La alegría de la fe
se manifestaba en la liturgia recitando cánticos a Dios (Mt 26,30; Mc 14,26).
San Pablo recomienda a los cristianos que reciten salmos, himnos y cánticos
inspirados, que canten al Señor (Ef 5,19). En el cielo se canta un cántico nuevo
en honor del Cordero (Ap 5,9). En el N. T. hay tres cánticos o himnos famosos:
el Magnificat (Lc 1,46-56), el Benedictus (Lc 1,68-79) y el
Nunc dimittis (Lc 2, 29-32). Los evangelios nos hablan del canto del gallo,
que se sitúa pasada la medianoche y antes de la madrugada (Mt 26,34.74; Mc
13,35; 14,30.68.72; Lc 22, 34.60; Jn 13,38; 18,27). ->magnificat;
benedictus; nunc dimitis.
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