(gr. Thomás; transliteración del aram. Teômâ "mellizo [gemelo]"). Uno de los Doce apóstoles, también llamado Dídimo* (Jn. 11:16; 20:24; 21:2). Con excepción de su llamado a formar parte de los Doce (Mt. 10:3; Mr. 3:18; Lc. 6:15), los únicos incidentes en que él figura en la narración evangélica los presenta Juan. Cuando Jesús decidió regresar a Judea, después de recibir la invitación de María y Marta, Tomásles dijo a los demás discípulos: "Vamos también nosotros, para que muramos con él" (Jn. 11:16). Dos veces durante las semanas que precedieron a este incidente, los judíos de Jerusalén habían tomado piedras para dar muerte a Jesús (8:59; 10:31), y Tomás temía que otra visita a Jerusalén 1171 sólo resultara en la muerte tanto de Jesús como de sus seguidores. En la noche de la traición, cuando Jesús trataba de explicar su próxima pasión, muerte, resurrección y ascensión (13:31-14:4), Tomás protestó: "Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?" (14:5); obviamente, no comprendía la importancia de las declaraciones de su Maestro. Tomás no estaba presente cuando Jesús apareció por 1ª vez ante sus discípulos en el aposento alto después de su resurrección, y no quiso creer el informe de sus colegas a menos que tuviera la oportunidad de verificarlo a su entera satisfacción (20:24, 25). Una semana después, cuando Jesús apareció de nuevo, Tomás estaba presente (v 26), y el Señor resucitado lo invitó a tocar sus manos y su costado heridos. Entonces Tomás exclamó: "¡Señor mío, y Dios mio" (v 28), a lo que Jesús respondió: "Bienaventurados los que no vieron, y creyeron" (v 29). En realidad, la falta de disposición de Tomás de darle crédito a rumores acerca de la resurrección nos provee la evidencia confirmatorio de que se trataba de un acontecimiento histórico. Pero, por otra parte, Jesús lo reprendió amablemente por su lentitud para creer, porque si la creencia en este gran acontecimiento se limitara al testimonio visual, sólo se podría esperar que lo creyesen quienes vieran a Jesús resucitado. Un poco más tarde, Tomás fue uno de los discípulos a quienes Cristo se les apareció en la costa del Mar de Galilea (21:1, 2), y se lo nombra entre los otros 10 apóstoles que se encontraban en el aposento alto después de la ascensión (Hch. 1:13). Estos incidentes de la vida de Tomás lo caracterizan como un ardiente devoto de su Señor (Jn. 11), pero al mismo tiempo como tardo para comprender una verdad con que no estaba familiarizado (cp 14) -aunque tal vez no haya sido más lento que los demás- y como alguien a quien le costaba dar crédito a lo que decían sus compañeros (cp 20). Este último incidente ha dado pábulo a la idea de "Tomás, el incrédulo". De acuerdo con cierta tradición, Tomás habría trabajado en Partia y Persia, y habría fallecido en Edesa. Conforme con otra tradición, habría ido a la India donde sufrió el martirio. Esta última posibilidad aparece en la obra apócrifa titulada Los hechos de los apóstoles, un trabajo de características gnósticas procedente del s II d.C. y de dudoso valor. Un lugar cerca de Madrás, en la India, se conoce con el nombre de Monte de Santo Tomás. Una antigua comunidad cristiana del sur de este país, conocida como "los cristianos de Tomás", remontan sus orígenes al apóstol, pero si el Tomás relacionado con las primeras épocas del cristianismo en la India era realmente el discípulo o algún otro cristiano primitivo del mismo nombre, no se puede determinar. Para mayor información acerca del Evangelio de Tomás, véase Apócrifos del NT (1, 5).
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