martes, 3 de septiembre de 2013

AIMARA.


Aimara
Banner of the Qulla Suyu.svg
Ubicación Flag of Bolivia.svg Bolivia (1,3 millones) [cita requerida]
Flag of Peru.svg Perú (400.000)[cita requerida]
Flag of Chile.svg Chile (48.501)1
Flag of Argentina.svg Argentina
Población total 2,1 millones[cita requerida]
Idioma Aimara, español
Religión Catolicismo, creencias tradicionales andinas
Etnias relacionadas Jacaru, Cauq

Aymara,2 (Aimara:aymara Acerca de este sonido escuchar [aj.ˈma.ɾa]) a veces escrito como aimará o aymara, es el nombre que recibe un pueblo aborigen americano que desde hace miles de años habita la meseta andina del lago Titicaca desde tiempos precolombinos, repartiéndose su población entre el occidente de Bolivia, el sur del Perú, el norte de Chile y el norte de Argentina. Alternativamente, reciben el nombre de collas3 , aunque no hay correspondencia biunívoca entre ambos nombres.
El concepto de “aymara” aparece definitivamente entonces durante la colonia y, salvo raras excepciones, no fue utilizado para identificar sociopolíticamente ningún grupo poblacional en esa zona de los Andes. Todas estas formaciones sociopolíticas, verdaderas naciones durante los siglos XV y XVI, fueron agrupadas bajo la etiqueta “aymara”, para fines económicos, pero manteniéndose las nominaciones originarias para describir, por ejemplo, las organizaciones políticas más relevantes de acuerdo a los intereses económicos, eclesiásticos o administrativos territoriales fluctuantes de la colonia. Aunque se reconoce una encomienda “aymaraes” para el Distrito Colonial de La Paz, nombres jurisdiccionales nativos como “Carangas”, “Soras”, “Casayas”, “Aullagas”, “Uruquillas”, “Asanaques” y “Quillazas” son usados para el Distrito de La Plata (Torero Idem.) y hasta el siglo XVIII no existe una subdivisión política reconocida como “aymara” por la colonia. Durante esta época el Obispado de La Paz mantiene una organización administrativa utilizando las nominaciones originales de Sicasica, Pacajes, Omasuyos, Larecaja, Paucarcolla y Chucuito (Cosme Bueno, S. XVIII - 1951).4
Hay que advertir que el término “aymara” jamás fue reconocido socialmente por los pobladores nativos durante toda la colonia, y así continuó durante los periodos de Independencia y República (después de 1821 hasta la actualidad), manteniéndose su acepción original colonial, la cual ha sido usada siempre desde una perspectiva externa o foránea. Esta perspectiva se ha mantenido y sólo empezó a utilizarse sistemáticamente en términos sociológicos a partir de la primera mitad del siglo pasado cuando se establecieron los primeros parámetros antropológicos descriptivos de las sociedades andinas actuales hechos desde una perspectiva lingüística. Un ejemplo relevante es la clasificación de Greemberg (en Steward and Faron, 1959) que incluye al “quechua”, “aymara” y “uro” dentro de la subfamilia lingüística “andina”. La identificación cultural “aymara” obvió, en términos antropológicos, los complejos sistemas socioculturales de auto reconocimiento de las poblaciones del altiplano andino y la cuenca del lago Titicaca, lo que no paso con las poblaciones “quechuas”, que se entendieron en forma más diversificadas.
Las naciones o pueblos que ancestralmente hablan este idioma eran: aullaga, ayaviri, cana, canchis, carangas, charcas, larilari,5 lupacas, umasuyus,6 pacaje,7 pacasa y quillaca. A estos pueblos se les ha atribuido una única identidad[cita requerida] con el nombre qullasuyu (también conocido como Collasuyo) y conformaron una parte del Imperio inca.
Sus lugares ancestrales son tierras de clima semidesértico de muchas culturas reconocidas. La mayoría de los hablantes aimaras dependen de la agricultura, la cría de animales y la pesca. Su alimentación está constituida además de la papa, el chuño, la quinua, la harina de maíz, el charqui y la carne de camélidos americanos, entre otros.

Historia

Los hablantes aymaras se asocian a sí mismos como la civilización centrada en Tiwanaku, aunque Tiahuanacu es una cultura posterior seguida de la de los Incas. Hay evidencia lingüística que sugiere que los aymaras provinieron de más al norte, ocupando la meseta del Titicaca después de la caída de Tiahuanaco. No se han encontrado evidencias de habitantes de la civilización de Tiahuanaco que tuvieran lenguaje escrito.
También se denominan "tatas" o "taras".
El territorio tiwanaku fue fundado aproximadamente en el 200 a. C., como una pequeña villa, y creció a proporciones urbanas entre el 300 y el 500, consiguiendo un importante poder regional en el sur de los Andes. En su máxima extensión, la ciudad cubría aproximadamente 6 km², y tuvo una población máxima de unos 40.000 habitantes. Su estilo de alfarería era único, del encontrado hasta 2006 en Sudamérica. Una característica importante son las enormes piedras que se encontraron en el lugar; de aproximadamente diez toneladas, las cuales ellos cortaban, le daban forma cuadrada o rectangular y esculpían. Colapsó repentinamente aproximadamente en 1200. La ciudad fue abandonada y su estilo artístico se desvaneció.
Desaparecido el Imperio Tiwanaku, la región quedó fragmentada y fue ocupada por etnias aimaras. Estos aimaras se caracterizan por sus necrópolis compuestas por tumbas en forma de torres-chullpas. Existen también algunas fortalezas denominadas pucaras.
Aimaras con trajes e instrumentos típicos.
El modelo por el cual se regulaban estas etnias es el de verticalidad o control de los diversos pisos ecológicos que sostienen su economía de subsistencia. Ningún grupo humano necesita tanto de sus relaciones con la costa y con los valles como los pueblos aimaras del altiplano, por esta razón cada centro de la puna controlaba por medio de la colonización de zonas periféricas situadas a diferentes alturas y con climas varios.
A mediados del siglo XV el reino Colla conservaba un extenso territorio con su capital Hatun-Colla. El inca Viracocha incursionó en la región, pero quien la conquistó fue su hijo Pachacútec, noveno Inca.
Así como al norte se encontraban los Collas, al sur estaba la Confederación Charca que tenía dos grupos: Los Carangas y Quillacas en torno al lago Poopó, y los Charcas que ocupaban el norte de Potosí y parte de Cochabamba. Ambos, Charcas y Collas eran de habla aimara.
La cultura material de los Carangas presenta extensas necrópolis o chullpares, algunos de los cuales conservan todavía restos de pintura en sus muros exteriores. Una vez que los Carangas fueron conquistados por los incas, Huayna Cápac los llevó a trabajar al valle de Cochabamba como mitimaes.
El señorío denominado Charca, al que estaban adscritos Cara-caras fue conquistado por los incas en tiempo de Túpac Inca Yupanqui y llevados a la conquista de Quito. Por su parte el pueblo de los Cara-cara era tan belicoso como el Charca y aún más, en su territorio tienen lugar aun hoy en día luchas denominadas "T'inkus".
El Inca Lloque Yupanqui inició la conquista del territorio aimara a finales del siglo XIII, la que fue continuada por sus sucesores hasta que a mediados del siglo XV fue completada por Pachacútec al derrotar a Chuchi Kápak. De todas formas se cree que los incas tuvieron una gran influencia de los aimaras por algún tiempo, ya que su arquitectura, por la cual son muy conocidos los incas, fue claramente modificada sobre el estilo Tiwanaku, y finalmente los aimaras conservaron un grado de autonomía bajo el imperio Inca[cita requerida]. Posteriormente los aimaras del sur del Titicaca se rebelaron y tras rechazar el primer ataque de Túpac Yupanqui éste volvió con más tropas y los sometió. [1]
Su población se estima en 1 a 2 millones de personas durante el Imperio inca, eran el principal pueblo del Collasuyo, ocupando todo el oeste de Bolivia, sur de Perú y norte de Chile. Tras la conquista en menos de un siglo se redujieron a cerca de 200.000 sobrevivientes, o menos. Tras la independencia su población empezó a recuperarse.8
En la actualidad, la mayor parte de los aimaras viven ahora en la región del lago Titicaca y están concentrados en el sur del lago. El centro urbano de la región aimaras es El Alto, ciudad de 750.000 habitantes, y también en la La Paz sede de gobierno de Bolivia. Además, muchos aimaras viven y trabajan como campesinos en los alrededores del Altiplano. Se estima en 1.600.000 a los bolivianos aimara-parlantes. Entre 300.000 y 500.000 peruanos utilizan la lengua en los departamentos de Puno, Tacna, Moquegua y Arequipa. En Chile hay 48.000 aimaras en las áreas de Arica, Iquique y Antofagasta, mientras que un grupo menor se halla en las provincias argentinas de Salta y Jujuy.9
El aimara utilizó un tipo de proto-khipus, sistema nemotécnico de contabilidad básica común a varios pueblos precolombinos, como los de Caral-Supe y Wari (anteriores a los aimara), y los Incas. No existen evidencias que hayan tenido lenguaje escrito, a pesar de que algunos, como William Burns Glyn, sostienen que los khipus incaicos pudieron ser una forma de ello.

Demografía

País Población aimara-hablante Año del censo Referencia
Argentina 4 104 2001 10
Bolivia 1 525 957 2001 11
Chile 48 501 2002 12
Perú 443 248 2007 13

Cultura

Wiphala

Bandera wiphala.
Su idioma es la lengua aimara, aunque muchos de ellos hablan castellano como consecuencia de la colonización o conquista española. Su símbolo o bandera es la Wiphala. No obstante, la misma ha sido cuestionada por muchos historiadores al no existir antecedentes históricos que demuestren su origen aimara (en sí misma, las banderas son símbolos europeos); al contrario, algunos indicios apuntan a un surgimiento moderno de la Wiphala (durante el siglo XX) como un elemento sustraído de la marca de una bebida gaseosa. Por lo cual gran parte de la población boliviana no acepta este nuevo simbolo.

Uso de la hoja de coca

Algunas personas acostumbran masticar la hoja sagrada de coca (Erythroxylum coca). Por su condición de hoja sagrada de la coca durante la época del imperio incaico, su uso estaba restringido al inca, nobleza y sacerdotes bajo pena de muerte. Además del uso en masticación, utilizan las hojas de coca en remedios al igual que en rituales. Durante este último siglo, estas plantaciones les ha traído conflictos con las autoridades, por prevenir la creación de la droga cocaína. Sin embargo, la coca tiene gran participación en la religión de los aimaras, al igual que antes con los incas y últimamente se ha convertido en un símbolo cultural de su identidad. Los cultos de Amaru, Mallku y Pachamama son la más formas más antigua de celebración que los aimaras aún realizan.

Calendario aimara

Año nuevo aimara

Aún no existen fundamentos históricos para determinar que el año aimara se celebra el 21 de junio o para establecer un cómputo exacto del año que se cumple (por ejemplo, en el 2011 se llegaría al año 5519 del calendario aimara; tal fecha (21 de junio) coincide con el solsticio de invierno, el cual fue festejado ancestralmente por el pueblo quechua en la fiesta del Inti Raymi.
A partir del año 2009, el día 21 de junio es «feriado nacional inamovible» en Bolivia.14 Aunque este feriado es resistido por una gran parte de la población boliviana por el hecho de que no toda la gente que habita este país desciende de la cultura aymara.

Recibimiento del Sol

Puerta del Sol.
En Tiwanaku antes del 21 de junio los comunarios y turistas quien vienen a conocer y a compartir esta fiesta milenaria, el día 20 de junio realizan una víspera similar al Año Nuevo tradicional igualmente para despedir el año viejo. A partir entre las 6:00 y 7:00 de la mañana, se preparan con música folclórica tradicional y rituales para recibir el nuevo año frente a la Tiwanaku con la entrada de los primeros rayos del sol, como también la llegada del solsticio y la época del invierno.

Creencias

Esta tradición milenaria que se ha conservado en su cosmovisión ancestral, se dice que la llegada de todos los años es para el bienestar y la buena fertilización de la cosecha. Lo mismo y similar al año nuevo tradicional, para los creyentes los años venideros sera una gran prosperidad quienes lo deseen. Los sacerdotes comunarios, realizan rituales y dan agradecimiento a la Pachamama como un deseo de bendición.
Algunos conceptos propios de dicha cosmovisión (como el "suma qamaña") fueron recogidos en la última reforma constitucional boliviana como parte de la política del gobierno de Evo Morales, para la dignificación de la identidad indígena.[cita requerida] Su creencia no se aprecia, en forma de adoraciones exageradas en lo abstracto u invisible, tienen una religiosidad viviente, donde los vivos y los muertos no dejan de existir, es decir solo cumplen siglo de vida para volver al comienzo. Las divinidades son energías son su sobrevivencias EL Tata-Inti o el dios sol o como la pachamama o la madre tierra, son los puntos de partidas son punto de todo. Por eso toda ceremonia se inicia mirando hacia arriba, hacia el sol.

Véase también

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