La escasez de agua en Palestina (cf. Col 1416-7) hace absolutamente necesario, tanto para hombres y animales como para el suelo, el aprovisionamiento de aguas. De ahí la alta estima en que se tienen las fuentes. Cuando éstas faltan, se cavan pozos o se recoge el agua en estanques y cisternas. En tiempos de guerra, tiene para los sitiados importancia vital la conducción secreta de aguas. Así se explica que desde muy antiguo se tratara de asegurar el acceso subterráneo a los manantiales; p. ej. en Jerusalé, Gabaón y Meguiddó. Al revés, el primer empeño de los sitiadores era cortar el acceso al agua.
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