Formulado en
Lucas 1, 68-79, es uno de los tres grandes cánticos de los capítulos iniciales
de este Evangelio, siendo los otros dos el Magnificat y el Nunc
dimittis. El Benedictus fue el canto de acción de gracias
pronunciado por Zacarías con ocasión del nacimiento de su hijo, San Juan
Bautista. Es judío por la forma, pero cristiano por el sentimiento. La
coloración local y el carácter nacionalista de la primera mitad son tan
evidentes que Loisy ha conjeturado que existía previamente como un simple
salmo, que Zacarías adaptó, siendo su añadidura, afirma, fácilmente
discernible. (Revue d’hist. Et de lit.relig.,
Mayo-Junio 1903, p.289). Hay, sin embargo, graves objeciones a esta opinión, y
se ha expuesto una teoría contraria según la cual el Benedictus fue
compuesto con especial referencia a los nombres de Isabel, Zacarías y Juan;
para Isabel, Jusjurandum quod juravit ; para Zacarías,
Memorari (testamenti sui sancti); y para Juan, Ad faciendam
misericordiam.
El cántico está
dividido de forma natural en dos partes. La primera (versículos 68-75) es un
canto de acción de gracias por la realización de las esperanzas mesiánicas de
la nación judía; pero se da un tono característicamente cristiano a tal
realización. Como antiguamente, en la casa de David, se tuvo el poder de
defender la nación contra sus enemigos, del que había estado privada tanto
tiempo, y por el que había estado suspirando, ahora de nuevo iba a serle
restaurado, pero en un sentido más elevado y espiritual. El cuerno es un signo
de poder, y el “cuerno de salvación” (v.69) significaba el poder de
liberar o “una poderosa liberación”. Mientras los judíos habían llevado
impacientemente el yugo de los romanos, habían suspirado continuamente por el
tiempo en que la casa de David fuera su liberadora. La liberación estaba ahora
a punto, y fue señalada por Zacarías como el cumplimiento del juramento de
Dios a Abraham; pero el cumplimiento se describe como una liberación no por
amor al poder mundano, sino para que “podamos servirle sin temor en santidad y
justicia todos nuestros días”.
La segunda
parte del cántico es un discurso de Zacarías a su propio hijo, que iba a tener
una parte tan importante en el plan de la Redención; pues iba a ser un
profeta, y predicar la remisión de los pecados antes de la venida del Oriente,
o la Luz, de lo alto. La profecía de que iba a “ir delante del Señor para
preparar sus caminos” (v. 76) era naturalmente una alusión a las bien
conocidas palabras de Isaías (40, 3) que San Juan mismo aplicó después a su
propia misión (Juan, 1, 23), y que los tres sinópticos adoptan (Mateo, 3,3;
Marcos, 1,2 ; Lucas, 3,4). Es debido probablemente a la primera parte del
cántico, como canto de acción de gracias por la venida del Redentor, por lo
que encuentra un sitio apropiado en el oficio de la Iglesia en los Laudes
todas las mañanas. Se cree que fue introducido por primera vez por San Benito
(Beaume, I, 253). Según Durandus, la alusión a la venida de Cristo bajo la
figura del sol naciente tuvo también alguna influencia en su adopción. También
se usa en varios otros oficios litúrgicos, notablemente en los funerales, en
el momento del entierro, cuando las palabras de acción de gracias por la
Redención son especialmente adecuadas como expresión de la esperanza
cristiana.
BERNARD WARD
Transcrito por Jane Grayson
Traducido por Francisco Vázquez
Transcrito por Jane Grayson
Traducido por Francisco Vázquez
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