(Hebr., áyyãl). Su nombre se lee con frecuencia en las Escrituras, y sus hábitos han ofrecido muchas alusiones o comparaciones, cuyo hecho supone que el venado no era raro en Palestina. Se alude a su forma elegante, su rapidez, su timidez, el amor de la cierva por sus cervatillos; a partir deProv. 5,19 y otros indicios indirectos parece que las palabras áyyãl y áyyãlah (venado y cierva) eran términos de cariño muy familiares entre los amantes.
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