Un candelero de altar consiste de cinco partes: el pie, el
tallo, el nudo hacia la mitad del tallo, la arandela o recipiente para
recibir los goteos de cera y el pincho, es decir, la parte puntiaguda
que termina el tallo en el cual se fija la vela.
En vez de fijar la vela en el pincho, se permite el uso de un tubo en
el que se pone una vela pequeña que se encaja en la parte superior del
tubo por un resorte colocado dentro (Sag. Cong. Sac. Rit., 11 mayo
1878).
En los primeros días de la Iglesia, aunque se utilizaban luces en la iglesia, y en especial cerca del altar, los candeleros no se colocaban sobre el altar. Los candelabros (arañas) eran suspendidos del techo o fijados a las paredes laterales, o eran colocados sobre pedestales. Cuando las arañas eran alimentadas con aceite se les solía llamar canthari; cuando sostenían velas llevaban el nombre de phari, aunque con frecuencia estas palabras se aplicaban indiscriminadamente a cualquiera. Usualmente las luces asumían la forma de una corona, una cruz, un árbol, etc., pero a veces también de animales reales o imaginarios.
No tenemos ninguna evidencia documental de que los candeleros fuesen colocados sobre el altar durante la celebración del Santo Sacrificio antes del siglo X. León IV (847-855) declaró que sólo se podía colocar sobre el altar las reliquias de los santos y el libro de los Evangelios (Hamel, De cura pastorum). Antes del siglo X, ningún escritor que trata sobre el altar menciona candeleros sobre el altar, pero sí mencionan a los acólitos que llevan velas, las cuales, sin embargo, eran colocadas en el piso del santuario o cerca de las esquinas del altar, como es todavía la costumbre en la Iglesia de Oriente. Probablemente en el siglo XII, y ciertamente en el siglo XIII, se colocaban luces sobre el altar; pues Durando (Rationale, I, III, 27) dice que "en ambas esquinas del altar se coloca un candelero para denotar la felicidad1alegría de dos pueblos que se regocijaron con el nacimiento de Cristo", y "la cruz se coloca en el altar entre los dos candeleros."
La costumbre de colocar candeleros y velas en el altar se generalizó en el siglo XVI. Hasta ese tiempo ordinariamente sólo se utilizaban dos, pero en fiestas solemnes se usaban cuatro o seis. En la actualidad se usan más, pero la rúbrica del misal (20) prescribe sólo dos, uno a cada lado de la cruz, por lo menos en la Misa rezada. Estos candeleros y sus velas deben colocarse en el altar, y su lugar no puede ser tomado por dos soportes unidos a los resaltes de la superestructura del altar, o fijados a la pared (Sag. Cong. Rit., 16 sept. 1865). De acuerdo con el "Caeremoniale Episcoporum" (I, XII, 11), en el altar mayor debe haber seis candeleros y velas de distintos tamaños, el más alto de los cuales debe estar cerca de la cruz. Si todos los seis son del mismo tamaño, pueden ser colocados en elevaciones diferentes, como para producir el mismo efecto; sin embargo, se ha introducido la costumbre de colocarlos a la misma altura, y esto es ahora admisible (Sag. Cong. Rit., 21 jul. 1855). En los otros altares de la iglesia debe haber por lo menos dos candeleros, pero por lo general se utilizan cuatro; en el altar del Santísimo Sacramento, si éste no se mantiene en el altar mayor, regularmente debe haber seis.
El Misal Romano (Rubr. 20) dice también que un tercer candelero y su vela deben colocarse en el lado de la epístola, y que esta vela adicional debe encenderse en las Misas rezadas desde la consagración hasta el consumo de la Preciosa Sangre. Esta rúbrica es sólo directiva (9 jun. 1899). La tercera luz no se coloca sobre el altar mismo, sino en la credencia, o en el peldaño del altar en el lugar donde se arrodilla el monaguillo. Un soporte fijado a la pared puede ser utilizado para este candelero (Ephem. Lit. IX, 34, 1875). Los candeleros pueden ser de cualquier tipo de metal o incluso de madera, dorada o plateada, pero el Viernes Santo no se pueden usar los plateados (Caerem. Episc, II, XXV, 2). Los candeleros destinados a la ornamentación del altar no se deben utilizar alrededor del féretro en un funeral, o alrededor del catafalco en la conmemoración de los muertos (Rit. Rom., VI, I, 6.), durante la Misa u otras celebraciones, por lo menos en las fiestas solemnes, no se pueden cubrir con un paño o velo (Sag. Cong. Rit., 12 sept. 1857; 16 sept. 1865). No se pueden utilizar candelabros con muchas brazos para los candeleros prescritos por las rúbricas (Sag. Cong. Rit., 16 sept. 1865).
Fuente: Schulte, Augustin Joseph. "Altar Candlesticks." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 20 Feb. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/01350a.htm>.
Traducido por Giovanni E. Reyes. rc
En los primeros días de la Iglesia, aunque se utilizaban luces en la iglesia, y en especial cerca del altar, los candeleros no se colocaban sobre el altar. Los candelabros (arañas) eran suspendidos del techo o fijados a las paredes laterales, o eran colocados sobre pedestales. Cuando las arañas eran alimentadas con aceite se les solía llamar canthari; cuando sostenían velas llevaban el nombre de phari, aunque con frecuencia estas palabras se aplicaban indiscriminadamente a cualquiera. Usualmente las luces asumían la forma de una corona, una cruz, un árbol, etc., pero a veces también de animales reales o imaginarios.
No tenemos ninguna evidencia documental de que los candeleros fuesen colocados sobre el altar durante la celebración del Santo Sacrificio antes del siglo X. León IV (847-855) declaró que sólo se podía colocar sobre el altar las reliquias de los santos y el libro de los Evangelios (Hamel, De cura pastorum). Antes del siglo X, ningún escritor que trata sobre el altar menciona candeleros sobre el altar, pero sí mencionan a los acólitos que llevan velas, las cuales, sin embargo, eran colocadas en el piso del santuario o cerca de las esquinas del altar, como es todavía la costumbre en la Iglesia de Oriente. Probablemente en el siglo XII, y ciertamente en el siglo XIII, se colocaban luces sobre el altar; pues Durando (Rationale, I, III, 27) dice que "en ambas esquinas del altar se coloca un candelero para denotar la felicidad1alegría de dos pueblos que se regocijaron con el nacimiento de Cristo", y "la cruz se coloca en el altar entre los dos candeleros."
La costumbre de colocar candeleros y velas en el altar se generalizó en el siglo XVI. Hasta ese tiempo ordinariamente sólo se utilizaban dos, pero en fiestas solemnes se usaban cuatro o seis. En la actualidad se usan más, pero la rúbrica del misal (20) prescribe sólo dos, uno a cada lado de la cruz, por lo menos en la Misa rezada. Estos candeleros y sus velas deben colocarse en el altar, y su lugar no puede ser tomado por dos soportes unidos a los resaltes de la superestructura del altar, o fijados a la pared (Sag. Cong. Rit., 16 sept. 1865). De acuerdo con el "Caeremoniale Episcoporum" (I, XII, 11), en el altar mayor debe haber seis candeleros y velas de distintos tamaños, el más alto de los cuales debe estar cerca de la cruz. Si todos los seis son del mismo tamaño, pueden ser colocados en elevaciones diferentes, como para producir el mismo efecto; sin embargo, se ha introducido la costumbre de colocarlos a la misma altura, y esto es ahora admisible (Sag. Cong. Rit., 21 jul. 1855). En los otros altares de la iglesia debe haber por lo menos dos candeleros, pero por lo general se utilizan cuatro; en el altar del Santísimo Sacramento, si éste no se mantiene en el altar mayor, regularmente debe haber seis.
El Misal Romano (Rubr. 20) dice también que un tercer candelero y su vela deben colocarse en el lado de la epístola, y que esta vela adicional debe encenderse en las Misas rezadas desde la consagración hasta el consumo de la Preciosa Sangre. Esta rúbrica es sólo directiva (9 jun. 1899). La tercera luz no se coloca sobre el altar mismo, sino en la credencia, o en el peldaño del altar en el lugar donde se arrodilla el monaguillo. Un soporte fijado a la pared puede ser utilizado para este candelero (Ephem. Lit. IX, 34, 1875). Los candeleros pueden ser de cualquier tipo de metal o incluso de madera, dorada o plateada, pero el Viernes Santo no se pueden usar los plateados (Caerem. Episc, II, XXV, 2). Los candeleros destinados a la ornamentación del altar no se deben utilizar alrededor del féretro en un funeral, o alrededor del catafalco en la conmemoración de los muertos (Rit. Rom., VI, I, 6.), durante la Misa u otras celebraciones, por lo menos en las fiestas solemnes, no se pueden cubrir con un paño o velo (Sag. Cong. Rit., 12 sept. 1857; 16 sept. 1865). No se pueden utilizar candelabros con muchas brazos para los candeleros prescritos por las rúbricas (Sag. Cong. Rit., 16 sept. 1865).
Fuente: Schulte, Augustin Joseph. "Altar Candlesticks." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 20 Feb. 2012 <http://www.newadvent.org/cathen/01350a.htm>.
Traducido por Giovanni E. Reyes. rc
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