El contenido teológico invariable de la celebración litúrgica se expresa en una
forma variable, externa. Las respectivas circunstancias culturales de las
diferentes épocas influyeron en la forma de la misa. Pero también dentro de una
época y de un ámbito cultural, diferentes formas de configuración de la misa y
diferentes grados de solemnidad vinieron y vendrán determinados no sólo por el
trascurso del año del Señor, sino también por el motivo de la celebración de la
misa y, con ello, también por los participantes en la acción litúrgica. La «misa
solemne» de una festividad solemne tiene una forma distinta a una celebración
eucarística en un pequeño círculo la tarde de un día laboral. Verdaderamente, la
unidad del rito no puede volverse a cuestionar por la variedad de sus
posibilidades de conformación.
1. Las diferentes formas de celebración de la misa antes de la Reforma
2. La celebración de la misa con la comunidad
como forma fundamental de la celebración eucarística renovada
3. La concelebración
4. Otras formas de celebración de la misa
5. Intento de valoración
1. Las diferentes formas de celebración de la misa antes de la Reforma
«Con relación al oficio que tiene lugar se
distingue: a) la misa diaria; b) la misas votivas y de almas... Las misas que
divergen de la misa diaria (extra ordinem officii) son o misas votivas o
misas por las almas». Con respecto a la forma ceremonial externa, se distinguió
desde el punto de vista de su justa fijación: «a) la misa baja o sin canto (missa
bassa, sine cantu) que el celebrante lee sin tener en cuenta el canto del
pueblo; b) el oficio (missa cantata), es decir, la misa en que el
sacerdote canta y el coro responde; c) la misa solemne (missa solemnis),
que con la ayuda del diácono y el subdiácono se celebra con incensación del
altar y concesión de la paz; d) el oficio pontifical, es decir, el oficio
solemne de un prelado». Con respecto a la forma de la celebración y la
aplicación de los frutos de la misa se distingue: la misa conventual en
catedrales, colegiatas o iglesias conventuales y las misas parroquiales de la
iglesia parroquial; «las santas misas restantes de las mencionadas iglesias, y
todas las que acontecen en las restantes casas de Dios, se llaman misas
privadas» 95.
Sobre todo la Congregación romana para el rito 96 fundada el 1588
procuraba, también en las diversas ocasiones y configuraciones de la celebración
de la misa, la uniformidad de la liturgia unitaria en su ejecución externa
97. Como forma básica de la misa, se consideró la misa privada
sin canto celebrada por el sacerdote en el altar sin tener en cuenta a la
comunidad asistente, en la cual el monaguillo daba las respuestas. «La misa
solemne se diferencia de la misa sin canto principalmente por el hecho de que en
ella diversas partes son cantadas por el sacerdote y por el coro» 98.
La «misa solemne de los levitas», en el que los sacerdotes «desempeñan»
los papeles del diácono y el subdiácono era una imitación del oficio pontifical.
La distintas formas de la misa fueron determinadas antes de la reforma sobre
todo por los grados de solemnidad exactamente prescritos para las diferentes
ocasiones, pero no por los fieles participantes. En todos los pormenores
minuciosamente prescritos la misa siguió siendo siempre la obra del sacerdote,
que en su forma pura se daba en la misa privada con un monaguillo. Después de la
reforma se tuvo que establecer otros criterios para los diferentes tipos de
celebración de la misa.
2. La celebración de la misa con la comunidad
como forma fundamental de la celebración eucarística renovada
El nuevo misal (IGMR cap. 4) presenta, además de las
distintas formas de la celebración litúrgica, las diferentes posibilidades de
configuración de la liturgia renovada de la misa. Si en el misal de 1570 la misa
privada era la forma fundamental de la celebración eucarística, en el misal
renovado ésta es la última posibilidad mencionada. En la «celebración de la misa
sin comunidad» un servidor del altar asume el papel de ésta pronunciando los
textos que normal-mente le corresponden a ella; «sólo por motivos importantes
una misa puede
-
G. Kieffer, Rubrizistik oder Ritus des katholischen Gottesdienstes nach den Regeln der heiligen römischen Kirche, Paderborn 19358, 94.
-
Cfr. Th. Klauser, Kleine Abenländische Liturgiegeschichte. Bericht und Besinnung. Bonn 1965, 120. 130-135, Die Ritenkongregation und ihre Arbeitsweise.
-
Así, p. ej., se admiten dos monaguillos en una misa conventual sin canto, y pueden encenderse más de dos velas, cfr. Kieffer, Rubrizistik, 97. El incienso está prescrito en la misa solemne levítica, ibid., 223.
-
/bid.. 191.
celebrarse sin
servidor del altar» 99. Como forma básica (forma typica)
según IGMR 78 se considera la celebración con la comunidad (missa
cum populo).
A pesar de toda la apreciación de lo conseguido: ¿no se esconde de hecho detrás
de la formulación «cum populo» todavía un resto de aquella antigua concepción de
la liturgia como obra del celebrante? ¿No sería mejor referirse a la celebración
de la misa de la
comunidad dentro de su articulación jerárquica y de la diversidad
de sus distintos servicios funciones litúrgicos? De este modo, se estaría
diciendo que los portadores del ministerio conferido por la ordenación no están
por encima de la comunidad, sino que, sujetos como están a ella, se aperciben de
su servicio. La expresión «celebración de la
comunidad» podría mostrar claramente que
la Iglesia local (aquí la comunidad parroquial como subestructura de la Iglesia
local diocesana) se hace realidad visible en la celebración de la eucaristía
mediante el pueblo santo de Dios 100. De ahí que sea consecuente que
de todas las posibilidades de configuración celebrativa y participación de la
comunidad en primer lugar esté la misa, «que el obispo, rodeado por sacerdotes
de la Iglesia local y otros coparticipantes, dirige, y en la que el pueblo santo
de Dios participa plena y activamente. Pues aquí se hace visible la Iglesia de
una forma especial». (IGMR 74) 101.
Acerca del grado de solemnidad de la misa con la
comunidad el misal no da ninguna prescripción; a ser posible, ha de celebrarse
con canto y con la participación de numerosos colaboradores, pero también puede
celebrarse sin canto y con sólo un fiel que desempeñe un servicio especial (IGMR
77). El deseo del canto en la misa hace referencia a la antigua tradición de la
missa cantata, que, según Jungmann es «la continuación ininterrumpida de la misa
de los presbíteros, de la antigüedad cristiana». «Ciertamente la ha sobrecogido
el anhelo de dar cabida a cuantos más elementos del servicio divino episcopal
sea posible» 102. Así, en la Baja Edad Media se desarrolló, como
imitación de la misa episcopal, con la colaboración de («falsos», es decir,
sacerdotes en el papel de) diácono y el subdiácono, la «misa solemne de los
levitas», la missa solemnis. Hoy día, después de la abolición del
subdiaconato, después de la recuperación de la concelebración así como del
diaconato como grado independiente dentro del sacramento del orden y en atención
a la verdad del ministro, esa misa ya no es posible. Sin embargo, la misa con
uno o varios diáconos así como los distintos servicios litúrgicos de los laicos
no están en nada por debajo de la solemnidad exigida.
-
Cfr. IGMR, 209-211.
-
Cfr. SC 41 y 42. Cfr. Meyer, Eucharistie 372.
-
Con similar contenido IGMR 157; detrás de ambas declaraciones de la Institutio Generalis está SC art. 41.
-
Jungmann, MS 1, 277.
La conformación de
la celebración de la misa está determinada, en primera línea, por el transcurso
del año del Señor con sus festividades mayores, fiestas, día conmemorativos
prescriptivos y no prescriptivos. Además, está orientada según la situación de
los participantes, por lo que el actual misal admite una libertad
incomparablemente mayor de lo que era posible antes de la reforma. En cualquier
misa pueden colaborar todos los grados del orden (concelebración de varios
sacerdotes, servicio del diácono) y titulares de una función laica (lector,
cantor, monaguillo) sin que el número de los colaboradores o el tipo de su
servicio esté reglado.
3. La concelebración
La concelebración
se remonta a la exigencia de SC 58. Aquí se distingue entre la concelebración
«sacramental, es decir, sacrificial» y «ceremonial», de-pendiendo de sí los
concelebrantes pronunciaban conjuntamente o no las pa-labras de la consagración.
Una concelebración «ceremonial» en la que el celebrante principal (episcopal)
pronunciaba el canon y los demás sacerdotes eran miembros activos en la liturgia
ya era una práctica habitual en la Iglesia antigua. Los griegos bizantinos la
han conservado hasta hoy en día mientras que los eslavos y los bizantinos
unionistas bajo influencia occidental se pasaron a la costumbre de que todos los
concelebrantes pronunciaran conjuntamente las palabras de la consagración.
En occidente desapareció la concelebración con el surgimiento de la misa
privada. Cada sacerdote quena ejercer su «autoridad de consagración» y aplicar
los frutos de la misa; el entrelazamiento de la única celebración eucarística en
la totalidad de la comunidad y de los clérigos que en ella ejercían su
ministerio había desaparecido. Allí donde la concelebración se daba todavía como
relicto, era una celebración paralela, una «concelebración», como desde la Edad
Media tardía en el rito de la ordenación de obispos y sacerdotes. A partir del
ofertorio, todos los concelebrates pronunciaban todas las oraciones en común. La
diferenciación entre concelebración «ceremonial» y «sacramental» sólo es
comprensible sobre la base de la teología escolástica de los sacramentos y la
eucaristía; ésta fue también responsable de que la concelebración en occidente
desapareciera, exceptuada la liturgia de la ordenación. Además, un Decreto del
santo Oficio de 1957 condenó la distinción entre concelebración «sacramental» y
«ceremonial» en general: «Una "concelebración" válida sólo existe allí donde el
sacerdote concelebrante pronuncia también de hecho las palabras de
concelebración porque, conforme a la fundación de Cristo justamente sólo celebra
"válidamente" quien pronuncia las palabras de la consagración» 103.
Así ha persistido hasta hoy.
Entre las ventajas del ordenamiento actual de la concelebración están la
enfatización de la unidad del sacrificio de Cristo y la representación de la
unidad del sacerdocio (SC 57, 1). Como peligro se menciona una nueva
clericalización de la misa; como deseo, una mayor variedad de las formas de
concelebración 104, lo que significa volver a debatir acerca de la
diferenciación entre concelebración «sacramental» y «ceremonial» desde puntos de
vista nuevos, es decir, no de impronta escolástica
105,
4. Otras formas de celebración de la misa
La misa conventual y comunitaria es el servicio
divino eucarístico de una comunidad religiosa. Las comunidades religiosas se
reúnen a diario en una celebración común de la misa («misa conventual» en los
monasterios, «misa de comunidad» en seminarios e internados), en la cual los
sacerdotes concelebran y todos sus miembros deben estar presentes. Esta misa se
corresponde en su forma de celebración a la comunidad y los diversos
ministerios; es la digna sucesora de las celebraciones individuales de los
muchos sacerdotes, habituales anteriormente también en seminarios y colegios
106. Según von Severus los monasterios tienen hoy día la misión de
«incluir a los visitantes de las iglesias de los monasterios en los servicios
divinos de una comunidad religiosa, de manera que les sea posible la
participación activa y consciente» 107. Por otra parte la reforma
litúrgica «por contraposición a SC 4, en virtud de la realidad de los hechos,
pero también a causa de la incomprensión de las autoridades eclesiásticas
centrales, ha obrado en la práctica con actitud unificadora, de modo que en el
ámbito de la Iglesia occidental apenas hay ya liturgias eucarísticas específicas
propias de las órdenes». Éstas surgieron cuando las comunidades religiosas
persistieron en la anterior costumbre de la Iglesia local en la que surgieron,
en el momento en que esa Iglesia modificó su liturgia; con la extensión de la
orden a otras Iglesias locales se exportó el rito ahora propio. Los cluniacenses
en
-
DH 3928. Cfr. K. Rahner / A.A. Häußling, Die vielen Messen und das eine Opfer. Eine Untersuchung über die rechte Norm derMeJJhäufigkeit. Friburgo-Basilea-Viena 1966 (QD 31), 122-127.
-
Cfr. Meyer, Eucharistie 485-497; respecto ala forma actual de la concelebración ibid., 371ss.
-
Así, ya Rahner/Häußling en el año 1966, o.c., 127: «La forma normal e ideal de la celebración de la misa con participación de varios sacerdotes habrá de buscarse antes en la asistencia (configurada ritualmente de forma análoga)».
-
Cfr. Meyer, Eucharistie 372; E. von Severus, Die Eucharistiefeier in den geistlichen Gemeinschaften, en B. Kleinheyer, E. von Severus, R. Kaczynski (Dirs.), Sakramentliche Feiern II, GdK 8. Regensbrug 1984, 172-174.
-
E. von Severus, Die Eucharistiefeier in den geistlichen Gemeinschaften, GdK 8, 172-175. 173.
el siglo X, los
cistercienses (siglo XII), en Alemania los benedictinos de la Congregación
Bursfeldense (siglo XV), pero sobre todo los cartujos y los dominicos
desarrollaron ritos especiales 108.
El significado central de la eucaristía se expresa también por el hecho de que
otras celebraciones litúrgicas pueden unirse a la misa («misas rituales»): «La
celebración de los sacramentos, diferentes bendiciones y procesiones así como el
oficio divino se unen, consecuentemente, en diferentes ocasiones a la
celebración de la misa. Estas substituyen, en su caso, la correspondiente parte
de la misa (introducción, liturgia de la palabra, final), es decir, se
intercalan o se añaden a ella» 109. La parte sacramental
va a continuación de la liturgia de la palabra (p. ej. administración de las
ordenaciones, matrimonio, unción de enfermos, bendición de abades, diversas
bendiciones); la despedida ligada a las exequias, al final de la misa. La unión
de cada una de las horas del oficio divino con la misa (himno y salmodia
sustituyen a la liturgia de la palabra, el Benedictus o el Magnificat
tiene lugar después de la comunión) es, para Meyer, problemática.
La misa en casas particulares dentro de un círculo reducido constituía, según
Jungmann, una práctica viva en la antigüedad y fue «la precursora de una
eucaristía celebrada en época posterior también en círculos privados» 110.
Esta tradición ha revivido de nuevo en la liturgia renovada. A la
celebración de la misa en grupos reducidos se refiere la instrucción romana
Actio pastorales de 1969111", que las Conferencias Episcopales
han adaptado y en parte ampliado conforme a las necesidades pastorales de sus
regiones. En principio, para la configuración de la celebración tiene validez la
celebración de la misa con la comunidad, pero son posibles las adaptaciones a
las circunstancias específicas de los grupos reducidos, a ser posible con
referencia al lugar, tiempo, la vestidura litúrgica, los instrumentos y el
trascurso del rito (libre elección de las lecturas, oraciones y cantos, cfr. a
este respecto IGMR 313).
En las misas con grupos específicos lo central son esas adaptaciones. La
adaptación de la misa a la celebración con niños, para la que la Congregación
para el servicio divino en el año 1974 presentó tres cánones, se remonta al
Directorio Romano para las misas con niños Pueros baptizatos de 1973112.
Las adaptaciones apuntan a una inclusión en la celebración activa, correlativa a
la capacidad de comprensión de los niños. Estos han de asumir cuantos más
servicios sean posibles. Las oraciones del oficio pueden escogerse y adaptarse
-
Cfr. ibid., 175.
-
Meyer, Eucharistie 372.
-
Cfr. Jungmann MS 1, 279-283.
-
Kaczynski nn. 1843-1857.
-
Kaczynski nn. 3115-3169.
conforme a los
niños respetando el tiempo litúrgico. La lectura de la Escritura puede limitarse
al Evangelio; en la liturgia eucarística pueden omitirse, así como en la
introducción, diversos elementos del servicio divino con la comunidad. Invocando
el testimonio de SC 34 (adaptación de la liturgia a la capacidad de comprensión
de los fieles) el Directorio para las misas con niños indica que para las
celebraciones de la misa con disminuidos (disminuidos psíquicos, sordos) son
necesarias otras adaptaciones 113.
En una celebración de la misa sin comunidad se trata de una celebración con, al
menos, un servidor del altar o un fiel; sin éstos, la celebración de un
sacerdote solo únicamente puede tener lugar por un «motivo justo y razonable»
114. Ya en su encíclica Mysterium fidei del 3.9.1965 Pablo VI
dispuso que una misa tal ha de tener lugar iusta de causa 115.
«Con esta disposición, la misa privada ya no se explica como justificada por sí
misma; como forma divergente de la con-figuración ideal de la misa que es, tiene
que aducir además un motivo propio que justifique precisamente ese tipo de
celebración; o dicho de otro modo: donde existe en concreto la plena posibilidad
de celebrar la misa en comunidad conforme a su esencia, no hay ninguna iusta
causa para la celebración privada» 116. Según la
descripción de la misa 117 celebrada totalmente junto al altar, el
servidor del altar representa a la comunidad, cuyas respuestas y aclamaciones se
encarga de pronunciar 118. La celebración de la misa sin
comunidad concierne primordialmente a los sacerdotes enfermos e impedidos, pero
es «conforme objeto, un caso limitado y excepcional» 119.
En las misas votivas y en las celebraciones en
ocasiones especiales un particular interés de los fieles ocupa el primer plano.
La denominación de «misa votiva» deriva de «votum, voto, deseo, promesa»:
la celebración de una misa se orienta no a una festividad del año del Señor,
sino que tiene en consideración un deseo o motivo de los fieles individuales
120. La misa votiva no es, en con-secuencia, una
celebración de toda la comunidad, y en la antigüedad la mayo-
-
Cfr. B. Fischer, Meßfeiern mit Kindern, en Th. Maas-Ewerd/K. Richter (Dirs.), Gemeinde im Herrenmahl 97-106.
-
Así, c. 906 CIC/1983, en términos similares IGMR 211.
-
Kaczynski n. 432.
-
Rahner/Häußling, 121.
-
Richter, Meßfeier ohne Gemeinde 141, califica la descripción de la InstGen 213-231 como «casi carente de afecto», lo que ha de «entenderse plenamente partiendo de la concepción total de la nueva ordenación».
-
Respecto a la configuración de la celebración de esta misa cfr. IGMR 213-231.
-
Meyer, Eucharistie 375.
-
En este sentido, también las misas rituales como el oficio del matrimonio, las exequias y otras son en sentido estricto «misas votivas»; sin embargo, hay que distinguirlas de los votos realmente particulares a causa de una relación todavía existente del motivo de la celebración con toda la comunidad (se casan dos de la comunidad, ha fallecido uno de la comunidad).
ría de las veces
tampoco se celebraba en la iglesia, sino en casas u oratorios privados 121.
Ya tempranamente la celebración de las misas de difuntos y las de sus días
conmemorativos tuvo una gran significación entre las misas votivas. Pero también
otros intereses de los fieles determinaron la forma de la celebración de la misa
votiva; a las circunstancias privadas privaten (p. ej. enfermedad, viaje,
ausencia de hijos o cumpleaños) se contraponen las circunstancias públicas
(pestes, paz amenazada, rigores del clima entre otras) ya en el Decreto
Gelasiano más antiguo. La época carolingia trajo consigo un florecimiento de las
misas votivas, con lo que el aumento de las celebraciones de la misa marchó
conjuntamente con la evolución de la misa privada. Finalmente, sólo la ofrenda
del sacrificio de la misa y la aplicación de los frutos de la misa en favor de
los «vota» del oferente del estipendio tenían interés, apenas podía hablarse ya
de una participación en la celebración de quienes «encargaban» la misa votiva
122. En el misal renovado ha cambiado el significado del concepto
«misa votiva»; abarca una serie de «quince formularios de la misa para la
celebración de los misterios de la fe (p. ej. la Trinidad), de diferentes
misterios de Cristo (p. ej. el nombre de Jesús, la sangre y el corazón de
Jesús), de los ángeles, de la madre de Dios y de otros santos»
123.
Las celebraciones de la misa o oraciones
pro variis necessitatibus han sido
reconfiguradas en el misal renovado y se orientan en la sucesión válida para
plegaria de los fieles: Iglesia, Estado y sociedad, solicitudes públicas y
solicitudes especiales. «En esta sección se reflejan de la forma más clara las
trasformaciones históricas tanto del tiempo como de la religión, que desde el
siglo XVI se han producido» 124. Entre estas misas se
cuentan también las «misas votivas» aparecidas en el contexto de la renovación
postconciliar, que nunca han sido liturgia oficial de la Iglesia. No raramente
corrieron el peligro de abusar de la liturgia con intención pedagógica porque
estaban centradas en un tema determinado sobre el que se trataba de despertar en
los participantes la conciencia sobre el problema y motivarlos para sus
correspondientes acciones. Según Häußling se da una analogía, apenas percibida,
entre la impronta de apariencia moderna de la celebración eucarística por medio
de un «motivo efectivo» y la devoción de la misa en la neoescolástica concebida
como si obrase partiendo de sí misma 125.
-
Respecto a la misa celebrada en casa en la antigüedad, cfr. Jungmann MS I, 279-282.
-
Cfr. ibid., 285-290.
-
Meyer, Eucharistie 380.
-
/bid.. 379ss.
-
Cfr. A.A. Häußling, Meßhäufigkeit und «Motivmessen», en Th. Maas-Ewerd/K. Richter (Dirs.), Gemeinde ini Herrenmahl 143-149, especialmente 147.
5. Intento de valoración
Después de la
eclesiología determinada eucarísticamente y de la teología de la liturgia del
concilio Vaticano II que de ella se deriva, la celebración de la misa de las
comunidades locales congregadas se considera consecuentemente como la forma
básica de la celebración eucarística. Ella es la congregación plena del pueblo
santo de Dios en un lugar y representa en su celebración a la Iglesia. Todas las
demás formas de la misa no puede entrar en competencia con ella, sino que tienen
que conducir a la forma plena y suprema de la única celebración eucarística de
la comunidad. En todos los servicios divinos con grupos reducidos y otros
servicios especiales la unión con la Iglesia local y universal ha de ser
perceptible. El «tema» de una celebración eucarística no es nunca otro sino la
redención del hombre y del mundo. La «configuración» de una celebración de la
misa según un «motivo» prefijado puede correr el peligro de hacer olvidar este
tema único fundamental relegándolo detrás de otras solicitudes por muy justas
que sean, y utilizar a la liturgia de la Iglesia para motivar a ciertas
actitudes y acciones 126.
126. Cfr. M.
Kunzler, Themen-und zielgruppenorientierte Gottesdienste? Eine Anfrage
aus der Sicht des christlichen Ostens, en TThZ 96 (1987), 227-235; R.
Schwarzenberger, Zwecksonntage – Zweckenterendung der Feier der
Heilsgeheimnisse? en BiLi 52 (1979), 198-203.
BIBLIOGRAFÍA
A.A. Häußling,
Meßhäufigkeit und «Motivmessen», en Th. Maas-Ewerd/K. Richter
(Dirs.), Gemeinde im Herrenmahl, 143-149.
J. Hermans, Mit Kindern Eucharistie feiern.
Nach dem «Direktorium für Kindermessen»,
en IKaZ 14 (1985), 124-131.
Th. Maas-Ewerd, Meßfeier mit
mehreren Priestern. Zur Praxis der Konzelebration, en Th. Maas-Ewerd/K.
Richter (Dirs.), Gemeinde im Herrenmahl, 126-135.
F. Nikolasch, Die Feier der Messe im
kleinen Kreis. Arbeitspapier für die Liturgische Kommission Österreichs, en
LJ 20 (1970),
40-52.
H. Rahner/A.A. Häußling, Die
vielen Messen und das eine Opfer (QD 31). Eine Untersuchung über die
rechte Norm der Meßhäufigkeit, Friburgo-Basilea-Viena 1966, 122-127.
K. Richter, Meßfeier ohne Gemeinde?
En: Th. Maas-Ewerd/K. Richter (Dirs.),
Gemeinde im. Herrenmahl, 136-142.
P. Tirot, La concélébration et la tradition de
l'église, en EL 101 (1987),
182-214.
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