- El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 1 de 6): E...
- El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 2 de 6): M...
- El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 3 de 6): L...
- El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 4 de 6): E...
- El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 5 de 6): E...
- El Viaje Nocturno y la Ascensión (parte 6 de 6): E...
Más
allá del árbol de loto, el límite más alto es un lugar donde, aparte de una
excepción, ningún humano ha estado jamás. El viaje nocturno y la ascensión a
través de los cielos culminaron con el Profeta Muhammad pasando el límite más
alto y entrando en la presencia de Dios Todopoderoso. Más allá del árbol de
loto (azufaifo) se encuentra la zona del más allá, el Paraíso y el Trono de
Dios mismo.
La
palabra milagroso no es suficiente para describir lo maravilloso que esto debió
ser para el Profeta Muhammad. Está más allá de toda descripción y de toda imaginación.
Sin embargo, el Profeta Muhammad no vio a Dios con sus ojos, como dice Dios en
el Corán:
“Ninguna visión puede abarcarlo”. (Corán 6:103)
Uno
de los compañeros le preguntó al Profeta Muhammad directamente si había visto a
Dios, a lo que contestó:
“Él está velado por luz, ¿cómo
podría verlo?” (Sahih Muslim)
Sin
embargo, se mantiene el hecho de que Muhammad, Profeta de Dios, estuvo en la
presencia de Dios.
La importancia de la oración
Dios
le habló al Profeta Muhammad y no tenemos detalles de la conversación, excepto
que Dios ordenó las oraciones diarias al Profeta Muhammad y a sus seguidores.
Es la única orden que Dios ha impartido directamente a un Profeta en los
cielos, todos los demás actos de adoración fueron transmitidos en la tierra. La
oración es un regalo de Dios para aquellos que realmente creen en Su Unicidad.
Dios le otorgó este regalo al Profeta Muhammad, quien a su vez lo dio a los
seguidores del Islam. Es un regalo lleno de grandes bendiciones y
generosidades. Establece y mantiene nuestra conexión con Dios. Dios no necesita
de nuestras oraciones, pero nosotros, como seres humanos desvalidos, tenemos
una gran necesidad de sentirnos conectados a Él. De hecho, la palabra árabe
para las cinco oraciones diarias es salah, que proviene de una raíz que
significa, entre otras cosas, “conexión”.
“Observad la oración prescrita, y
especialmente la oración intermedia [Salat Al ‘Aser], y cumplidla con
sometimiento a Dios”. (Corán 2:238)
Dios
ordenó 50 oraciones al Profeta Muhammad y sus seguidores. Al descender, el
Profeta Muhammad pasó por donde estaba el Profeta Moisés, quien le preguntó
sobre lo que le había sido ordenado. Cuando el Profeta Muhammad le explicó que
se le habían ordenado 50 oraciones al día, Moisés se mostró sorprendido y le
dijo de inmediato: “Devuélvete y pide a tu Señor una reducción”. Cuando Dios
prescribió 50 oraciones, el Profeta Muhammad lo aceptó; Moisés, habiendo sido
él mismo un gran Profeta, sabía por sus seguidores lo que la gente podía y no
podía manejar en relación a las obligaciones religiosas. Él estaba seguro que
los seguidores de Muhammad no estarían en capacidad de realizar tantas
oraciones. El Profeta Muhammad tenía conocimiento, pero el Profeta Moisés en
ese momento tenía más experiencia.
El
Profeta Muhammad aceptó el consejo de su hermano/profeta, regresó a la
presencia de Dios y le pidió una reducción. Dios redujo 10, a 40 oraciones. El
Profeta Muhammad descendió de nuevo, el Profeta Moisés le preguntó qué había
ocurrido. Cuando escuchó que la reducción había sido de sólo diez, el Profeta
Moisés lo envió de regreso para que pidiera una nueva reducción.
Esta
conversación continuó hasta que el número de oraciones obligatorias fue de
cinco. El Profeta Moisés sugirió una nueva reducción diciendo: “¡Oh Muhammad!
Yo conozco a la gente, tu nación no será capaz de manejarlo, regresa y pide que
la carga de tu pueblo sea aliviada”. El Profeta Muhammad le respondió:
“No”. Él se sintió avergonzado de pedir otra reducción y dijo que estaba
satisfecho con cinco oraciones diarias. Una voz se escuchó diciendo: “Las
oraciones han sido reducidas a cinco, pero serán recompensadas como si fueran
cincuenta”. Dios nos ha hecho claro que rezar cinco veces al día puede ser
difícil para algunas personas, pero aquellos que establezcan la conexión y
confíen que un día se reunirán con su Señor, lo hallarán fácil.
“Socorreos con la paciencia y la oración. Por
cierto que la práctica de la oración es difícil, excepto para los piadosos, aquellos
que tienen certeza del encuentro con su Señor y de la comparecencia ante Él”. (Corán
2:45–46)
Misericordia, amor y compasión
Esa
noche milagrosa concluyó con esta señal de la misericordia de Dios. Imaginemos
cuán difícil sería rezar 50 veces diarias. Aunque vimos durante este viaje que
Moisés lloró cuando supo que el Profeta Muhammad tendría más seguidores que él
en el Día del Juicio, también vimos cuán ansioso estaba por aconsejar al
Profeta Muhammad, y cuán perspicaz fue en hacer fácil la práctica del Islam a
los creyentes. La competencia entre los Profetas fue una de amor y compasión, y
de esto debemos aprender cómo tratarnos unos a otros. Aunque Dios nos dice que
compitamos entre nosotros en hacer buenas obras, debemos alentarnos y ayudarnos
unos a otros a hacer esto fácilmente.
“Apresuraos a realizar buenas obras.
Compareceréis ante Dios, y Él os informará acerca de lo que discrepabais”. (Corán
5:48)
El
Profeta Muhammad descendió entonces de nuevo a la Masyid Sagrada en La Meca.
Los compañeros del Profeta ahora estaban a punto de enfrentar la que sería, hasta
ese momento, la mayor prueba de su fe. Muhammad, el Profeta de Dios, estaba por
revelar que él había regresado de un viaje nocturno a la lejana Masyid en Jerusalén,
un viaje que normalmente tomaba más de un mes. También les diría que había
viajado donde ningún humano había ido antes, a través de los cielos y hasta la
presencia de Dios. Esto fue un viaje nocturno milagroso; pero, ¿le creerían sus
compañeros y cómo reaccionarían sus enemigos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.