Aunque era oficialmente católico, Adolf Hitler no volvió a pisar una iglesia desde que dejó la casa de sus padres. Sin embargo, pagaba el impuesto eclesiástico y mencionaba a Dios en sus discursos, probablemente como parte de una maniobra política para captar a la mayoría católica alemana.
Según sus más allegados, el Führer tenía una opinión muy negativa sobre el cristianismo, pero tampoco se sentía inclinado hacia el ateísmo. En la Alemania de aquella época, la ausencia de creencias religiosas estaba muy mal vista, ya que se asociaba con la ideología comunista. Quizá la mejor forma de describir a este dictador es como un místico. Creía en algo, pero ¿en qué? Eso todavía no está claro.
Según sus más allegados, el Führer tenía una opinión muy negativa sobre el cristianismo, pero tampoco se sentía inclinado hacia el ateísmo. En la Alemania de aquella época, la ausencia de creencias religiosas estaba muy mal vista, ya que se asociaba con la ideología comunista. Quizá la mejor forma de describir a este dictador es como un místico. Creía en algo, pero ¿en qué? Eso todavía no está claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.