lunes, 12 de marzo de 2018

Mt 4,1-11


4                  1 Entonces fue conducido Jesús al desierto por el Espíritu, para que el diablo lo tentara.
2 Ayunó cuarenta días con sus noches y al final sintió hambre.
                     3 El tentador se le acercó y le dijo:
                     - Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
                     4 Le contestó:
                     - Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino también de todo lo que Dios vaya diciendo" (Dt 8,3).
                     5 Entonces se lo llevó el diablo a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo
6 y le dijo:
                     - Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: "A sus ángeles ha dado órdenes para que cuiden de ti"; y también: "te llevarán en volandas, para que tu pie no tropiece con piedras" (Sal 91,11-12).
                    7 Jesús le repuso:
                    - También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios" (Dt 6,16).
                    8 Todavía lo llevó el diablo a un monte altísimo y le mostró todos los reinos del mundo con su gloria,
9 diciéndole:
                   - Te daré todo eso si te postras y me rindes homenaje.
                  10 Entonces le replicó Jesús:
                  - Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor tu Dios rendirás homenaje y sólo a él prestarás servicio" (Dt 6,13).
                  11 Entonces lo dejó el diablo; en esto se acercaron unos ángeles y se pusieron a servirle.

EXPLICACIÓN.

1 - 11.        La tentación describe por contraste el compromiso hecho por Jesús en el bautismo. El desierto recuerda el éxodo de Israel, donde éste fue infiel a Dios (Éx 17,1-7). Jesús va a mostrar la firmeza de su propósito, manifestando cuáles son las principales tentaciones del hombre, a las que él no sucumbe. Anticipan las propuestas que Jesús irá encontrando a lo largo de su actividad.

                 El ayuno no es preparatorio ni pretende obtener dones divinos. Alude a los de Moisés (Éx 34,28; Dt 9,9-11) y Elías (1 Re, 19,8), para indicar que Jesús supera a las grandes figuras del pasado (2).

                El diablo/Satanás, el enemigo del hombre. Su propósito es desviar a Jesús de su misión salvadora (3). Los panes relacionan este texto con los dos episodios donde Jesús alimenta a una multitud compartiendo el pan (14,17ss; 15,34ss). La abundancia de pan no será efecto de un despliegue de poder, sino del compartir continuando la generosidad divina. La tentación quiere inducir a Jesús a actuar prescindiendo del plan de Dios: ateísmo práctico. No basta la prosperidad material; el desarrollo del hombre está en la fidelidad continua a Dios (4).

             La ciudad santa, donde está el templo (5-6). Se esperaba que el Mesías se manifestara desde el alero del templo: invitación a acomodarse a las ideas mesiánicas del tiempo. Invita a Jesús a un providencialismo literalista e irresponsable. No hay que forzar la acción de Dios (7).

            Última y definitiva tentación (8-9). Monte, lugar de Dios o de los dioses; "altísimo" la suprema condición divina. Ofrece el imperio universal (todos los reinos del mundo). Para Mt, el poder y la gloria del mundo son satánicos. El tentador pretende que en vez de salvar a la humanidad se haga súbdito y agente suyo (rendir homenaje). Utilizar el poder, con sus presupuestos de riqueza y prestigio, equivale a traicionar el plan salvador. Satanás encarna el poder que tienta la ambición del hombre y lo convierte en enemigo del género humano. Respuesta definitiva de Jesús, derrota del tentador. No se puede servir a dos señores (6,24). Los textos del Dt usados por Jesús no tienen carácter mesiánico; se aplican a todo hombre. Las tentaciones no son exclusivas suyas (6,13).

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