(heb. generalmente jômâh; gr. téijos). Las ciudades y los pueblos antiguos estaban rodeados por sistemas de fortificación* que usualmente consistían en muros de piedra, ladrillos o tierra apisonada. Los más antiguos encontrados hasta hoy en Palestina son los de los niveles inferiores de Jericó, construidos con piedras en un período anterior al invento de la cerámica. Los de la Edad Temprana del Bronce (3er milenio a.C.), como los de Hai. Tell el-Fâr{ah (quizá Tirsa) y Meguido, eran estructuras formidables con un espesor de entre 7,5 y 9 m. Consistían en 2 paredes de piedra paralelas y un núcleo de tierra y piedras entre ellas. 370. Parte inferior del Muro de la antigua ciudad de Siquem. Durante la Edad Media del Bronce (c 2000-c 1600 a.C.) se desarrollaron nuevas formas de fortificaciones, que se pueden dividir en 3 tipos: 1. Un muro inclinado, que consistía en una pared de piedra edificada con varias hileras de grandes bloques de piedras cortadas en forma irregular, que se ponía como fundamento en una zanja poco profunda (fig 370). Sobre esto se construía una pared de ladrillos. La parte inferior se rebocaba con un mortero de arcilla o caliza bien compacto para que fuera difícil, si no imposible, escalar el muro. Se han encontrado murallas de este tipo en Siquem y Jericó. 2. Un foso exterior y un muro. El foso de Tell el-{Ajjûl tenía 6 m de profundidad en el lado exterior y una inclinación de 35 grados hacia la ciudad. (Algunos eruditos creen ver en este complejo la mención encontrada en Dn. 9:25; otros, que sólo se refiere al foso.*) 3. Muros enormes, inclinados, de tierra apisonada, conocidos como fortificaciones 817 hicsas. Generalmente rodeaban campamentos rectangulares lo suficientemente grandes como para albergar fuerzas de carros de número respetable; éstos fueron introducidos en el Cercano Oriente en esa época. Ejemplos de estas fortificaciones son las murallas de Qatna, en Siria; Ascalón, en Palestina del sur; y Tell el-Yehãdîyeh, en el Egipto inferior. Durante la Edad Tardía del Bronce (c 1600-1200 a.C.) los cananeos perfeccionaron más los muros de las ciudades añadiéndoles fuertes torres,* y estructuras monumentales en las puertas,* reforzadas con torres. Los bloques de piedra que se usaron durante este período eran usualmente mayores que los empleados anteriormente, y en algunos casos (Bet-sán) se levantaron paredes dobles en forma de casamata; es decir, 2 paredes paralelas conectadas con paredes trasversales formando como pequeñas habitaciones. Los israelitas quedaron muy impresionados por los sólidos muros de los cananeos (Nm. 13:28), pero durante la primera parte de su historia en Palestina no hicieron intentos de edificar ciudades fortificadas para sí mismos. Aparentemente, estaban satisfechos de vivir en campamentos como lo habían hecho durante su peregrinación por el desierto, y dejaron las ciudades fuertes en manos de los cananeos (Jue. 1:21, 27-33). Sin embargo, gradualmente tomaron algunas de esas ciudades y comenzaron a imitar las técnicas de construcción de los cananeos; pero la evidencia arqueológica muestra que su edificación, al principio, fue muy inferior a la de éstos, como lo demuestra claramente, por ejemplo, el pequeño castillo de Saúl en Gabaa, pobremente construido. No obstante, rápidamente mejoraron sus técnicas, y los muros de Salomón son bastante buenos. Ejemplos de sus fortificaciones han aparecido en Meguido, Hazor y Gezer. También se construyeron sólidas murallas de ciudades durante el reino dividido. Por ejemplo, la de Tell en-Natsbeh tiene un espesor promedio de unos 4 m y fuertes torres a intervalos regulares (figs 357, 417). Los muros israelitas que rodeaban a Laquis también muestran gran fortaleza y buena artesanía (figs 306, 308). Véase Mizpa 4. El período persa, durante el cual el judaísmo postexílico reorganizó su estructura política, nos ha dejado muy pocos ejemplos de murallas de ciudad. En ese período Nehemías reconstruyó la de Jerusalén, pero la Biblia describe sólo su recorrido (Neh. 3), y no dice nada de las técnicas empleadas. Más se sabe de las fortificaciones del período helenístico, ejemplos de las cuales se han conservado en Samaria, como la sólida torre circular, en Betsur; y el fuerte castillo de los Tobías, en Transjordania. Del período herodiano temprano, en el que se levantaron muros de gran fortaleza, han sobrevivido algunos, como el Muro de los Lamentos, en Jerusalén (fig 371), una gran parte de la llamada Torre de David (fig 282), y también las murallas en ruinas de Masada, Maqueronte y otros lugares. 371. El Muro de los Lamentos, en Jerusalén, remanente del Muro exterior del templo de Herodes. La muralla actual que rodea la Ciudad Antigua de Jerusalén fue construida por Solimán II, el Magnífico, en el s XVI d.C., quien usó mucho material de construcción de estructuras antiguas, como todo visitante puede apreciar. Aunque esta obra no es antigua, probablemente su apariencia no difiera mucho de la ciudad en tiempos de Cristo (figs 121, 211, 279). Bib.: A. G Barrois, Manuel darchéologie biblique [Manual de arqueología bíblica] I (1939):127-212; M. Burrows, What Mean These Stones? [¿Qué significan estas piedras?] (New Haven, 1941), pp 136-156.
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