Aceptar lo que Dios nos mande con
alegría. “Hágase, Señor, tu voluntad, en los cielos, en la tierra, en mi hogar,
en mi vida,” Mt. 5:10, 26:39.
Es
el secreto del gozo y de la paz y del amor. Gracias, Señor, cuando me mandas el
sol, y la lluvia, y las tormentas... gracias por el éxito y el fracaso, por la
salud y la enfermedad, por la vida y la muerte... Gracias, con gozo, “por” todo
y “en” todo (Ef. 5:20), I Tes. 5:16-18). Porque todo en mi vida me lo manda el
Señor con mucho cariño para llevarme al cielo, porque me ama con amor eterno. No
se mueve una hoja del árbol sin su permiso... y en cuanto a mí, se preocupa
tanto, que hasta los cabellos de mi cabeza tiene contados (Mt. 10:29-30).
Así
seremos como Jesús, que toda su única ilusión era “hacer la voluntad del Padre”
Jn. 6:36, 14:10, 17:4, 4:34, 5:30, Lc. 22:42.
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