La palabra “muchos” no existe en todos los idiomas,
algo que ha dado lugar a curiosos malentendidos. Sin ir más lejos, en
arameo, lenguaje en el que estaba escrita la antigua Biblia, carecía de
una forma para decir “muchos” o “muchas”, por lo que se empleaba el
número 40. Así, la frase “por 40 días” equivale a “por muchos días”. Lo
mismo pasa con el Diluvio Universal o la leyenda de los 40 ladrones, que
no eran 4 decenas, sino “muchos”.
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