Si Moisés era el enviado de Dios y, según el relato bíblico, recogió
en las tablas la ley divina en el Sinaí; en esta postal, al representar a
Marx con unas tablas que recogen los grandes textos del marxismo (el Manifiesto Comunista y el Capital)
parece intentar dotársele de la misma autoridad simbólica, aunque desde
una posición forzosamente no religiosa. Los valores iconográficos
religiosos han influido incluso en el modelo ejemplarmente ateo de
entender el mundo que es el marxista. Se trataba de un vehículo
simbólico de propaganda que llegaba fácilmente a mucha gente que había
recibido adoctrinamiento cristiano.
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