La razón de denominar epulón al rico no es muy evidente, pero es tradicional, aunque no se le nombra así en el texto evangélico.1 Epulón es el nombre de uno de los rangos dentro de los cuatro colegios sacerdotales romanos; pero como adjetivo el DRAE lo define como hombre que come y se regala mucho.2 Épulos eran los convites sagrados a cuyo cargo estaban los epulones romanos. Posiblemente, la adición del nombre epulón se debe a Pedro Crisólogo, arzobispo de Rávena del siglo V.3
Es la única de las parábolas que contiene un nombre propio: el del pobre Lázaro. Aunque en el texto bíblico no se explicita directamente, se asoció al «pobre Lázaro» con un enfermo de lepra en razón de la presencia de llagas en su cuerpo, de donde derivó la palabra «lazareto» como aquel hospital o casa donde eran recluidos los enfermos de enfermedades infecciosas en general y de lepra en particular.4 Así, por derivación de la parábola del Evangelio de Lucas, Lázaro es considerado patrón de los mendigos, de los leprosos, y de todos aquellos que padecen úlceras o enfermedades de la piel.5 En la iconografía, se lo representa acompañado por perros que le lamen las llagas.
Índice
Texto
El relato del episodio de la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro aparece así en el texto evangélico:Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Entonces, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama".
Pero Abraham le dijo: "Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado.
Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá".
Entonces le dijo: "Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento".
Abraham le dijo: "A Moisés y a los Profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!"
Él entonces dijo: "No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos, se arrepentirán".
Pero Abraham le dijo: "Si no oyen a Moisés y a los Profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de entre los muertos".
Lucas 16, 19-31.
Género literario
La naturaleza parabólica de este ejemplo de la enseñanza de Jesús ha sido cuestionada (C.H. Dodd, R. Bultmann, Günter Bornkamm). Primero, se afirma que Lucas 16:19-31 refleja eventos en la vida de gente conocida. Segundo, no es normal que en una parábola se empleen nombres particulares. Otros teólogos neotestamentarios la tienen como tal (Joachim Jeremias, A.M. Hunter, Alan Richardson).6Algunos identifican la parábola como una parodia contra Caifás.7 Los cinco hermanos serán los cinco hijos de Anás.8 9
Interpretaciones de la parábola
El tema de los pobres y los ricos
A las puertas del rico avariento y gloton siempre es desprecio de sus umbrales el pobre, á quien no solo niega su mesa lo que tiene, sino lo que se le cae. No hubiera pobre sin socorro, si no hubiera avariento sin caridad.
«Empero venían los perros, y lamíanle las llagas.» Veis aquí los perros curando las llagas del pobre, y al rico acrecentándoselas. Veis aquí á Lázaro que convida á sus llagas a los perros, y al rico que niega de su mesa las migajas que da á sus perros. ¡Considerad cuánto peor y más rabiosa es la hambre avarienta que la hambre canina!10
El Evangelio de Lucas destina palabras muy duras para los ricos, muchas de las cuales no se encuentran en los otros evangelios.
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- Aparecen en labios de María, madre de Jesús en el Magnificat:
- «(El Señor) derribó a los poderosos del trono
- y enalteció a los humildes,
- colmó de bienes a los hambrientos
- y despidió a los ricos con las manos vacías.»
Evangelio de Lucas 1:52-53
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- Reaparecen en boca de Jesús, en el sermón de las bienaventuranzas, que en este evangelio se encuentran acompañadas por cuatro maldiciones. Una de esas maldiciones es contra los ricos:
- «¡Ay de ustedes los ricos!, porque ya tienen su consuelo.»
Evangelio de Lucas 6:24
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- Jesús se presenta llamando a dinero «injusto» (Lucas 16:9),Nota 1 y pronunciando sentencias duras para con los ricos:
En cambio, los pobres son mirados con predilección: baste notar los matices existentes en la bienaventuranza del Evangelio de Lucas («Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios»; Lucas 6:20) y en la correspondiente del Evangelio de Mateo («Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos»; Mateo 5:3).
- «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.»
Evangelio de Lucas 18:24-25
Por lo anterior no es de extrañar que en la parábola del rico y de Lázaro el pobre, en ningún momento se insinúe siquiera que Lázaro fuera bueno o piadoso. Simplemente se dice que Lázaro va al cielo porque durante su vida recibió males (Lucas 16:25).
Bienaventurados los pobres, pues de ellos es el reino de los cielos. ¿Y por qué? ¿Acaso su virtud los ha hecho acreedores a semejante premio? ¿Acaso son ellos mejores que los ricos? No necesariamente. Bienaventurados los pobres, no por ser virtuosos, sino por ser pobres.11 Nota 2
Israel y los pueblos paganos
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- El rico se dirige a Abraham llamándolo «padre» (Lucas 16:24.27.30).
- Abraham le responde al rico llamándolo «hijo» (Lucas 16:25).
- El rico tiene hermanos, de los cuales se dice que «tienen a Moisés y a los Profetas» (Lucas 16:29).
- Por último se dice que estos hermanos «no se persuadirán aunque alguno se levante de entre los muertos» o, en otras palabras, «no se convencerán aunque resucite un muerto» (Lucas 16:31).
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- El rico sería el pueblo judío, que tiene por padre a Abraham, que tiene a Moisés (quien representa a la Torá) y a los Profetas (es decir, a los Libros proféticos o Nevi'im), y que no aceptó el mensaje de la resurrección de Jesús.
- Ese pueblo es rico porque recibió una cantidad de bienes de parte de Dios: la elección, la alianza, los mandamientos, el culto, la predilección de Dios, etc.
- Los pobres serían los paganos, que no recibieron nada de eso.12
Iconografía y convergencias
En iconografía, la representación de perros lamiéndole las llagas le hacen similar a San Roque, santo patrón de los afectados por peste, aunque no existe relación entre ambos. El pobre Lázaro comparte nombre y cierta convergencia de temas teológicos (en su parábola se plantea el tema de la resurrección) con Lázaro de Betania, otro personaje evangélico, hermano de Marta y María, amigo de Jesús de Nazaret a quien éste resucita (Juan 11:1-44). Debido a que el personaje de la parábola lleva el mismo nombre que Lázaro de Betania, se confundió a ambos, lo que tornó a Lázaro de Betania en protector de hospitales, leprosos, enfermeros y sepultureros.13Vinculado con Lázaro de Betania aparece también en los evangelios Simón el Leproso, otro personaje al que no se ha de confundir con el pobre Lázaro, a quien también se llama Lázaro el leproso.
Notas
- Cabodevilla continúa:
¿Qué mérito tiene ser pobre? Ninguno, desde luego. La pregunta está mal planteada. No debe presuponerse en los pobres ningún mérito, un mérito que fuera correlativo al demérito propio de los ricos. Importa mucho subrayar esto. Dios no concede el Reino a los pobres porque les deba algo a ellos, sino porque se debe fidelidad a sí mismo, a su condición de Dios justo y reinvidicador de toda justicia [...] La pobreza no es un hecho físicamente natural ni moralmente neutro: frecuentemente es un efecto de la injusticia humana. Por eso el reino de Dios tiene que ser un reino de reparación y justicia.
Referencias
- Goosen, Louis (2008). «Lázaro de Betania». De Andrés a Zaqueo. Madrid: Ediciones Akal. pp. 174-177. ISBN 978-84-460-1050-0. Consultado el 15 de noviembre de 2014.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Parábola del rico epulón y el pobre Lázaro.
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