SUMARIO: I. El
gozo en el AT: 1. Terminología; 2. Los gozos terrenos; 3. El gozo por las
maravillas de Dios; 4. Israel, comunidad de gozo; 5. El gozo mesiánico; 6. El
gozo eterno con Dios. II. El gozo en
el NT: 1.
Terminología; 2. El evangelio como gozo: a) El preludio, b) El
gozo por la presencia de Cristo, c) Un gozo desconocido, d) La "hora" de
Jesús. 3. El gozo de la comunidad cristiana; 4. La enseñanza apostólica;
a) La fuente del gozo cristiano, b) El gozo en el sufrimiento por
Cristo; 5. El gozo sin fin.
I. EL GOZO EN EL AT. 1. TERMINOLOGÍA. La lengua hebrea, más bien parca en sinónimos, se muestra rica en raíces verbales (se han contado 13) y en vocablos (27) para expresar la variedad de sentimientos y de manifestaciones externas del gozo, especialmente religioso. Las principales raíces son gil, exultar, jubilar, con manifestaciones variadas y referidas a la alabanza de Dios; samah, alegrarse, y simhah, alegría, muchas veces en paralelo con gil, sis, gozar, y sasón, gozo; ranan, aclamar, renanah, júbilo; rwn, voz de júbilo.
2. Loz GOZOS TERRENOS. El AT concede amplio
espacio a los gozos terrenos, considerados como un don de Dios (Qo 2,24; 3,13) y
derivados del uso moderado de los bienes derramados por el Creador en el mundo y
en las relaciones humanas, como una pausa de serenidad para aliviar las
insoslayables tribulaciones. El vino está hecho para alegrar el corazón del
hombre (Jue 9,13; Sal 104,5; Si 21,27s); causa de gozo es el fruto del trabajo (Qo
4,22), la cosecha de frutos, la vendimia, la siega, celebradas con festejos (Is
16,10; 9,2; Sal 126,5s). Ocasión de alegría colectiva son también algunos
acontecimientos públicos: una victoria militar (lSam 18,6), la consagración del
rey (1Re 1,40), la dedicación de las murallas de Jerusalén después de su
destrucción (Neh 12,43), la vuelta de los prisioneros (Sal 126,5s).
Se le concede un relieve especial a ciertos gozos más
gratificantes: la armonía familiar (Dt 12,7; Sal 118,25), una mujer virtuosa (Prov
5,18; Qo 9,9; Si 26,1-4; Is 62,5), la descendencia (lSam 2,1.5; Sal 113,9).
Todos estos gozos son un premio para el que tiene fe en los
compromisos de la alianza con Dios (Dt 28,3-6), que los niega, por el contrario,
a los prevaricadores (Dt 28,16-19.30-33; Jer 33,11). El Señor condena solamente
el gozo por el mal cometido (Prov 2,14). Un corazón alegre le va bien a la salud
(Si 17,22) y ahuyenta la melancolía y la preocupación por la caducidad de los
bienes de este mundo (Qo 2,24s; 3,13.22).
3. EL GOZO POR LAS
MARAVILLAS DE DIOS. El israelita creyente manifiesta, especialmente en la
oración, un asombro lleno de gozo por las maravillas de la creación, que revelan
la gloria de Dios (Sal 8; 19,2-7; 104). La experiencia histórica del pueblo
ofrece, en las intervenciones incluso clamorosas de Yhwh que subrayan las
grandes etapas de su designio de salvación y que atestiguan su misericordia
incansable, motivos urgentes de gratitud exultante (Sal 78; 103; 105; 126). El
pecador recupera el gozo en el perdón de Dios (Sal 51,10.14). La fuente del gozo
está en Dios (Sal 33,21; 37,4; 104,34; Jl 2,23; Hab 3,18); es gozo su palabra (Jer
15,16) y su ley (Sal 119,14.16. 111.143.162; Neh 8,16).
4. ISRAEL,
COMUNIDAD DE GOZO. El gozo de cada
uno de los creyentes se convierte en gozo coral, afectando a toda la comunidad
reunida en la presencia de Dios y en su "casa", el templo, adonde se iba en
peregrinación en los días de fiesta (Sal 42,5; 43,3s; 68,4-9; 95,1s; 100,2; Is
30,29; 56,7). El Salterio traduce en poesía y en oración la fe, la esperanza y
el amor de Israel a su Dios, que daban un tono de júbilo a las festividades
judías con himnos, cánticos, coros, música y danzas (Sal 47,2.7; 81,2s; 89,16;
95,1s; 98,4-6; 105,2s; 149,3).
El sábado dedicado al Señor era la "delicia" de Israel (Is
58,13); las fiestas anuales, días hechos por Dios para el gozo de su pueblo (Sal
118,24), eran verdaderas explosionesde júbilo, como las fiestas de las semanas y
la de las chozas (Dt 16, 11.14). Los libros históricos del AT resaltan la
atmósfera de gozo del día de la / pascua en circunstancias particularmente
importantes para la historia de Israel, por ejemplo la pascua que vio reunidos a
los israelitas que estaban ya divididos en dos reinos (2Crón 30,21-25). Después
de regresar del destierro en Babilonia se celebraron con especial júbilo la
fiesta de la dedicación del templo y de la restauración del culto, y la fiesta
de las chozas o de los tabernáculos (Esd 6,16-22; Neh 8,17).
Los sacrificios ofrecidos en el templo tenían que ser una
manifestación de gozo (Dt 12,12; cf lCrón 29,22; 2Crón 29,30). El gracioso Sal
133 expresa la felicidad de la asamblea sagrada con la metáfora del aceite
perfumado, que envuelve en una atmósfera de dulzura a los que participan de la
misma alegría (cf también Sal 23,5; 45,8s; Qo 9,7s), y con la del rocío, imagen
del gozo (Is 26,19) y de la bendición divina, porque está en el origen de la
fertilidad de la tierra santa (Gén 25,28.39).
5. EL GOZO
MESIÁNICO. La liturgia hacía revivir a Israel su pasado glorioso y alimentaba
sus esperanzas en la suprema intervención salvífica de Dios, que había prometido
enviar al mesías para inaugurar los tiempos de un nuevo gozo (Is 9,9, citado por
Mt 4,12-16). La redención mesiánica se ve en la perspectiva de un éxodo,
grandioso y lleno de júbilo, que dará a luz al nuevo pueblo de Dios, lo mismo
que el éxodo de Egipto había dado origen al antiguo Israel (Dt 32,5-10). El
anuncio de la redención es una invitación al gozo (Sof 3,14; Jl 2,21.23; Lam
4,21), a la "alegría y gozo para siempre" (Bar 4,23.26s).
En el nuevo éxodo exultará igualmente toda la
creación: el desierto florecido, los cielos, las montañas, las profundidades de
la tierra, los bosques (Is 35,1s; 44,23), porque Yhwh consolará a Sión (Is
49,13). Los rescatados entrarán en procesión en Jerusalén "entre gritos de
júbilo y alegría eterna" (Is 35,10; 51,11), un gozo precioso y sin límites (Is
61,3. 7.10). La ciudad santa será "un gozo" para sus hijos (Is 65,18s; 66,10.14)
e Israel acogerá jubiloso al rey mesías, manso y pacífico (Zac 9,9).
6. EL GOZO ETERNO
CON DIOS. La felicidad de vivir en la presencia de Dios y la profunda emoción
que acompañaba al ejercicio del culto en el templo, se proyectan en el Sal 16,11
hacia una inefable saciedad de gozo más allá de los confines de la vida terrena:
"Me enseñarás el camino de la vida, plenitud de gozo en tu presencia, alegría
perpetua a tu derecha". Esta misteriosa intuición del salmista viene después de
haber invocado la protección de Dios, confirmando la fidelidad del Señor como su
sumo bien y su horror por el culto a los ídolos, y declarando la exultación de
todo su ser por tener siempre delante al Señor, en la certidumbre de que ni
siquiera la tumba y la corrupción podrán poner fin a su gozo: Dios no lo
engañará y la comunión con él, íntimamente saboreada en la tierra, será
indestructible (Pedro y Pablo refieren las palabras del salmo a Cristo
resucitado y glorioso: He 2,25-27; 13,35).
II. EL GOZO EN EL NT. 1. TERMINOLOGíA. En
el NT el gozo se expresa con tres familias de vocablos: el verbo jaíró,
gozar (usado también en la fórmula de saludo: jaire), y el sustantivo
jára, gozo, indican el sustrato del gozo, el estado de bienestar que éste
produce; el verbo euphraínó, alegrar, y euphrosyné, alegría, con
un significado que no se distingue claramente de jairó y de jára;
el verbo agalliáó (agalliáomai), exultar, yel sustantivo agallíasis,
exultación, indican a menudo las manifestaciones externas de la alegría,
especialmente en el culto.
2. EL EVANGELIO COMO GOZO.
a) El preludio.
En el NT el gozo religioso refleja la nueva realidad de los
últimos tiempos de la historia de la salvación. Sobre todo en Lc y en He aparece
con mayor frecuencia el tema del gozo, que en Lc 1-2 es como un hilo conductor
de la narración.
El anuncio de la concepción del precursor de Jesús es
portador de "gozo y alegría" y serán muchos los que "se alegrarán por su
nacimiento" (Lc 1,14.58). El mismo Juan, en el seno de su madre, da un salto de
gozo ante las primeras palabras de María (Lc 1,44).
En el saludo de Gabriel a la Virgen, el jaire
inicial (Lc 1,28) es traducido por un gran número de exegetas como "alégrate",
en vez de "ave" o de "salve", en relación con otros textos proféticos que
anunciaban el gozo mesiánico (Sof 3,14; J12,21; Zac 9,9; Lam 4,21). El
Magníficat de María es una explosión de gozo por las "grandes cosas"
realizadas en ella por la omnipotencia y la santidad de Dios, con que comienza
el cumplimiento de las promesas de salvación hechas a los antiguos padres de
Israel (Lc 1,46-55). En Belén un ángel "evangeliza" a los pastores el nacimiento
del mesías como "una gran alegría" para todo el pueblo de Dios (Lc 2,10).
Hay que advertir que Lucas es el único que usa
constantemente el verbo "evangelizar" (10 veces en el evangelio y 15 veces en
los Hechos), casi como una referencia implícita al alegre anuncio del ángel, que
da el tono al mensaje en la buena nueva.
b) El gozo
por la presencia de Cristo. El
tiempo en que Jesús mesías anuncia la llegada del reino de Dios a la tierra es
un tiempo de gozo, como el de un banquete de bodas (Lc 5,34; Mt 9,15; Mc 2,19);
Juan Bautista, en referencia a Cristo, se define como "amigo del esposo", cuya
voz escucha jubiloso después de haber llevado a cabo la misión de preparar al
pueblo para su acogida (Jn 3,29).
El gozo del tiempo del evangelio se proyecta hacia atrás, a
los siglos de la promesa y de la esperanza, a Abrahán, que saltó de alegría al
ver "el día" del mesías (Jn 8,58). La imagen tradicional del banquete para
indicar el conjunto de los bienes mesiánicos se encuentra con frecuencia en Lc
(son propios suyos los vv. 14,15; 22,16; cf 16,22 y 22,30).
Los 72 discípulos enviados por Jesús para anunciar el reino
de Dios vuelven llenos de gozo por los prodigios que han acompañado a su
predicación, y el maestro les invita a alegrarse más bien por el hecho de ser
contados entre los elegidos (Lc 10,17-20).
El mismo Jesús, "lleno de gozo bajo la acción del Espíritu
Santo" (Lc 10,21: expresión única en el NT), alabó y glorificó al Padre por
haber revelado a los "pequeños" los misterios del reino. La gente que sigue a
Jesús goza al ver las cosas admirables que realiza (Lc 13,17), y no es difícil
ver en el elogio de una mujer a la madre de Jesús la alegría de haber podido
escuchar a su Hijo (Lc 11,27).
El admirable tríptico de las parábolas de la misericordia
de Lc 15 expresa en un crescendo acuciante el gozo por la conversión del
pecador que ha vuelto al Padre: un gran gozo entre los hombres de la tierra y
gozo mayor todavía en el cielo (Lc 15,6s.9s). El padre de la parábola del hijo
pródigo, que es realmente la parábola de la prodigalidad del amor del Padre,
ordena un insólito y necesario banquete por haber encontrado de nuevo a su hijo
(Lc 15,22;24.32, con el uso del verbo euphraíno que no se encuentra en
ningún otro sitio de los evangelios).
En el encuentro con Zaqueo, el publicano marginado y
despreciado de todos, el comportamiento de Jesús, que se autoinvita a casa del
"pecador", escandaliza a la gente, pero llena de alegría al publicano salvado (Lc
19,6). En vísperas de la pasión, la entrada mesiánica triunfal de Jesús en
Jerusalén desencadena la alegría de "todos los que iban con él" (Lc 19,37s).
c) Un gozo desconocido. La
última "bienaventuranza" del sermón de la montaña anuncia para el futuro el gozo
y la alegría a los que sean insultados, perseguidos y acusados falsamente por
causa de Cristo, ya que será grande su recompensa en el cielo (Mt 5,11s; cf Lc
6,22s). El AT conoce el gozo después del sufrimiento (Is 35,10; 51,11;
61,7; Sal 126,5), pero no el gozo en el sufrimiento, ignorado también en
el judaísmo. Es un gozo totalmente nuevo, paradójico y original en la enseñanza
de Cristo. La bienaventuranza de los afligidos que serán consolados (Mt 5,4) es
en Lc 6,21: "Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis": es el único texto
del NT en que aparece el verbo gheláó, reír, en sentido religioso.
d) La "hora "de Jesús.
En el cuarto evangelio esta "hora" es, desde el punto de
vista de los hechos exteriores, la muerte dolorosa de Jesús; pero en la
perspectiva del designio divino de la salvación que llega a su cumplimiento es
también la hora de la glorificación del Hijo obediente al Padre en su inmolación
como víctima de redención. El drama de la pasión dará sus frutos de gozo en el
tiempo de la Iglesia. Los discípulos de Jesús, durante la última cena, están
tristes porque les anuncia su separación, pero el maestro les asegura que lo
verán de nuevo: "Vuestro corazón se alegrara y nadie os quitará ya vuestra
alegría" (Jn 16,22). Efectivamente, los discípulos se alegran al ver al
resucitado (Jn 20,20) con una alegría llena de asombro (Lc 24,41); y, después de
que Cristo volvió a su Padre, ellos regresaron a Jerusalén "con gran alegría" (Lc
24,52: es la conclusión del tercer evangelio).
El gozo estable de los discípulos nace de su fecunda
comunión de voluntad y de amor con el Cristo glorioso (Jn 15,10s), de la certeza
de ser siempre escuchados cuando recen en su nombre (Jn 16,23s); y será
completo, pleno, perfecto, imposible de suprimir e imperecedero (Jn 15,11;
16,24; el gozo "pleno" es una expresión típica de Jn), ya que será el gozo mismo
de Cristo el que se derramará en sus corazones (Jn 17,13) por la riqueza de los
dones salvíficos derivados de su muerte y de su gloria.
3.
EL GOZO DE LA COMUNIDAD CRISTIANA.
El gozo saboreado de antemano por la
asamblea sagrada de Israel es, en su plenitud, la característica del nuevo
pueblo de Dios reunido en la Iglesia desde el día de pentecostés por el Espíritu
Santo (He 2,46), que marcará además el comienzo del gozo en la persecución y en
los ultrajes que padecen los apóstoles por el nombre de Cristo (He 5,41; "llenos
de gozo y del Espíritu Santo" en He 13,52).
El anuncio del evangelio sembrará el gozo en Samaría (He
8,8) y en todos los que, como el ministro de la reina de Etiopía y el carcelero
de Filipos, entren en el reino de Dios (He 8,39; 16,34).
Bernabé, enviado a Antioquía por la comunidad de Jerusalén,
comprobará con gozo los primeros éxitos de la predicación evangélica entre los
paganos (He 11,23), que a su vez se alegrarán por haber sido constituidos
herederos de las promesas de salvación hechas a Israel (He 13,48). Las
conquistas de Pablo entre los paganos son acogidas con gozo por las comunidades
cristianas de Fenicia y de Samaria (He 15,3), y los paganos se alegran porque
los apóstoles los declaran libres de la ley de Moisés (He 15,31).
4. LA ENSEÑANZA APOSTÓLICA.
a) La fuente del gozo cristiano.
En el escrito apostólico más antiguo está ya presente, en
un contexto concreto, el gozo que es el don de Cristo. Los fieles de Tesalónica
se han hecho imitadores de Cristo y de Pablo, "recibiendo la predicación con el
gozo del Espíritu Santo" (lTes 1,6). A pesar de la persecución (lTes 2,14;
3,3s), los cristianos han experimentado la bienaventuranza evangélica, porque
nadie se alegra en el sufrimiento apoyado sólo en la virtud natural. En sus
cartas, Pablo afirmará que la alegría es realmente "fruto del Espíritu Santo" (Gál
5,22), junto con "el amor, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la
fe"; un fruto diferenciado que se unifica en su única fuente, el Espíritu, y que
afecta a toda la vida cristiana personal. La alegría totalmente espiritual es la
que da el tono a la fe (2Cor 1,24; Flp 1,25), la que nutre la esperanza (Rom
12,12): "Que el Dios de la esperanza llene de alegría y paz vuestra fe, y que la
fuerza del Espíritu Santo os colme de esperanza" (Rom 15,13); la caridad se
derrama igualmente en los corazones por medio del Espíritu Santo que reciben (Rom
5,5). Dios quiere a los cristianos "siempre alegres" en la oración incesante y
en la acción de gracias (lTes 5,16-18). El gozo permanente se alimenta de la
comunión con Cristo (Flp 4,4s). En una palabra, "el reino de Dios es... gozo" (Rom
14,17), y el anuncio evangélico de nuestra comunión con el Padre y el Hijo es
plenitud de gozo (Un 1,4; 2Jn 12).
b) El gozo en el sufrimiento por Cristo. El tema, ya
presente en He, vuelve a aparecer con insistencia sobre todo en la experiencia
personal de Pablo. Al final de un sumario provisional de sus trabajos
apostólicos, proclama que está siempre alegre (2Cor 6,10), "lleno de consuelo y
de alegría en medio de todas mis penalidades" (2Cor 7,4). Ni siquiera las
contrariedades que proceden de dentro de la comunidad le impiden sentirse
dichoso (Flp 1,17s). Todo lo soporta con gozo por el provecho de los fieles y
para completar en su carne "lo que falta a la pasión de Cristo por su cuerpo"
(Col 1,24); incluso su martirio sería un motivo de alegría para él y para todos
(Flp 2,17s).
La carta a los Hebreos (12,2) propone a los cristianos
perseguidos el ejemplo de Cristo, el cual, "para obtener la gloria que se le
proponía, soportó la cruz, soportando valientemente la ignominia". Jesús
renunció a una vida feliz (cf Flp 2,6) y rechazó la tentación del poder y de la
gloria terrena (Lc 4,6; Jn 6,15), escogiendo una muerte cruel y considerada como
ignominiosa. Los fieles perseguidos y privados de sus bienes aceptan por eso
mismo su despojo, "conscientes de estar en posesión de una riqueza mejor y
permanente" (Heb 10,34).
Santiago (1,2) exhorta a los cristianos a "tener como
suprema alegría las diversas pruebas" a que pueden verse sometidos.
El texto de la I Pe 1,6-9, que es casi un comentario a la
bienaventuranza evangélica de la persecución, invita a los cristianos
severamente probados (1 Pe 4,12) a considerar la tribulación como una ocasión de
demostrar la pureza de su fe, y por amor de Cristo, a "alegrarse con un gozo
inenarrable y radiante" con vistas a la obtención de la salvación.
5. EL GOZO SIN FIN. Los siervos fieles entrarán "en el
gozo" de su Señor (Mt 21,23); y el Apocalipsis recoge el tema profético de los
cielos nuevos y de la tierra nueva en la Jerusalén celestial, en la que ya no
habrá llanto ni dolor (Ap 21,1-4; cf Is 65,17-19, que lleva hasta su grado más
alto la expresión del gozo). Los redimidos participarán del banquete de bodas
del cordero con su esposa, la Iglesia, en medio del regocijo y la alegría
general (Ap 19,7s). El alborozo del cielo se traduce en un coral litúrgico de
gozo, que con himnos y exclamaciones recorre todo el libro.
En conclusión, "el cristianismo fue una explosión de gozo y
es todavía hoy para cada alma entusiasmo de vivir... El que no exulta en lo más
íntimo de su ser sacudido por esta novedad, no es cristiano" (L. Cerfaux, La
théologie de la grüce selon St. Paul, en "La Vie Spirituelle" 353 [1950] 5).
BIBL.:
SAEBO M., 2r, en DTMAT 1; WESTERMANN
C., gil,
en DTMAT 1, 591-596; GLNT 1,
51-58; III, 1199-1210; DCBNT 772-783; DSAM VIII, 1236-1243; HUMERT P.,
"Laetari et exultare"dans le vocabulaire religieux de ¡'Al', en "RHPR" 22
(1941) 186-214; SPtcQ C., Theologie morale du NT I, Gabalda, París
1965, 155-158; DUPONT J., Les Béatitudes II, Gabalda, París 1969,
319-345; NAVONE J., Lucan joy, en "Scripture" 20 (1968) 49-62;
BEAUPERE N., St. Paul et la joi, Cerf, París 1-93; MORRICE W.G.,
"Joy"in the NT, The Parternoster Press, Exeter 1984.
S. Garofalo
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