sábado, 12 de diciembre de 2015

Duda y creencia.

Las creencias forman parte de la esencia de nuestra vida, son ideas que somos y no ideas que tenemos. Veamos aquí las conclusiones del filósofo Ortega y Gasset sobre este tema.
José Ortega y Gasset (1883-1955) fue un filósofo y ensayista español cuya profunda obra ha influido en otros pensadores y sociólogos. Algunas de sus conclusiones expuestas en su obra Ideas y creencias pueden ayudarnos a aclarar nuestra visión y perspectiva de la vida.
Las creencias
La vida del hombre está montada sobre ciertas creencias. No arribamos a ellas por el acto de pensar, sino que constituyen la base de lo que somos. Solemos confundir nuestras creencias con la realidad misma, ya que las sentimos como nuestro mundo y nuestro ser, pero la creencia es quien nos tiene y nos sostiene.
Las ideas
Las ideas podemos defenderlas, discutirlas, propagarlas o refutarlas. Son obra nuestra y hasta somos capaces de morir por ellas. Al ser fruto de nuestro intelecto necesitan del acto del entendimiento. En esta instancia es dónde las creencias operan y hacen posible la creación de las ideas cuando nos ponemos a pensar en algo. Por ello, es tan difícil comportarnos de acuerdo a lo que pensamos, ya que implica un gran esfuerzo, es decir, “tomarlo completamente en serio revela que no creemos en ello”.
La duda
La duda sería la parte oscura, el abismo de las creencias, la negación de la estabilidad. En ella también se basa la construcción de nuestra vida, al igual que en las creencias, sólo que es ambigua, inestable. Cuando aparece la duda el hombre se pone a pensar, porque es lo menos que puede hacer con ella. De lo contrario, mientras cree no suele usar el intelecto, porque es un gran esfuerzo.
Los huecos de nuestras creencias son, pues, el lugar vital donde insertan su intervención las ideas”. En ellas se trata siempre de sustituir el mundo inestable de la duda por un mundo en el que la ambigüedad desaparece, esto es creando mundos propios y fantaseando. La idea es imaginación.
Al hombre no le es dado ningún mundo ya determinado, sólo sabe de sus penas y alegrías y orientado por ellas debe inventar su mundo. La mayor porción de él la heredó de sus mayores y actúa en su vida como un sistema de creencias firmes. Sin embargo, cada uno tiene que arreglárselas con lo dudoso. “No hay modo de entender a un hombre si no se repara en que la matemática brota de la misma raíz que la poesía, del don de su imaginación”.

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