(Como Símbolo)
El ancla, a causa de su gran importancia en la navegación, fue especialmente considerada desde la antigüedad como un símbolo de seguridad. Los cristianos, por esta razón, al adoptar el ancla como un símbolo de esperanza en una existencia futura, simplemente dieron una nueva y superior significado a un emblema que les era familiar. En la doctrina cristiana, la virtud de la esperanza ocupa un lugar de gran importancia, Cristo es la esperanza que nunca falla para aquellos que creen en Él. San Pedro, San Pablo y algunos otros de los primeros Padres lo expresaron en este sentido, pero es en la Epístola a los Hebreos donde se conecta por primera vez, la idea de esperanza con el símbolo del ancla. Las Escrituras dicen que tenemos la “Esperanza” colocada delante de nosotros, “como un ancla del alma, firme y segura” (Hebreos 6,19-20). La esperanza de la que se habla aquí, no se relaciona a lo terrenal si no a cosas celestiales, y el ancla como símbolo cristiano, consecuentemente, se refiere solamente a la esperanza de la salvación. Se ubica entre los símbolos cristianos más antiguos. El bien conocido fragmento de la inscripción descubierta en el cementerio de Santa Domitila---examinada y completada por De Rossi (sepulc)rum (Flavi)orum –contiene el ancla y se ubica a fines del siglo I.
Durante los siglos II y III el ancla aparece frecuentemente en los epitafios de las catacumbas y particularmente, en las partes más antiguas de los cementerios de Santa Priscila, Santa Domitila, San Calixto y el Coemeterium majus. Cerca de setenta ejemplos de ello han sido hallados solamente en el cementerio de Santa Priscilla, antes del siglo IV. En el más antiguo de ellos (siglo II) se encuentra asociado con expresiones tales como pax tecum , pax tibi, in pace, las que asimismo reflejan la firme esperanza de los autores de esas inscripciones, que sus amigos han sido admitidos en el cielo. El ancla también se encuentra junto a nombres propios formados a partir de los términos latinos o griegos de esperanza – spes, elpis . San Ambrosio tenía evidentemente este símbolo en su mente cuando escribió (En referencia a la Epístola a los Hebreos 6): “Como el ancla lanzada desde un barco impide a éste ser movido mientras lo mantiene con seguridad, así la fe, fortalecida por la esperanza…” etc.
Formas Variadas del Ancla
Formas diferentes del ancla aparecen en los epitafios de las catacumbas, siendo la más común aquella en la cual un extremo termina en un aro pegado a la barra cruzada, mientras que la otra termina en dos ramas curvas o en punta de flecha. Hay, sin embargo, muchas derivaciones de este formato. En numerosos monumentos de los Santos Calixto y Priscilla, la barra cruzada está ausente y en otros, las barras curvas están reemplazadas por una transversal. Estas divergencias de las regulares no parecen tener alguna significación especial, pero el ancla cruciforme marca un interesante desarrollo simbólico. La aparición, más bien rara, de la Cruz en los monumentos cristianos en los primeros cuatros siglos de nuestra era, es una peculiaridad bien conocida; no más que una veintena de ejemplos pertenecen a este período. Aún cuando la cruz, en su forma conocida, no aparece frecuentemente, ciertos monumentos la representan de manera inteligible para un cristiano pero no para quien no compartiera esta religión. El ancla fue el símbolo mejor adaptado a este propósito y el empleado más a menudo. Una de las más destacadas de estas cruces encubiertas, del cementerio de Santa Domitila, consiste en un ancla colocada perpendicularmente, la barra transversal situada justo por debajo del aro. Para completar el símbolo, dos peces están presentes con las puntas de las ramas curvas en sus bocas. Una cruz real, parada en una especie de pedestal a su derecha, es casi indudablemente, suficiente indicación de que el autor de las mismas, en forma deliberada, ha intentado producir una imagen simbólica de la Crucifixión: el Pez místico (Cristo) sobre la cruz (el ancla) sugerida de este modo. A la misma categoría de símbolos, probablemente pertenezca el grupo de representaciones del delfín y el tridente. El ancla, como símbolo se encuentra sólo raramente en monumentos a partir de la mitad del siglo III y en los primeros tiempos del siglo IV ya había desaparecido.
Fuente: Hassett, Maurice. "The Anchor (as Symbol)." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01462a.htm>.
Traducido por Julio A. Domínguez.
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