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El Monasterio de Santo Domingo de Silos es una abadía benedictina
ubicada en la parte oriental de un pequeño valle, que el primer
documento del Archivo de Silos, del año 954, ya lo denomina "valle de
Tapadillo" perteneciente al municipio de Santo Domingo de Silos, en la provincia de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León, España. Se halla comunicado por tres carreteras secundarias que desembocan, por Aranda de Duero y por Lerma, con la nacional A-1, y por Hacinas, con la N-234. Su claustro es una de las obras maestras del románico español.
Hacia 1170, la dama de origen noble Juana de Aza, que estaba encinta, peregrina a Silos en busca de dirección espiritual. Su hijo, Domingo de Guzmán será bautizado así en honor del santo patrono de la abadía.
En el siglo XVIII se deja sentir la necesidad de ampliar las instalaciones, principalmente la cabida de la iglesia. Se encomienda al arquitecto Ventura Rodríguez llevar a cabo las debidas reformas. Se derribó el templo románico[cita requerida] para sustituirlo por otro neoclásico que es el que hoy existe. Del primitivo queda como vestigio el ala sur del transepto y la Puerta de las Vírgenes que abre al claustro. La falta de recursos económicos hizo que el propio claustro no tuviera un mismo final que la iglesia.
El 17 de noviembre de 1835 la vida monástica de silo se interrumpe a consecuencia y efectos de la desamortización de Mendizábal que implicaron la pérdida por expolio de parte de sus riquezas artísticas y documentales. Por fin, el 18 de diciembre de 1880 se establece una nueva comunidad de monjes benedictinos llegados de la abadía francesa de Ligugé, dirigidos por el monje de Solesmes, Ildelfonso Guépin. En una visita al monasterio, el poeta Gerardo Diego compuso el famoso soneto El ciprés de Silos, considerado como uno de los mejores sonetos de la literatura española. Hoy es lugar de afluencia de quienes saben apreciar las bellezas de su claustro románico y del canto gregoriano con que se acompañan los oficios religiosos.
El claustro inferior debió levantarse en la segunda mitad del siglo XI y primera del XII, mientras que el claustro superior se construyó en los últimos años de ese mismo siglo. En el inferior se perciben claramente dos fases de ejecución: durante la primera, que corresponde a las últimas décadas del siglo XI, se llevaron a cabo las galerías norte y este; la segunda se desarrolló en el siguiente siglo y en ella se ejecutaron las galerías sur y oeste. Cada fase refleja una forma de hacer y un estilo diferentes atribuibles a dos maestros distintos que emplearon sus propios talleres. Como rasgos diferenciadores, los fustes de las columnas de la primera etapa están más separados y presentan mayor éntasis, y las tallas son de poco relieve y escaso movimiento. Las figuras del segundo taller son más realistas y poseen mayor volumen.
En el plano artístico lo más destacable es la colección de los 64 capiteles de que consta el claustro bajo y los relieves que ornamentan las caras interiores de las cuatro pilastras que forman los ángulos de la galería. Al primer maestro serían asignables seis de los relieves con las siguientes escenas:
Los capiteles, y en especial los del segundo artista, son obras maestras de la iconografía románica y lo que más admira y llama la atención de todo el claustro. Sus temas son muy variados: desde los que representan escenas bíblicas o evangélicas, hasta los figurativos de animales quiméricos, grifos, leones, arpías, centauros, aves fabulosas y toda clase de elementos vegetales.
Son de destacar también la Puerta de las Vírgenes, que comunica el claustro con la iglesia y que constituye un vestigio del primitivo templo románico, y la fachada de la desaparecida sala capitular que se abría a la galería oriental, así como el artesonado mudéjar ricamente decorado con cerca de 700 figuras y escenas de la Castilla de los siglos XIV y XV.
Su biblioteca, con más de 160.000 ejemplares, tan solo es accesible para los huéspedes del monasterio e investigadores que lo soliciten.
Santo
Domingo de Silos es una pequeña población
que creció alrededor del monasterio benedictino que le
da nombre. Se encuentra en la comarca de la Sierra de la Demanda
de la provincia de Burgos.
El monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos, en concreto las partes románicas conservadas, representa una de las obras más grandiosas del arte medieval europeo.
Es un
lugar de altas vibraciones espirituales donde la paz y la serenidad
alcanzan profundidades inusuales.
Además de los motivos puramente artísticos de primer orden -arquitectónicos y escultóricos- el visitante del Monasterio de Silos se ve envuelto en una esfera de transcendencia que nunca olvida.
La
iglesia
El monasterio de Silos tiene antecedentes visigóticos, del siglo VII, y estaba dedicado a San Sebastián.
Aprovechando el auge de estos territorios como consecuencia del esfuerzo repoblador de leoneses y castellanos del siglo X, durante el gobierno del Conde Fernán González, la vida monástica vuelve a Silos provisionalmente hasta que las razzias de Almanzor -a finales de ese mismo siglo- vuelven a desbaratar la vida monástica.
A mediados
de siglo XI, Fernando I encomienda al abad Domingo Manso -procedente
de San Millán de la Cogolla- restituir la vida monacal
en este cenobio. Gracias el inmenso impulso de Domingo, el monasterio
de Silos se colocará en el pelotón de cabeza de
los monasterios más influyentes de los Reinos de Castilla
y León. Entre otras cosas, hizo construir una iglesia de
tres naves, aunque siguiendo la tradición prerrománica
hispánica -todavía el románico pleno no se
había asentado en España- e impulsó la elaboración
de códices en su scriptorium.
Domingo murió en olor de santidad en el año 1073, lo que provocó la llegada de peregrinos y las donaciones económicas hasta convertirse en un próspero monasterio que pudo acometer nuevas construcciones.
Su sucesor,
el abad Fortunio, continúa las obras de templo,
pero en esta ocasión sustituyendo la cabecera de la iglesia
prerrománica de Domingo por otra perteneciente al románico
pleno (consagró la cabecera triabsidal y el transepto de
la iglesia en el año 1088).
También se comenzarían, durante la vida de Fortunio,
el claustro y el resto de dependencias.
Esta iglesia del Monasterio de Silos, iniciada en las últimas décadas del siglo XI y finalizada en en el XII, debió ser una de las más importantes obras del románico pleno abordadas en España.
Su planta
era de tres naves, transepto, cimborrio en el crucero y cabecera
triabsidal, planta relacionable a las de San Isidoro de León
o San Vicente y San Pedro de Ávila. Luego se debió
añadir una gran galería porticada adosada a la nave
septentrional y que serviría para "poner de moda"
esta estructura en el sur de Castilla tras ser inventada, algunas
décadas antes- en San Esteban de Gormaz y Sepúlveda.
Muy lamentablemente, la iglesia románica de Silos desapareció casi completamente hacia 1751 debido a la reedificación y sustitución por un templo neoclásico, construido por Pedro Machuca con planos de Ventura Rodríguez.
De aquel
templo románico sólo se conservan algunos muros
y pilares y, sobre todo, el brazo sur del transepto, además
de la puerta que comunica éste con el claustro, por su
muro occidental, que es la llamada Puerta de las Vírgenes.
Esta Puerta de las Vírgenes se conserva muy bien. Muestra una estructura extraordinariamente abocinada, con el vano rodeado por un arco de falsa herradura de tradición mozárabe. Las arquivoltas son de medio punto, mientras las las columnas tienen fustes muy trabajados y capiteles de rica iconografía relacionados estilísticamente con San Pedro de Arlanza pero no con los capiteles del claustro.
La temática
de estos cuatro capiteles es la siguiente:
También es interesante el brazo sur del transepto, de importante altura y de buena arquitectura, lo que nos hace imaginar lo que debió ser este noble edificio románico antes de que la piqueta acabara con él.
El claustro
Afortunadamente
nos quedó el claustro al completo, de finales del
siglo XI y todo el XII.
Consta de planta cuadrada irregular y dos pisos de esbeltas arquerías sobre columnas pareadas.
Además
de la cuidada conjunción de pilares, bancos, arcos y columnas,
lo más destacable es la calidad en arte y simbolismo de
los 64 capiteles del claustro bajo, con una colección
delirante de encestados, zarcillos, acantos, sirenas, arpías,
grifos, leones, centauros, dragones y aves fabulosas.
También hay que citar las arquerías de comunicación entre el claustro y la sala capitular, perteneciente a comienzos del siglo XII, aunque se encuentran muy restauradas o, más bien, casi reconstruidas. Dos capiteles llevan esculpidos parejas de monos con sus patas y cuellos atados con cuerdas, motivo iconográfico repetido posteriormente en algunas iglesias españolas.
Una de las mayores originalidades del Claustro de Silos lo constituyen los ocho grandes relieves o estaciones que adornan las esquinas.
Son portentosas escenas del final de la presencia de Cristo en la tierra tras su muerte y Resurrección:
Los dos relieves restantes son:
Los
dos (o cuatro) talleres del claustro de Silos
Aunque las evidentes diferencias estilísticas de unas esculturas y otras indican diversas manos en su ejecución, se ha aceptado tradicionalmente la intervención de dos maestros con sus respectivos talleres en el claustro bajo.
En tiempos recientes algunos estudiosos, como Félix Palomero, han desglosado estos artistas o talleres en cuatro. De tal manera que el Primer Taller o Maestro serían dos (posiblemente discípulo uno del otro) y el Segundo Taller o Maestro también dos (de nuevo maestro y discípulo respectivamente).
para los autores tradicionales las diferencias estilísticas evidentes entre estos cuatro grupos escultóricos, más que por la intervención de distintos artistas, sería por la evolución técnica y aprendizaje del mismo maestro.
Nosotros somos partidarios de la hipótesis de Palomero, puesto que los estudiosos olvidan frecuentemente que los talleres estaban formados por un maestro y varios discípulos y eran muchas las manos distintas que trabajaban en las obras. No obstante y con el fin de simplificar, haremos la división tradicional en sólo dos talleres, puesto que las similitudes estilísticas son más notables que las diferencias.
Taller
del Primer Maestro del claustro bajo de Silos
El primero maestro o taller debió trabajar a finales del siglo XI o más probablemente a comienzos del XII. Su obra corresponde a las pandas este y norte del claustro.
Las grandes
protagonistas de sus capiteles son las figuras de los animales.
Bestias como leones, arpías, aves, etc. son representadas
con sus cuerpos planos, esculpidos a bajorrelieve y muy hieráticos,
frecuentemente rodeados de una malla de tallos o follaje que parece
aprisionarlas. Los detalles de plumajes, pelo, etc. es de excelsa
delicadeza y finura. No cabe duda de que la escultura del Pimer
Taller estuvo influida por la eboraria hispanomusulmana.
Otra característica
secundaria es la ejecución de las columnas con fustes muy
separados y pronunciado éntasis o abultamiento central.
Los relieves esculpidos
por este taller serían los de:
En ellos se aprecia un
gran sentido del ritmo y la repetición en sus figuras,
al mismo tiempo que una gran capacidad de síntesis narrativa
pues se aprovecha un solo relieve para componer diversas escenas
secuenciales.
Taller del Segundo Maestro del claustro bajo de Silos
El segundo taller haría su trabajo a mitad del siglo XII y continúa con el mismo bestiario que su predecesor, pero adquiriendo mayor volumen y naturalismo. Son especialmente espectaculares sus capiteles de arpías y dragones, frecuentemente acompañados por flores de aro, con hojas carnosas y frutos arracimados.
Importantes son, por su iconografía bíblica y calidad plástica, dos capiteles que se ocupan del Ciclo de la Natividad (Anunciación, Visitación y Nacimiento) y de la Pasión (entrada de Jesús en Jerusalén, lavatorio de pies y Última Cena).
en cuanto a los relieves, de este taller serían los de:
Este segundo
taller influyó mucho sobre la escultura románica
de grandes comarcas castellanas, sobre todo de Burgos y Soria.
Otras
diferencias entre los dos talleres
El claustro
alto de Silos es de finales del siglo XII y se acusa una popularización
de su arte. Desde el punto de vista estilístico se relaciona
con el segundo taller aunque con pérdida de calidad.
Además,
el carácter simbólico de los maestros precedentes desaparece
y se cae frecuentemente en la escultura de cestas vegetales muy esquemáticas
y geometrizadas. Cuando los capiteles son vegetales, se cae en el
anecdotismo, amén de perder calidad y finura en su talla.
No obstante hay que reconocer que arquitectónicamente, la superposición de los dos pisos con idéntica disposición de las arquerías presta mayor espectacularidad al conjunto. También el claustro alto eleva la altura del conjunto, aislándolo del mundo circundante, enfatizando la sensación de intimidad, paz y serenidad que cualquier persona siente al entrar en este maravilloso recinto.
Otros tres aspectos destacables del Monasterio de Santo Domingo de Silos son la lauda sepulcral del santo, la estatua de la Virgen de Marzo y la techumbre con decoración mudéjar.
Más información del Claustro alto del Monasterio de Silos
Lauda del
sepulcro de Santo Domingo
Aunque frecuentemente, en guías y folletos, se habla de la presencia del sepulcro o, incluso, del cenotafio del santo, lo que verdaderamente tenemos es el claustro de Silos es su lauda (tapa) del sepulcro de de Santo Domingo Manso, obra del siglo XIII y tiene esculpida el cuerpo yacente del santo, que porta el báculo abacial y un libro en sus manos. Un ángel le está coronando, mientras dos personajes suplicantes se postran a sus pies. Más abajo aparecen dos dragones, simbolizando lo demoniaco, que por su posición parece que son vencidos por el santo.
La lauda está apoyada sobre unos pies esculpidos con figuras de preciosos leones muy expresivos por su esquematismo.
Estatua de la Virgen de Marzo
En cuanto a la Virgen de Marzo es una enorme estatua pétrea de María como Sedes Sapientiae, con el Niño Jesús. Se ha especulado con la posibilidad de que formara parte del tímpano de una puerta del siglo XIII.
María
se encuentra muy hierática y frontal, al estilo de la iconografía
románica, pero Jesús se encuentra ya sentado sobre el
muslo izquierdo de la Virgen y dirige su cuerpo al lado contrario,
rasgo que suele ser más propio del gótico.
Permanece en él la tradición mozárabe, aunque se considera que existe una yuxtaposición de estilos con el románico, representado en su famosa miniatura del Infierno y el Peso de las Almas de San Miguel.
Monasterio de Santo Domingo de Silos | |
---|---|
Bien de Interés Cultural Patrimonio Histórico de España |
|
Declaración | 3 de junio de 1931 |
Figura de protección | Monumento (R.I.) - 51 - 0000467 |
Coordenadas | 41°57′43″N 3°25′9″O |
Ubicación | Santo Domingo de Silos,
Provincia de Burgos, Castilla y León, España |
Construcción | Siglo VII–Siglo XVIII |
Estilos predominantes | Románico |
Índice
Su historia
El monasterio, aunque no en su actual configuración, se remonta a la época visigótica (siglo VII), si bien se desvanece durante la ocupación musulmana. En el siglo X, llamado aún San Sebastián de Silos, y en especial durante el periodo en que el conde Fernán González gobierna en Castilla (930-970), vuelve a resurgir la comunidad monástica alcanzando un pujante actividad que nuevamente decae bajo las razias de Almanzor. Desaparecido éste en 1002 y recobrada la serenidad, el monasterio se encuentra arruinado y maltrecho. Cuando en 1041 Domingo, prior del monasterio de San Millán de la Cogolla, se refugia en Castilla huyendo del rey de Navarra, es bien recibido por el monarca leonés Fernando I quien le confía la misión de restablecer el antiguo esplendor y dar nuevo auge al monasterio de Silos puesto bajo la advocación de San Sebastián. Con el decidido impulso de Santo Domingo como abad del cenobio se erigió la iglesia románica, magnífico templo de tres naves y cinco ábsides consagrado en 1088 por el abad Fortunio, el claustro que aún perdura, y el resto de las dependencias monacales. A la muerte del santo, el monasterio toma su patrocinio y pasa a denominarse Santo Domingo de Silos.Hacia 1170, la dama de origen noble Juana de Aza, que estaba encinta, peregrina a Silos en busca de dirección espiritual. Su hijo, Domingo de Guzmán será bautizado así en honor del santo patrono de la abadía.
En el siglo XVIII se deja sentir la necesidad de ampliar las instalaciones, principalmente la cabida de la iglesia. Se encomienda al arquitecto Ventura Rodríguez llevar a cabo las debidas reformas. Se derribó el templo románico[cita requerida] para sustituirlo por otro neoclásico que es el que hoy existe. Del primitivo queda como vestigio el ala sur del transepto y la Puerta de las Vírgenes que abre al claustro. La falta de recursos económicos hizo que el propio claustro no tuviera un mismo final que la iglesia.
El 17 de noviembre de 1835 la vida monástica de silo se interrumpe a consecuencia y efectos de la desamortización de Mendizábal que implicaron la pérdida por expolio de parte de sus riquezas artísticas y documentales. Por fin, el 18 de diciembre de 1880 se establece una nueva comunidad de monjes benedictinos llegados de la abadía francesa de Ligugé, dirigidos por el monje de Solesmes, Ildelfonso Guépin. En una visita al monasterio, el poeta Gerardo Diego compuso el famoso soneto El ciprés de Silos, considerado como uno de los mejores sonetos de la literatura española. Hoy es lugar de afluencia de quienes saben apreciar las bellezas de su claustro románico y del canto gregoriano con que se acompañan los oficios religiosos.
El claustro
El claustro de Silos es de doble planta, siendo la inferior la más antigua y la de mayor mérito. Forma un cuadrilátero de lados ligeramente desiguales, de los que el menor mide 30 m y el mayor 33,12 m. Los lados norte y sur constan de 16 arcos, mientras que los lados este y oeste de sólo 14. Como las parejas de lados opuestos no son de igual dimensión a pesar de tener el mismo número de arcos, las luces de éstos tampoco son idénticas, variando entre 1,00 y 1,15 m. Los arcos son de medio punto y descansan sobre capiteles que, a su vez, lo hacen sobre columnas de doble fuste monolítico de 1,15 m de longitud; sólo los soportes centrales de cada galería están formados por fustes quíntuples, salvo uno de ellos, el del lado norte, que es cuádruple y torsado. Toda la arquería va montada sobre un podio corrido con una abertura para acceder al jardín interior.El claustro inferior debió levantarse en la segunda mitad del siglo XI y primera del XII, mientras que el claustro superior se construyó en los últimos años de ese mismo siglo. En el inferior se perciben claramente dos fases de ejecución: durante la primera, que corresponde a las últimas décadas del siglo XI, se llevaron a cabo las galerías norte y este; la segunda se desarrolló en el siguiente siglo y en ella se ejecutaron las galerías sur y oeste. Cada fase refleja una forma de hacer y un estilo diferentes atribuibles a dos maestros distintos que emplearon sus propios talleres. Como rasgos diferenciadores, los fustes de las columnas de la primera etapa están más separados y presentan mayor éntasis, y las tallas son de poco relieve y escaso movimiento. Las figuras del segundo taller son más realistas y poseen mayor volumen.
En el plano artístico lo más destacable es la colección de los 64 capiteles de que consta el claustro bajo y los relieves que ornamentan las caras interiores de las cuatro pilastras que forman los ángulos de la galería. Al primer maestro serían asignables seis de los relieves con las siguientes escenas:
- Ángulo sudeste: La ascensión y Pentecostés.
- Ángulo noreste: El sepulcro y El descendimiento.
- Ángulo noroeste: Los discípulos de Emaús y La duda de Santo Tomás.
- Ángulo sudoeste: La anunciación a María y El árbol de Jessé.
Los capiteles, y en especial los del segundo artista, son obras maestras de la iconografía románica y lo que más admira y llama la atención de todo el claustro. Sus temas son muy variados: desde los que representan escenas bíblicas o evangélicas, hasta los figurativos de animales quiméricos, grifos, leones, arpías, centauros, aves fabulosas y toda clase de elementos vegetales.
Son de destacar también la Puerta de las Vírgenes, que comunica el claustro con la iglesia y que constituye un vestigio del primitivo templo románico, y la fachada de la desaparecida sala capitular que se abría a la galería oriental, así como el artesonado mudéjar ricamente decorado con cerca de 700 figuras y escenas de la Castilla de los siglos XIV y XV.
Su biblioteca, con más de 160.000 ejemplares, tan solo es accesible para los huéspedes del monasterio e investigadores que lo soliciten.
Otras dependencias
- La botica: Se creó en 1705. Disponía de su propio jardín botánico, de un laboratorio farmacéutico y de una biblioteca especializada. De ésta se conservan unos 400 volúmenes editados entre los siglos XVI y XIX. También se guardan varios centenares de tarros de loza que se utilizaban como recipientes de productos medicinales.
- El museo: En una antigua sala del monasterio se exhibe una importante colección de obras de arte relacionadas con el propio cenobio que incluye pintura, orfebrería, escultura y esmaltes entre otras cosas. Cabría destacar una custodia procesional de siglo XVI, el cáliz que utilizaba Santo Domingo de Silos del siglo XI, o el tímpano de una de las puertas de la primitiva iglesia románica que se rescató de entre la cimentación de la actual iglesia neoclásica.
Galería de imágenes
Véase también
- Abades del monasterio de Santo Domingo de Silos
- El monasterio en España
- Bienes de interés cultural de la provincia de Burgos
- Granja Guímara
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Monasterio de Santo Domingo de Silos.
- Página oficial del Monasterio de Santo Domingo de Silos
- Página personal "Terres-romanes" (en francés) - Claustro de Santo Domingo de Silos
- Planimetrías completas del Claustro de Santo Domingo de Silos
El monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos, en concreto las partes románicas conservadas, representa una de las obras más grandiosas del arte medieval europeo.
Además de los motivos puramente artísticos de primer orden -arquitectónicos y escultóricos- el visitante del Monasterio de Silos se ve envuelto en una esfera de transcendencia que nunca olvida.
El monasterio de Silos tiene antecedentes visigóticos, del siglo VII, y estaba dedicado a San Sebastián.
Aprovechando el auge de estos territorios como consecuencia del esfuerzo repoblador de leoneses y castellanos del siglo X, durante el gobierno del Conde Fernán González, la vida monástica vuelve a Silos provisionalmente hasta que las razzias de Almanzor -a finales de ese mismo siglo- vuelven a desbaratar la vida monástica.
Domingo murió en olor de santidad en el año 1073, lo que provocó la llegada de peregrinos y las donaciones económicas hasta convertirse en un próspero monasterio que pudo acometer nuevas construcciones.
Esta iglesia del Monasterio de Silos, iniciada en las últimas décadas del siglo XI y finalizada en en el XII, debió ser una de las más importantes obras del románico pleno abordadas en España.
Muy lamentablemente, la iglesia románica de Silos desapareció casi completamente hacia 1751 debido a la reedificación y sustitución por un templo neoclásico, construido por Pedro Machuca con planos de Ventura Rodríguez.
Esta Puerta de las Vírgenes se conserva muy bien. Muestra una estructura extraordinariamente abocinada, con el vano rodeado por un arco de falsa herradura de tradición mozárabe. Las arquivoltas son de medio punto, mientras las las columnas tienen fustes muy trabajados y capiteles de rica iconografía relacionados estilísticamente con San Pedro de Arlanza pero no con los capiteles del claustro.
-
Dos hombres con cabeza común hacen una genuflexión mientras se mesan la barba.
-
Un ángel en posición frontal. El resto no es apreciable pues el capitel está restaurado.
-
Dos personajes toman de los brazos a otro, situado en el centro, que aparece con las piernas cruzadas.
-
Dos hombres sujetan a una pareja de leones rampantes con cuerdas.
También es interesante el brazo sur del transepto, de importante altura y de buena arquitectura, lo que nos hace imaginar lo que debió ser este noble edificio románico antes de que la piqueta acabara con él.
El claustro
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"El Claustro de Santo Domingo de Silos" |
Consta de planta cuadrada irregular y dos pisos de esbeltas arquerías sobre columnas pareadas.
También hay que citar las arquerías de comunicación entre el claustro y la sala capitular, perteneciente a comienzos del siglo XII, aunque se encuentran muy restauradas o, más bien, casi reconstruidas. Dos capiteles llevan esculpidos parejas de monos con sus patas y cuellos atados con cuerdas, motivo iconográfico repetido posteriormente en algunas iglesias españolas.
Una de las mayores originalidades del Claustro de Silos lo constituyen los ocho grandes relieves o estaciones que adornan las esquinas.
Son portentosas escenas del final de la presencia de Cristo en la tierra tras su muerte y Resurrección:
Descendimiento
de la Cruz
Nicodemo y José de Arimatea inician la bajada de Jesús de la cruz, mientras María toma su mano derecha y San Juan observa los hechos en el lado opuesto. Es de resaltar algunos detalles como la luna y el sol tapados con velos -para mostrar que tras la muerte de Cristo se oscureció el cielo y las aparentes llamas bajo la escena que no es otra cosa que una representación de los vientos de la tormenta que se levantó en ese crucial instante.
Nicodemo y José de Arimatea inician la bajada de Jesús de la cruz, mientras María toma su mano derecha y San Juan observa los hechos en el lado opuesto. Es de resaltar algunos detalles como la luna y el sol tapados con velos -para mostrar que tras la muerte de Cristo se oscureció el cielo y las aparentes llamas bajo la escena que no es otra cosa que una representación de los vientos de la tormenta que se levantó en ese crucial instante.
Entierro
y Resurrección
Ejemplo de poder sintético de la escultura románica, pues se esculpió el entierro de Cristo por Nicodemo y José de Arimatea, mientas aparecen las tres Marías frente al ángel que les da la buena nueva de la Resurrección. Bajo el sepulcro, un friso muestra a siete soldados que parecen tumbados para reflejar que se han dormido mientras suceden los milagrosos acontecimientos.
Ejemplo de poder sintético de la escultura románica, pues se esculpió el entierro de Cristo por Nicodemo y José de Arimatea, mientas aparecen las tres Marías frente al ángel que les da la buena nueva de la Resurrección. Bajo el sepulcro, un friso muestra a siete soldados que parecen tumbados para reflejar que se han dormido mientras suceden los milagrosos acontecimientos.
Discípulos
de Emaús
Limpia composición donde los dos discípulos siguen a Jesús que les guía ataviado de peregrino.
Limpia composición donde los dos discípulos siguen a Jesús que les guía ataviado de peregrino.
Duda de
Santo Tomás
Posiblemente el más famoso y fotografíado de todos los relieves del claustro. Jesús levanta su brazo derecho mientras Tomás pone el dedo en la herida. El resto de apóstoles se ubican al lado contrario de la escena, de forma sorprendentemente ordenada y armoniosa.
Posiblemente el más famoso y fotografíado de todos los relieves del claustro. Jesús levanta su brazo derecho mientras Tomás pone el dedo en la herida. El resto de apóstoles se ubican al lado contrario de la escena, de forma sorprendentemente ordenada y armoniosa.
Ascensión
María y los doce Apóstoles aparecen de pie y encima dos ángeles parecen sujetar las ondas que representan el Cielo. Por encima de todo el conjunto, emerge la cabeza de Cristo con su nimbo crucífero.
María y los doce Apóstoles aparecen de pie y encima dos ángeles parecen sujetar las ondas que representan el Cielo. Por encima de todo el conjunto, emerge la cabeza de Cristo con su nimbo crucífero.
Pentecostés:
La mano de Dios, con el índice, proyecta el Espíritu Santo sobre los Apóstoles, incluido San Pablo, con la Virgen María en el centro y sobresaliendo respecto a los demás.
La mano de Dios, con el índice, proyecta el Espíritu Santo sobre los Apóstoles, incluido San Pablo, con la Virgen María en el centro y sobresaliendo respecto a los demás.
Los dos relieves restantes son:
-
La Asunción con la Coronación de la Virgen.
-
El Árbol de Jessé.
Aunque las evidentes diferencias estilísticas de unas esculturas y otras indican diversas manos en su ejecución, se ha aceptado tradicionalmente la intervención de dos maestros con sus respectivos talleres en el claustro bajo.
En tiempos recientes algunos estudiosos, como Félix Palomero, han desglosado estos artistas o talleres en cuatro. De tal manera que el Primer Taller o Maestro serían dos (posiblemente discípulo uno del otro) y el Segundo Taller o Maestro también dos (de nuevo maestro y discípulo respectivamente).
para los autores tradicionales las diferencias estilísticas evidentes entre estos cuatro grupos escultóricos, más que por la intervención de distintos artistas, sería por la evolución técnica y aprendizaje del mismo maestro.
Nosotros somos partidarios de la hipótesis de Palomero, puesto que los estudiosos olvidan frecuentemente que los talleres estaban formados por un maestro y varios discípulos y eran muchas las manos distintas que trabajaban en las obras. No obstante y con el fin de simplificar, haremos la división tradicional en sólo dos talleres, puesto que las similitudes estilísticas son más notables que las diferencias.
El primero maestro o taller debió trabajar a finales del siglo XI o más probablemente a comienzos del XII. Su obra corresponde a las pandas este y norte del claustro.
-
La Ascensión
-
Pentecostés
-
Entierro y Resurrección
-
Descendimiento
-
Discípulos de Emaús
-
Duda de Santo Tomás
Taller del Segundo Maestro del claustro bajo de Silos
El segundo taller haría su trabajo a mitad del siglo XII y continúa con el mismo bestiario que su predecesor, pero adquiriendo mayor volumen y naturalismo. Son especialmente espectaculares sus capiteles de arpías y dragones, frecuentemente acompañados por flores de aro, con hojas carnosas y frutos arracimados.
Importantes son, por su iconografía bíblica y calidad plástica, dos capiteles que se ocupan del Ciclo de la Natividad (Anunciación, Visitación y Nacimiento) y de la Pasión (entrada de Jesús en Jerusalén, lavatorio de pies y Última Cena).
en cuanto a los relieves, de este taller serían los de:
-
Coronación de la Virgen
-
Árbol de Jesé
Además
de las evidentes diferencias estilísticas entre ambos talleres
hay una distinción arquitectónica muy significativa
y que nos permite reconocer inmediatamente los capiteles de uno y
otro. Nos referimos a la disposición de las columnas.
El primer taller dispuso las columnas separadas lo que hace que los capiteles mantengan su independencia menos en la parte superior donde se unen cerca del ábaco común.
El primer taller dispuso las columnas separadas lo que hace que los capiteles mantengan su independencia menos en la parte superior donde se unen cerca del ábaco común.
Además,
dichos capiteles tienen una silueta algo acampanada. Por otro lado
y esto es algo muy evidente, los fustes de las columnas tiene éntasis
o abultamiento central, no cilíndricas como es habitual en
el románico. El éntasis es propio de columnas grecorromanas
y pudiera ser que este maestro se hubiera inspirado en ruinas romanas
cercanas (¿Quizás Clunia?)
en la obra del
Segundo Taller la morfología es evidentemente distinta. Las
dos columnas de cada grupo están juntas (tocándose)
lo que da posibilidad de un gran capitel común de disposición
acampanada sino más bien troncopiramidal.
Esta estructura
del segundo taller será la que básicamente se extienda
en la mayoría de los claustros y galerías porticadas
castellanas. Una excepción son los pórticos de Saúca
y Carabias (Guadalajara) que se asemejan más a las columnas
del primer taller (a pesar de tener más 100 años de
distancia cronológica).
El
Claustro alto
No obstante hay que reconocer que arquitectónicamente, la superposición de los dos pisos con idéntica disposición de las arquerías presta mayor espectacularidad al conjunto. También el claustro alto eleva la altura del conjunto, aislándolo del mundo circundante, enfatizando la sensación de intimidad, paz y serenidad que cualquier persona siente al entrar en este maravilloso recinto.
Otros tres aspectos destacables del Monasterio de Santo Domingo de Silos son la lauda sepulcral del santo, la estatua de la Virgen de Marzo y la techumbre con decoración mudéjar.
Más información del Claustro alto del Monasterio de Silos
Sepulcro
del santo y la Virgen de Marzo
El paseo por
el claustro de Silos nos invita a mirar hacia el interior del patio,
en dirección a las arquerías. No obstante, es imposible
no apercibirse de dos elementos escultóricos notables en sus
pandas: la lauda sepulcral de Santo Domingo de Silos y la estatua
de la Virgen de Marzo.
Aunque frecuentemente, en guías y folletos, se habla de la presencia del sepulcro o, incluso, del cenotafio del santo, lo que verdaderamente tenemos es el claustro de Silos es su lauda (tapa) del sepulcro de de Santo Domingo Manso, obra del siglo XIII y tiene esculpida el cuerpo yacente del santo, que porta el báculo abacial y un libro en sus manos. Un ángel le está coronando, mientras dos personajes suplicantes se postran a sus pies. Más abajo aparecen dos dragones, simbolizando lo demoniaco, que por su posición parece que son vencidos por el santo.
La lauda está apoyada sobre unos pies esculpidos con figuras de preciosos leones muy expresivos por su esquematismo.
Estatua de la Virgen de Marzo
En cuanto a la Virgen de Marzo es una enorme estatua pétrea de María como Sedes Sapientiae, con el Niño Jesús. Se ha especulado con la posibilidad de que formara parte del tímpano de una puerta del siglo XIII.
El
aljarje mudéjar que cubre las pandas del claustro
Otro punto
de interés del claustro bajo del Monasterio de Santo Domingo
de Silo es el alfarje mudéjar de finales del siglo XIV que
lo techa. Se encontraba completamente policromado, aunque actualmente
hay algunas partes, correspondientes a la galería norte, perdidas
y reconstruidas en el siglo XIX.
A
la habitual decoración pictórica de temática
geométrica y vegetal le acompañan una serie de interesantes
escenas profanas costumbristas de la época bajomedieval: ganadería,
caza, tauromaquia, amén de otras de tipo alegórico.
Beato
de Silos
El Beato del Monasterio
de Santo Domingo de Silos fue copiado por los monjes Domingo y Munio
e iluminado con 106 miniaturas por el prior Pedro entre 1091-1109.
Se conserva en la British Library de Londres.Permanece en él la tradición mozárabe, aunque se considera que existe una yuxtaposición de estilos con el románico, representado en su famosa miniatura del Infierno y el Peso de las Almas de San Miguel.
Tesoro
de Orfebrería del Monasterio de Silos
Desde que Hildburgh
identificó por primera vez a algunas piezas como españolas,
se ha discutido mucho sobre el tema y se tiende a creer en la existencia
de talleres en España sobre todo relacionados con Silos. En
el Museo de la Abadía se conservan, entre otras obras de arte
de gran valor de orfebrería y esmaltes, las siguientes:
Arqueta Relicario
Magnífica Arqueta esmaltada rectangular con cubierta a dos vertientes, coronada por una crestería de motivos calados con arcos de herradura. Incorpora las escenas de la Crucifixión y a Cristo en Majestad en la Mandorla, además de santos o apóstoles bajo arcos de medio punto. Parece ser obra de Limoges.
Otras piezas que el visitante puede admirar "in situ" en el museo del monasterio son: la cruz gemada (siglo XIII), donación del rey Alfonso VIII, hecha en bronce y filigrana, el Báculo Abacial y la Paloma Eucarística.
Magnífica Arqueta esmaltada rectangular con cubierta a dos vertientes, coronada por una crestería de motivos calados con arcos de herradura. Incorpora las escenas de la Crucifixión y a Cristo en Majestad en la Mandorla, además de santos o apóstoles bajo arcos de medio punto. Parece ser obra de Limoges.
Otras piezas que el visitante puede admirar "in situ" en el museo del monasterio son: la cruz gemada (siglo XIII), donación del rey Alfonso VIII, hecha en bronce y filigrana, el Báculo Abacial y la Paloma Eucarística.
Frontal de
la urna de Santo Domingo
Sin duda, el frontal de la urna que rodeaba el sepulcro de Santo Domingo de Silos (actualmente en el Museo de Burgos) es una de las obras cumbres de la orfebrería y esmaltería medieval española.
Sin duda, el frontal de la urna que rodeaba el sepulcro de Santo Domingo de Silos (actualmente en el Museo de Burgos) es una de las obras cumbres de la orfebrería y esmaltería medieval española.
Es obra de 1165-1170
y se trasladó desde el claustro a la iglesia para facilita
su veneración a los peregrinos.
Se representa
a Cristo en Majestad rodeado del símbolo del Tetramorfos y
los doce apóstoles bajo arquerías de medio punto sobre
la cual se ven edificios de la Jerusalén Celestial. En esta
obra trabajaron excelentes esmaltistas y maestros del metal capaces
de labrar las delicadas cabezas de Cristo y los apóstoles,
o los fustes y capiteles de las columnas que lo adornan y tras dibujar
las superficies a esmaltar con trazo seguro.
Procedente de
este monasterio pero custodiada en el Museo de Burgos es la conocida
como Arqueta de Silos, obra árabe del siglo XI (Taller de Cuenca)
con magníficos marfiles pero que contiene placas de bronce
sobredorado con esmaltes románicos de gran hermosura, especialmente
el de la tapa que representa al Cordero entre dos animales que parecen
ser aves o ave y dragón.
Cáliz
mozárabe
Se cree obra del segundo tercio del siglo XI, mandado realizar en vida del propio Santo Domingo y dedicado al anterior patrono del Monasterio (San Sebastián).
Se cree obra del segundo tercio del siglo XI, mandado realizar en vida del propio Santo Domingo y dedicado al anterior patrono del Monasterio (San Sebastián).
Está hecho
en plata dorada, formado por dos medias esferas unidas por una caña
a la que corta un nudo, también esférico. La decoración
está compuesta por columnas que soportan arcos de herradura
formando arquerías aderezadas por diversos motivos ornamentales
que rellenan los espacios. En la base existe la siguiente inscripción:
IN NOMINE DOMINI OB HONOREM SCI SABASTIANI DOMINICO ABBAS FECIT.
Influencia
silense en el románico español
La influencia
de la escultura silense en el románico castellano y aragonés
fue de primera magnitud.
Nos referimos
a las formas de esculpir del llamado "Segundo Taller" del
claustro y que de manera más o menos degenerada encontraremos
en casi toda la provincia de Burgos, Soria, Segovia y parte de Palencia,
además de en otras latitudes como en el románico alavés,
navarro y aragonés.
La correa de
transmisión de la escultura silense normalmente se atribuye
a la desparecida catedral románica de El Burgo de Osma (Soria)
y que, dada su importancia, podía haber sido un foco amplificador
e irradiador hacia el resto de Castilla y hacia tierras aragonesas
y navarras.
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