martes, 12 de abril de 2016

Todo está cumplido.

Jn 19,28-30
 
-Queda terminado. (6)
Y, reclinando la cabeza, entregó el Espíritu.


Explicación.

Queda terminado; ha dado remate a la obra del Padre (4,34). Con su amor invencible, ha realizado en sí mismo la plenitud del Hombre igual a Dios (20,28), el proyecto creador (1,1). En este momento, la presencia del Padre brilla como nunca en Jesús; toda muerte queda excluida por esa presencia: la muerte de Jesús no interrumpirá su vida. Es éste “el último día” (6,39), que termina la creación y abre el mundo definitivo; será también “el primero” (20,1), a partir del cual ese mundo ya empezado se irá completando.

Reclinando la cabeza: Jesús se duerme, metáfora de una muerte (11,11-13) que no interrumpe la vida. El gesto espontáneo, que indica la voluntariedad de su muerte, está subordinado a la entrega del Espíritu. Jesús no muere por morir, sino para salvar a los hombres. El amor extremo, rompe, por decirlo así, los límites de su humanidad y lo convierte en dador de vida, como el Padre. El Espíritu que había recibido (1,32s) puede ahora comunicarse a los hombres. Él realizará el reino universal (19,23) y constituirá la humanidad nueva (19,25-27).

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