El 30 de noviembre de 1980, el Papa Juan Pablo II, casi recién estrenado su Pontificado, publica la Encíclia "Dives in Misericordia" (Rico en misericordia) .
Es un extenso documento dividido en ocho grandes apartados o capítulos.
En sustancia, trata de poner de relieve el rostro revelado del Dios cristiano como misericordioso. La misma encarnación sólo tuvo sentido desde la misericordia entrañable.
El maestro y modelo de lo que es la misericordia divina es Jesucristo, tanto en su enseñanza como en su obrar. En este sentido es paradigmática la parábola del Padre Misericordioso y el Hijo pródigo.
El misterio pascual, contemplado desde la misericordia de Dios, nos habla de un amor más fuerte que la misma muerte y mucho más fuerte que el pecado.
María puede ser denominada también como Madre de la misericordia, y la Iglesia, de generación en generación, debe ser testigo y profeta de la misericordia de Dios con los hombres y de los hombres entre sí. Por eso es necesario que la Iglesia pida con insistencia la misericordia divina para poder practicarla y para que sea una realidad de cada hombre y de la humanidad en su conjunto.
BIBL. — JUAN PABLO II, Encíclicas, Edibesa, Madrid 1995.
Raúl Berzosa Martínez
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