SUMARIO:
Introducción. — 1. Origen de las comunidades eclesiales de origen diocesano' -2.
Definición descriptiva. — 3. Estilo de vida comunitario.— 4. Espiritualidad de
las comunidades eclesiales de origen diocesano. — 5. Algunas pistas sobre la
organización comunitaria. — 6. Estilo de reuniones.— 7 Consideraciones finales.
— Conclusión.
Introducción
A partir de finales
de los años 60 y comienzos de los 70, fueron surgiendo en diversas Iglesias
Particulares de España pequeñas comunidades cristianas (Madrid, Barcelona, País
Vasco, Diócesis de Andalucía, de Galicia, del Duero, Murcia, Badajoz...). Su
procedencia es muy variada; unas son de origen religioso (ADSIS, Fe y Justicia,
ITAKA, La Salle, CVX.); otras son de origen laical (Comunidades neocatecumenales,
Seminario del Pueblo de Dios...) y otras nacen en las parroquias a partir de un
proceso catequético diocesano, por lo que son denominadas comunidades
eclesiales de origen diocesano. De éstas hablamos en este artículo.
En un primer
momento, proliferaron mucho estas comunidades eclesiales de matriz parroquial,
pero sin ninguna conexión entre sí y eran designadas como "comunidades sin
apellido", es decir, sin "denominación de origen"; a lo sumo añadían el
nombre de la persona o del barrio, en que vivían. No tenían una inspiración
eclesial específica, como otras que lo recibían de su fundador individual o
grupal. Ninguna de estas comunidades era tenida como prototipo de las demás, por
falta de "líderes" comunes. Así pues estas comunidades de origen parroquial eran
un centón de grupos cristianos con proyectos comunitarios muy diversos.
A partir de la
década de los 80, y alentados por el Departamento de Adultos del Secretariado
Nacional de Catequesis, varias Diócesis optaron por elaborar y difundir su
propio Proceso de Catequesis de Adultos de inspiración catecumenal: SN de
Catequesis, Iniciación al Catecumenado de Adultos y Proyecto
Catecumenal 1-II, EDICE, Madrid 1979-1983. Cataluña y Baleares, S.I.C.
Departament d'adults: Itinerari de la Fe, SIC, Barcelona 1981.
Secretariados Diocesanos de Catequesis de Pamplona y Tudela, Bilbao, San
Sebastián y Vitoria, Cristianos adultos. Un proceso catequético de estilo
catecumenal, S.D. de Catequesis, Bilbao 1982-1987. Secretariado Diocesano de
Catequesis, Huelva, Itinerario catecumenal para adultos. Camino de
Emaús. Ed. Paulinas, Madrid 1980-95. Secretariado Diocesano de Catequesis de
Murcia, Hacia la Comunidad. Catecumenado de Adultos I-III. Murcia 1981.
Secretariado Diocesano de Catequesis de Tenerife, Catequesis de Adultos de
inspiración catecumenal. Itinerario. S.D.C. Tenerife 1987. Secretariado
Diocesano de Catequesis de Madrid, Etapas de un caminan Ed. Paulinas,
Madrid 1981. Secretariado Diocesano de Catequesis de Palencia, Plan
catecumenal de Adultos, 1991-1993. Secretariado Diocesano de Mérida-Badajoz,
Catequesis de Adultos: "Venid y lo veréis", PPC, Madrid 1998.
Estos Procesos
Catequéticos de Adultos, inspirados en el Ritual de la Iniciación Cristiana
de Adultos (1972-1976) y en Catequesis de Adultos (1990) de la
Comisión E. de E. y Catequesis, con sus Guías para el catequista y sus
Libros para los participantes, promovieron en muchas Diócesis abundantes
grupos de catequesis de adultos. En esta situación, los grupos catequéticos de
la misma Diócesis tuvieron ya una orientación catequética común y, desde el
principio, todos los grupos participaron de una misma coordinación diocesana.
¿Qué horizonte de salida pastoral se podría ofrecer a estos grupos de adultos,
una vez terminada su catequesis?
1. Origen de las
"Comunidades Eclesiales de origen diocesano"
Nacen como
"salida", "terminación", "derivación" coherente y airosa de las catequesis de
adultos de talante catecumenal, realizadas en las comunidades parroquiales,
después de haber seguido el Proceso diocesano de Catequesis de Adultos propio o
asumido de otra Diócesis.
Estas comunidades
acogen a los recién catequizados, para continuar formándoles en la fe, y
alentarles a vivir con la mayor plenitud posible, aquello en lo que han sido
iniciados.
Estas comunidades
son, por tanto, un proyecto comunitario estable, que da continuidad a lo
asimilado en el proceso catequético y supone el comienzo de otro estilo de vida:
comunitario, maduro, corresponsable y comprometido, tanto dentro de la "gran
comunidad parroquial", como en el campo de las tareas temporales.
2. Definición
descriptiva
Las comunidades
eclesiales de origen diocesano son "grupos humanos, fraternos, estables, de
cristianos y cristianas preferentemente laicos, adultos en la fe y responsables
tanto en sus comunidades parroquiales, como en el mismo movimiento comunitario.
En su mayoría, estas comunidades tienen los rasgos de las comunidades
"eclesiales" de base.
Analizamos
brevemente sus componentes:
a) Grupos humanos:
es decir, que se han cohesionado mediante un proceso de formación,
crecimiento y maduración; están integrados por un número de miembros que
facilite el enriquecimiento y evite el empobrecimiento (en torno a 15 miembros);
y se relacionan con esa mezcla integradora de escucha-reflexión, celebración y
compromiso.
b) Grupos
fraternos: que, de la madurez humana de
la amistad, han pasado a la madurez cristiana del amor fraterno, vivido desde
motivaciones evangélicas en el Espíritu de Jesús.
c) Grupos estables:
a causa de la opción —libre de los
propios miembros— por un modo concreto de vivir la fe, para lo que les ayuda la
continuidad, la intimidad y la interrelación grupal. Estables, también, por la
ayuda del Espíritu de Jesús, por la maduración humana y la amistad y por la
generosa respuesta -en medio de las debilidades- a las invitaciones constantes
del Señor Jesús.
d) De cristianos y
cristianas preferentemente laicos: es decir, que, incorporados a Cristo y
a la Iglesia mediante el bautismo por la Confirmación y la Eucaristía -y
normalmente por el matrimonio cristiano- se comprometen en el seguimiento de
Cristo, viviéndolo especialmente en los espacios que llamamos "mundo" y "siglo"
o, también, realidades "profanas" "terrenas" "temporales".
e) De miembros
adultos en la fe: esto es, maduros en cuanto a edad (toma de estado, trabajo
más o menos estable...), maduros, sobre todo, en la fe, que deberá crecer aún en
el resto de la vida con el aliento del Espíritu y desde el apoyo comunitario.
f) De miembros
responsables en sus comunidades parroquiales y en el movimiento comunitario
que, por ello mismo, cuidan el formarse permanentemente para estas tareas, así
como para la comprensión más honda del mensaje cristiano e, igualmente, para
estar al día de sus compromisos y campos de acción.
g) Comunidades con
los rasgos de las comunidades "eclesiales" de base, esto es, que
tienen -la mayoría de ellas-las características que Pablo VI señala a estas
comunidades en EN, n° 58.
3. Estilo de vida
comunitario
Las comunidades
eclesiales de origen diocesano integran todos los medios formativos empleados en
el proceso "catecumenal", que les ayudaron a profundizar en la identidad
cristiana. De todos ellos:
Asumen: la
asistencia semanal o quincenal a la comunidad, la oración personal habitual y
comunitaria, el apoyo fraterno para la
fidelidad en el seguimiento del Señor y para el desarrollo de los carismas para
la misión, la comunicación cristiana de bienes hacia dentro y hacia fuera, la
corrección fraterna interpersonal y comunitaria, el compromiso de comunión con
la "gran comunidad parroquial", la apertura a otros grupos cristianos y a la
Iglesia Diocesana y Universal.
Potencian y
enriquecen: el Proyecto Personal de Vida Cristiana (PPVC), fruto del
Espíritu de Jesús y la colaboración en el Proyecto de Dios, la fraternidad
solidaria del Reino; asimismo potencian y enriquecen la Revisión de Vida (RV)
con la Lectura Cristiana de la Realidad (LCR) (Ver, Juzgar, Actuar, Evaluar y
Celebrar), para realizar el compromiso público, bien llevando a cabo acciones
transformadoras y evangelizadoras en el entorno social, bien participando en
acciones intraeclesiales.
4. Espiritualidad
de las comunidades eclesiales de origen diocesano
La vida vivida
según Jesús a impulsos del Espíritu, los laicos la encarnan implicados en las
ocupaciones y trabajos del mundo y en las condiciones ordinarias de la vida
familiar y social.
Las actitudes
evangélicas que promueven esta espiritualidad laical son las que afectan a las
relaciones del cristiano laico con Dios, con los demás, con uno mismo y con la
comunidad propia.
a) En
relación con Dios, las comunidades impulsan:
-
a alimentar la fe en Dios como Padre, el amor a Cristo y la fidelidad al Espíritu,
-
a mantener y desarrollar, para ello, estas relaciones con momentos diarios o frecuentes de "encuentro" personal con "los Tres" y a cultivar la oración comunitaria (celebrando la Eucaristía y la Reconciliación, renovando el Bautismo y la Confirmación, y celebrando la Palabra);
-
a tener una relación filial y cercana con María, como creyente, discípula y preocupada -como Madre de la Iglesia-de las necesidades de los hermanos de su Hijo, que bregamos con esfuerzos y problemas por mejorar este mundo según los valores del Evangelio;
-
a incorporarse y a animar las celebraciones parroquiales del Año Litúrgico y las jornadas de solidaridad.
b) En relación con
las personas y la sociedad, las
comunidades alientan:
-
a confiar en toda persona (pobres, jóvenes, alejados, consumistas, insolidanos, posmodernos...), y a recuperar la esperanza teologal en un futuro mejor;
-
a potenciar la solidaridad fraterna hacia los miembros de la propia comunidad, y a aceptar y amar a las personas en su situación como son y donde están (inculturación);
-
a mirar contemplativamente la realidad social y detectar en ella las sombras de la condición humana y las luces del trabajo del Espíritu en nosotros, mirada que se ejercita en LCR;
-
a comprometerse en acciones que transformen, en alguna medida, a las personas y las estructuras de la sociedad, colaborando, si fuera necesario, con otras.
c) En relación con
uno mismo y la comunidad cristiana, las comunidades impulsan:
-
a vivir el ocio como fiesta y juego, como donación y gratuidad, como corresponde a gentes salvadas y salvadoras;
-
a llevar una vida sobria, ajena a toda ostentación, para compartir con personas de fuera de la comunidad, y a potenciar el amor y la solidaridad hacia los hermanos de la propia comunidad eclesial,
-
a alimentar una especie de "devoción" a la pequeña comunidad eclesial, a la gran comunidad parroquial y aún a las personas que simpaticen con ellas, como expresiones que son, todas ellas -comunidades y personas colaboradoras- del misterio de esa Iglesia, signo del Reino de Dios e instrumento al servicio de ese Reino.
d)
Espiritualidad laical.
Las comunidades
fomentan esta espiritualidad cristiana de sus miembros laicos para ser vivida en
medio de las realidades llamadas "profanas" "mundanas" "terrenas" "temporales"
-como el trabajo, la familia, el compromiso social, etc.-según los criterios y
valores del mensaje de Jesús y bajo la luz y el impulso de su Espíritu.
5. Algunas pistas
sobre la organización comunitaria
El único Señor,
Maestro, Jefe y Salvador es Jesús Resucitado.
El
Equipo Responsable
está formado por: 1) Un/a Responsable (y un/a
Vicerresponsable) que sirva a la unidad de todos; 2) El Responsable de la
Oración comunitaria y de la Liturgia; 3) El Responsable de economía y
comunicación cristiana de bienes.
Tareas del Equipo
Responsable son: Preparar la Programación del curso (tiempos, lugares, medios,
temas de formación, RV y LCR, revisiones de PPVC, celebraciones, evaluaciones,
etc.) y el Proyecto Comunitario, (sus objetivos globales y los medios), los
cuales la comunidad en pleno corregirá y aprobará. También es tarea suya
preparar la Evaluación final.
Equipos eventuales
ayudarán al Equipo Responsable preparando materiales y medios para llevar a cabo
por ejemplo, las RV, la lectura de la Carta Pastoral Cuaresmal, otros momentos
de formación, algún acontecimiento especial...
La evolución
anual, para que la vida de la comunidad sea lo más enriquecedora para cada
miembro y para la evangelización, se hará: sobre aspectos de funcionamiento
interno y sobre aspectos del
laico cristiano
adulto en la fe: satisfacción personal, oración individual, lectura de la
Palabra y experiencia de fe, mirada contemplativa a la realidad social, talante
participativo, compromiso transformador, espíritu evangelizador misionero, forma
de compartir, etc
6. Estilo de
reuniones
Hay que huir de
la sistematización temática rigurosa. Ha de prevalecer la atención a la vida de
la sociedad y de la Iglesia. De ahí que la programación trimestral armonizará:
Reuniones para la RV con la LCR, para catequesis ocasionales, para la oración
comunitaria intensiva en retiros, convivencias, etc., Reuniones para revisar los
servicios en la comunidad y los compromisos en la sociedad; para revisar el PPCV
y el Proyecto Comunitario. Reuniones para las celebraciones sacramentales, para
la convivencia fraterna, para evaluar la marcha anual de la comunidad...
7. Consideraciones
finales
En estas
comunidades eclesiales de origen diocesano, la convivencia y la interacción
entre personas de diversas clases sociales resulta positiva. Puede haber
dispersión a la hora de la evaluación de los compromisos públicos, si éstos son
plurales. Pero también eso es expresión de la abundancia de carismas del
Espíritu y del servicio múltiple que la Iglesia ofrece a los creyentes, a los
"alejados" y a los increyentes.
Los responsables de
estas comunidades, así como los Equipos Diocesanos de Catequesis de Adultos, se
esforzarán para superar la tendencia real de estas comunidades a comprometerse
más en los ámbitos eclesiales y no tanto a hacerse presentes en la
transformación del mundo.
Conclusión
Conviene recordar
que estas comunidades eclesiales de origen diocesano no son más que una de las
formas en que cristalizan las comunidades "eclesiales" de base. Su especificidad
está en que su procedencia viene de organismos diocesanos.
BIBL. — PABLO VI,
Evangelii Nuntiandi, Exhortación Apostólica, Roma 1975; COMISIÓN
EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Catequesis de Adultos, EDICE, Madrid
1990; SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS DE MADRID, Comunidades plurales en
la Iglesia, Ed. Paulinas, Madrid 1981; COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL,
Servicio a las Pequeñas Comunidades Cristianas. EDICE, Madrid 1982; C.
GARCÍA S. j., Comunidades de Vida Cristiana (CVX) Espiritualidad
cristiana para laicos, Sal Terrae, Santander 1986; COMUNIDADES CRISTIANAS.
Rasgos de su identidad eclesiaL
Consejo de Comunidades de la Iglesia en Bizkaia.
Delegación Diocesana de Apostolado Seglar. Bilbao,
1995 págs. 69-79; SECRETARIADOS DE CATEQUESIS DE PAMPLONA Y TUDELA,
BILBAO, SAN SEBASTIÁN Y VITORIA LOS
Pequeñas Comunidades eclesiales de origen diocesano. Cómo son y cómo viven.
Comisión Gestora Diocesana de
Comunidades Eclesiales de origen diocesano, Diócesis de Bilbao, Bilbao 1996.
Vicente
M.' Pedrosa Arés
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