miércoles, 8 de abril de 2015

Determinismo

El determinismo es una doctrina filosófica que sostiene que todo acontecimiento físico, incluyendo el pensamiento y acciones humanas, están causalmente determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia, y por tanto, el estado actual "determina" en algún sentido el futuro. Existen diferentes formulaciones de determinismo, que se diferencian en los detalles de sus afirmaciones. Para distinguir las diferentes formas de determinismo conviene clasificarlas acorde al grado de determinismo que postulan:
  • El determinismo fuerte sostiene que no existen sucesos genuinamente aleatorios o azarosos, y en general el futuro es potencialmente predecible a partir del presente. El pasado también podría ser "predecible" si conocemos perfectamente una situación puntual de la cadena de causalidad.
  • El determinismo débil sostiene que es la probabilidad lo que está determinado por los hechos presentes, o que existe una fuerte correlación entre el estado presente y los estados futuros, aun admitiendo la influencia de sucesos esencialmente aleatorios e impredecibles.
Cabe resaltar que existe una diferencia importante entre la determinación y la predictibilidad de los hechos. La determinación implica exclusivamente la ausencia de azar en la cadena causa-efecto que da lugar a un suceso concreto. La predictibilidad es un hecho potencial derivado de la determinación certera de los sucesos, pero exige que se conozcan las condiciones iniciales (o de cualquier punto) de la cadena de causalidad.

Determinismo en Ciencias Sociales

Dado que las ciencias sociales estudian tanto la conducta individual, como la conducta de sistemas formados por diversos individuos, existen formas de determinismo que sostienen que el comportamiento global del sistema es determinista (sin afirmar nada sobre el determinismo de los individuos) y formas más radicales que sostienen el determinismo incluso a nivel de individuo.
Algunos autores, como Marvin Harris que no son estrictamente deterministas, han planteado la posibilidad de un determinismo probabilista, por el cual no serían los hechos en sí mismos los que están determinados sino la probabilidad de que un sistema social evolucione en un sentido u otro.

Determinismo en los sistemas sociales

Existen varias teorías que postulan alguna forma de determinismo para la evolución de los sistemas sociales. En general, estas teorías postulan alguna forma de determinismo débil, justificando que el determinismo no tanto al que el comportamiento de los individuos pudiera ser determinista, sino a que la propia estructura y las restricciones de los sistemas son los que producen determinismo, aun cuando los individuos puedan estar dotados de libre albedrío. Algunas formas de determinismo serían:
  • Determinismo económico: afirma que la evolución de las sociedades está gobernada o restringida por factores económicos. El filósofo Karl Marx sugirió que las estructuras sociales están fuertemente condicionadas por factores económicos y el modo de producción, a su vez determinado por la tecnología (las fuerzas productivas). Esta posición no debe confundirse con el determinismo económico strictu sensu (la diferencia está en "condicionar" frente a "determinar" completamente). Dentro de algunos enfoques tecnocráticos, neoclásicos y neoliberales actuales parece existir una asunción tácita de determinismo económico, a saber, que un mismo conjunto de medidas económicas aplicadas a gran escala producirán resultados idénticos (o muy parecidos) en sociedades diferentes y en tiempos diferentes, con indenpendencia de otros factores extraeconómicos de tipo político, social y cultural.
  • Determinismo tecnológico: las fuerzas técnicas determinan los cambios sociales y culturales. Esta posición es similar a la mantenida por Jared Diamond, Marvin Harris o Karl Marx para los cuales los factores materiales, entre ellos la tecnología y los recursos disponibles condicionan fuertemente otros desarrollos sociales, aunque ninguno de los tres autores es un determinista propiamente dicho. Esta corriente, que se perfila mayoritariamente en torno a la denominada Escuela de Toronto, estudia los medios de comunicación que prestan especial atención a su naturaleza tecnológica y a cómo ésta influye y determina los usos sociales que se hacen de ella e incluso las formas sociales que surgen de ellos.
  • Determinismo geográfico: Para muchos autores, sobre todo de la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, el medio físico determina a las sociedades humanas como colectivo y al hombre como individuo y a su nivel de desarrollo socioeconómico y cultural, por lo que los seres humanos deben adaptarse a las condiciones impuestas por el medio. Esta "escuela geográfica" o "forma de hacer geografía" se considera impulsada por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel. La geógrafa estadounidense Ellen Churchill Semple llevó estas ideas hasta extremos radicales en su obra Influences of Geographic Environment on the Basis of Ratzel's System of Anthropo-geography. Una variante de este tipo de determinismo es el determinismo climático, que establece que la cultura y la historia resultan muy condicionadas por las características climáticas de la zona donde se vive. Un ejemplo de este tipo de determinismo es el que plantea Ellsworth Huntington en sus obras Clima y Civilización y The Pulse of Asia: los orígenes de la civilización están determinados por el clima. Si el clima no es favorable, no se producirá un elevado nivel de desarrollo humano (civilización). Podría definirse también como un determinismo climático. Otra forma de determinismo geográfico débil es la postura de Jared Diamond, quien sugiere que la presencia de ciertos animales domesticables o ciertos recursos naturales en ciertas regiones ha tenido un impacto decisivo en la expansión de las civilizaciones antiguas y modernas.
  • Determinismo por carácter social (como sostiene Hobbes) niega la libertad en virtud de la convivencia social. La sociedad es la que impone reglas o leyes necesarias para equilibrar los intereses y deseos individuales, pues en caso de faltar dicha reglamentación el hombre desembocaría en un caos generalizado que atentaría contra todos y cada uno de los individuos, pues como afirma Hobbes: «Homo homini lupus» ('El hombre es un lobo para el hombre').
  • Determinismo de clase: dice que el nivel social en el que moriremos está ligado, o correlacionado probabilísticamente, al nivel social en el que nacimos, de manera que en términos sociales existe inamovilidad. Se considera un antónimo del sueño americano porque la sociedad no mide el valor de las personas en función de sus ideas, pensamientos o logros personales sino por su nivel social, siendo entonces imposible escalar en la sociedad a menos que se esté destinado para eso.

Determinismo en los individuos

Nuevamente dentro de las formas de determinismo, en relación con los individuos, existen posturas desde el determinismo probabilista hasta el determinismo fuerte que niega cualquier papel al azar. Desde el punto de vista humano, el determinismo individualista fuerte sostiene que no existe el libre albedrío. El determinismo sostiene que nuestra vida está regida o fuertemente determinada por circunstancias que escapan a nuestro control de modo que nadie es responsable, en última instancia, de lo que hace o deja de hacer.
  • Determinismo biológico: Conjunto de teorías que defienden la posibilidad de dar respuestas últimas al comportamiento de los seres vivos a partir de su estructura genética. Por lo tanto, la conducta, tanto de los animales como del hombre, obedece a formas que han sido necesarias para la supervivencia de sus genes, y que se extienden a complejos sistemas sociales adaptados a su más favorable proceso evolutivo.
  • Determinismo genético: afirma, en su versión más fuerte, que nosotros no somos libres porque estamos condicionados o determinados por nuestros genes. En las versiones más débiles el determinismo genético sostiene que nuestra personalidad y en gran medida nuestro éxito y acciones en la vida están sujetas ante todo a nuestros genes, que serían el factor explicativo principal.
  • Determinismo ambiental o educacional o determinismo conductista: afirma que no son los genes los que nos condicionan, sino la educación que recibimos a lo largo de nuestra vida, que es la causante de nuestro comportamiento. Para el determinismo conductista no somos libres porque nuestras conductas fueron condicionadas. El psicólogo B. F. Skinner defendía esta postura (conductismo) al igual que J. B. Watson.
  • Determinismo psíquico: concepto acuñado por el psicoanálisis. El determinismo psíquico es un concepto del psicoanálisis que parte de que todo fenómeno psíquico tiene una causa y, por lo mismo, también la libre elección o decisión humana, en las que la causa es la fuerza del motivo más potente, o bien la situación interna psicológica determinada por todos los condicionamientos procedentes de la herencia, la biología, la educación, el temperamento y el carácter de la persona que decide o el inconsciente.
  • Determinismo lingüístico. Se refiere a que la forma concreta de que la lengua que hablamos y los conceptos presentes en la misma imponen o condicionan fuertemente el tipo de razonamientos, concepciones e ideas sobre como es el mundo. La hipótesis de Sapir-Whorf, muy popular a mediados del siglo XX, es una forma de determinismo lingüístico. En general la mayor parte de formas de determinismo lingüístico han sido muy criticadas y discutidas tanto por lingüistas como por especialistas en ciencia cognitiva.

Determinismo en Ciencias Naturales

En física, el determinismo sobre las leyes físicas fue dominante durante siglos, siendo algunos de sus principales defensores Pierre Simon Laplace y Albert Einstein. Laplace, quien contribuyó enormemente al desarrollo de la física y la teoría de probabilidades, afirmó:
Podemos mirar el estado presente del universo como el efecto del pasado y la causa de su futuro. Se podría condensar un intelecto que en cualquier momento dado sabría todas las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones de los seres que la componen. Si este intelecto fuera lo suficientemente vasto para someter los datos al análisis, podría condensarse en una simple fórmula de movimiento de los grandes cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal intelecto nada podría ser incierto y el futuro, así como el pasado, estaría frente sus ojos.
La mecánica clásica y la teoría de la relatividad son teorías que postulan leyes de evolución temporal, es decir, "ecuaciones de movimiento" de tipo deterministas. Ha habido autores como Karl Popper o Ilya Prigogine que han intentado rebatir este determinismo en la física clásica con base en argumentos tales como la existencia de sistemas con bifurcaciones, la flecha del tiempo, el caos, etc. Sin embargo, según López Corredoira, todo lo que están haciendo estos autores es básicamente confundir de manera inapropiada el determinismo con la predictibilidad.1 El determinismo es inseparable de la mecánica clásica y la teoría de la relatividad, no así la predictibilidad pues, a pesar del hecho determinista en el modo en que las mecánicas clásica y relativista tratan la evolución temporal de los sistemas físicos, en la práctica existen muchas dificultades para lograr un conocimiento completo del estado físico de un sistema clásico o relativista.
La mayor parte de la comunidad científica considera la mecánica cuántica como un evento azaroso y no determinista, al basarse en probabilidades y al parecer no estar regida por principios comunes a la mecánica tradicional. Desde el principio de incertidumbre de Heisenberg, pasando por el teorema de Bell, hasta las evidencias mostradas por miles de experimentos realizados en las últimas décadas se demuestra que en la mecánica subatómica rigen leyes indeterministas, al contrario de lo que pensaba Einstein que sostenía la idea de no predictibilidad basándose en la existencia de variables ocultas desconocidas que determinarían esa aparente realidad aleatoria. La cuestión abierta en la ciencia actualmente no es si las escalas cuánticas se comportan o no de manera determinista sino porqué la realidad macroscópica es determinista y la realidad cuántica indeterminista.
La solución a este problema podrá llegar de la mano de la ansiada y esquiva teoría del todo, que explicaría las aparentes contradicciones entre las observaciones de la realidad macroscópica de la Teoría de la relatividad y las observaciones de la Teoría cuántica, ambas archidemostradas empíricamente por el método científico. En el ámbito subatómico una aproximación válida a este salto indeterminista-determinista sin necesidad de tener la teoría del todo podría venir de la explicación de como la observación y mas concretamente la conciencia provoca el colapso de la función de onda definiendo esa indeterminación.
El determinismo fuerte en las ciencias naturales en general es sinónimo de determinismo cosmológico, que afirma que el universo se rige por unas leyes físicas inquebrantables (incluso nosotros); por tanto, todo lo que acontece sucede así porque nunca podría haber sucedido de otra manera.

Determinismo religioso

La postura del determinismo teológico se puede resumir así: si Dios lo sabe todo será porque él mismo ha determinado todas las cosas según su criterio, por lo que Dios es la causa de las acciones humanas. El calvinismo mantiene que el ser humano carece de libre albedrío y está predestinado. En contraste, otras corrientes del protestantismo en general se oponen al determinismo, diciendo que si Dios es omnipotente también puede hacer al ser humano libre aunque sepa lo que vamos a hacer. Es decir, Dios y el hombre son conjuntamente los autores de los actos humanos.

Referencia

  1. López Corredoira, M., 2001, “Determinismo en la física clásica: Laplace vs. Popper o Prigogine,” El Basilisco, 29: 29-42.

Bibliografía

  • Ellsworth Huntington. Civilization and Climate. Publisher: Yale University Press, 1915. Disponible online en [1], Universidad de Harvard.
  • Marvin Harris: El desarrollo de la teoría antropológica: una historia de las teorías de la cultura (1968, 1a. edición en español: 1979) (revisado y reeditado en 2001).
  • Luis Mª Gonzalo Sanz, Entre libertad y determinismo, 2007 ISBN 978-84-7057-519-8

Enlaces externos

Véase también

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