(heb. jârâsh, un término genérico). Persona hábil en trabajos manuales. La tradición hebrea establecía que cada muchacho aprendiera un oficio. Adán recibió instrucción como jardinero (Gn. 2:15); Jesús fue carpintero (Mr. 6:3); Pablo, fabricante de tiendas o carpas (Hch. 18:3). La sociedad en tiempos bíblicos tenía constructores de barcos (2 Cr. 9:21), ladrilleros (Gn. 11:3; Ex. 5; Is. 9:10), carpinteros (2 R. 22:6; Esd. 3:7; Is. 41:7), lavadores (Mal, 3:2; Mr. 9:3), albañiles (2 S. 5:11; 2 R. 12:12; 2 Cr. 24:12, LPD), artesanos en metales (Ex. 25:31-39; 26:37), curtidores (Hch. 9:43), leñadores (1R. 5:6, 15), tejedores (Ex. 36:8), etc. El trasfondo social de la narración bíblica implica artesanos de muchas clases, aunque no se las menciona a todas específicamente; por ejemplo: zapateros, proyectistas y constructores de caminos, de acueductos, etc. Véase Artífice.
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