un tanto para recibir el mensaje del Señor para Balac (23:1-6). El 1er mensaje fue una declaración de que Israel era diferente a todas las otras naciones y de que Dios la había bendecido (vs 7-10). Balac llevó entonces a Balaam al monte Pisga, donde se repitieron los sacrificios (vs 14-17), pero el 2º mensaje reafirmó el 1º. De todos modos, Balac hizo un 3er, intento y ofreció los mismos sacrificios en la cumbre del monte Peor (vs 27-30), pero con el mismo resultado (24:1-9). Cuando se le ordenó que regresara a su casa, Balaam le dio a Balac un 4º mensaje: una visión de la venida del Mesías y el establecimiento de su reino (vs 15-19). Más tarde, Balaam aconsejó a Balac a seducir a los hebreos con la idolatría y la inmoralidad, con el resultado de que la maldición de Dios cayó sobre Israel (25:1-9; cf 31:16). Un poco más tarde, Balaam fue muerto en batalla por los israelitas (31:8). Su nombre llegó a ser un equivalente de apostasía (cf 2 P. 2:14-17), en especial de la alianza impía entre el pueblo de Dios y el mundo (Ap. 2:14). En 1967 se encontraron numerosos fragmentos de estuco con inscripciones durante las excavaciones de un templo en Deir Alla, en el valle del Jordán. Estos fragmentos habían cubierto una estela y procedían de c 700 a.C. El texto está compuesto en un dialecto arameo que difiere de los ya conocidos. Después del desciframiento del texto, aunque se han conservado sólo fragmentos, se descubrió que contenía mensajes de derrota y maldiciones supuestamente pronunciadas por "Balaam, hijo de Beor" (llamado "vidente de los dioses"), recibidos en visión. El texto también declara que la gente reaccionó negativamente a las maldiciones y rehusaba aceptarlas. Es interesante 138 saber que Balaam, varios siglos más tarde, todavía era recordado como un profeta con mensajes divinos y maldiciones que vivió más o menos en la misma región en que actuó de acuerdo con la Biblia. Bib.: J. Hoftijzer, BA 39 (1976):11-17; J. Hoftijzer y G. van der Kooij, Aramaic Texts from Deir Alla [Textos arameos provenientes de Deir Alla] (Leiden, 1976); W. F. Albright, JBL 63 (1944):207-233.
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martes, 22 de abril de 2014
Baalam.
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