La cuarta hija de St. Brígida y su esposo Ulf Gudmarsson, nacida en
1331 o 1332; muere el 24 de marzo de 1381. Al tiempo de su muerte St.
Catalina era jefe del convento de Wadstena, fundada por su madre; de ahí
el nombre Catalina Vastanensis, por el cuál es ocasionalmente llamada. A
la edad de siete años fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg
para ser educada y pronto mostro, al igual que su madre, un deseo para
vida de automortification y devoción para cosas esprituales. Al mandato
de su padre, cuándo tiene trece o catorce años, se casa con un noble de
descendencia alemana, Eggart von Kürnen. Ella inmediatamente persuede a
su esposo, quién era un hombre relioso, a unirse con ella en un voto de
castidad. Ambos viven en un estado de virginidad y devotan su vida al
ejercicio de perfection cristiana y caridad active. A pesar del amor
profundo hacía su esposo, Catalina acompaña a su madre a Roma, dónde St.
Brígida fue en 1349. Poco después de llegar a la ciudad, Catalina
recibe noticias de la muerte de su esposo en Suecia. Ella vive
constantemente con su madre, toma una parte activa en la labor
fructífera de St. Brígida e imita fervorosamente la vida ascética de su
madre. Aunque la bella y distinguida viuda está rodeada de admiradores,
ella constantemente rehusa todas las ofertas de matrimonio. En 1372 St.
Catalina y su hermano, Birger, acompañan a su madre a una peregrinación a
la Tierra Santa; después de su regreso a Roma, St. Catalina está con su
madre en la última enfermedad y muerte de ella.
En 1374, obedeciendo los últimos deseos de St. Brígida, Catalina
trajó el cuerpo de su madre a regreso a Suecia, para ser enterrada en
Wadstena, de cuya fundación ella llegó a ser directora (nota del
traductor). Es la casa madre de la Orden Brígitina, también llamada La
Orden del Santo Salvador. Catalina manejó el convento con gran habilidad
e hizó la vida ahí, una en armonía con los principios impuestos por la
fundadora. Al año siguiente fue a Roma a promover la canonización de St
Brígida y para obtener una nueva confirmación papal de la orden. Ella
aseguró otra confirmación, ambas de Gregorio XI (1337) y de Urbano VI
(1379), pero no fue capáz de ganar en ese tiempo la canonización de su
madre, por la confusión causada por la División que retraso el proceso.
Cuándo está división dolorosa apareció ella se mostro, cómo St. Catalina
de Siena, una firme adheriente de la parte del Papa Romano Urbano VI,
en cuyo favor ella testificó delante de una commisión judicial. Catalina
se quedó cinco años en Italia y al regreasr a casa, portaba una carta
de comendación del papa. Poco después de su llegada a Suecia se enfermó y
murió. En 1484 Inocencio VIII dió permiso para su veneración cómo santa
y su día de fiesta es asignado el 22 de marzo en la Martirologia
Romana. Catalina escribió un trabajo devocional titulado “Consolación
del Alma” (Sielinna Troëst), largamente compuesto de citaciones
Escrípturales y antiguos libros religiosos; no hay copia en existencia.
Generalmente ella es representada con un látigo a su lado, el cuál se ha
dicho vinó a su ayuda cuándo jovenes sin castidad buscaban atraparla.
J.P. KIRSCH
Transcrito por Christine J. Murray
Traducido por R. Morales Filiponi
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