San Juaquín y Santa Ana,
patrones de los abuelos
Ver también: Carta de Juan Pablo II a los ancianos
El Papa presenta a los abuelos como «garantes» de la ternura que todos necesitan Benedicto XVI, 8 julio 2006, Valencia, España (ZENIT.org)
El
Papa reconoció que los abuelos «pueden ser -y son tantas veces- los
garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y
recibir».
«Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias»
«Ojalá que, bajo ningún concepto, sean excluidos del círculo familiar»
«Son
un tesoro que no podemos arrebatarles a las nuevas generaciones, sobre
todo cuando dan testimonio de fe ante la cercanía de la muerte».
"Los abuelos: su testimonio y presencia en la familia" Benedicto XVI, 5 abril, 2008.
El Papa, tras recordar que la Iglesia siempre reconoció la "gran riqueza de los abuelos desde el punto de vista humano y social, religioso y espiritual", dijo que "en el pasado, los abuelos tenían un papel importante en la vida y en el crecimiento de la familia. Incluso cuando la edad avanzaba, seguían estando presentes con sus hijos, con los nietos y quizá con los bisnietos, dando un testimonio vivo de atención, de sacrificio y de entrega cotidiana sin reservas".
El Papa afirmó que con los "profundos cambios en la vida de las familias debidos a la evolución económica y social", algunos ancianos se dan cuenta de que "son un peso para la familia y prefieren vivir solos o en asilos, con todas las consecuencias que conllevan estas decisiones".
"Por desgracia se sigue difundiendo la 'cultura de la muerte', que amenaza también a la tercera edad. Con gran insistencia se llega incluso a proponer la eutanasia como solución para resolver ciertas situaciones difíciles". Por eso, "es necesario reaccionar siempre con fuerza ante lo que deshumaniza la sociedad. Hay que derrotar juntos toda marginación, porque los abuelos, las abuelas, los ancianos, no son los únicos que se ven arrollados por la mentalidad individualista, sino todos. Si los abuelos, como se dice a menudo, constituyen un precioso talento, hay que poner en práctica decisiones coherentes que permitan valorarlos mejor".
El Papa pidió que "los abuelos vuelvan a ser una presencia viva en la familia, en la Iglesia y en la sociedad, que continúen siendo testigos de unidad, de valores fundados en la fidelidad a un único amor que genera la fe y la alegría de vivir. Los llamados nuevos modelos de familia y el relativismo reinante han debilitado estos valores fundamentales del núcleo familiar".
"Para afrontar la crisis de la familia, ¿no se podría partir precisamente de la presencia y del testimonio de aquellos -los abuelos- que cuentan con una mayor firmeza de valores y de proyectos? No se puede proyectar el futuro sin retornar a un pasado rico de experiencias significativas y de puntos de referencia espiritual y moral".
El Papa, tras recordar que la Iglesia siempre reconoció la "gran riqueza de los abuelos desde el punto de vista humano y social, religioso y espiritual", dijo que "en el pasado, los abuelos tenían un papel importante en la vida y en el crecimiento de la familia. Incluso cuando la edad avanzaba, seguían estando presentes con sus hijos, con los nietos y quizá con los bisnietos, dando un testimonio vivo de atención, de sacrificio y de entrega cotidiana sin reservas".
El Papa afirmó que con los "profundos cambios en la vida de las familias debidos a la evolución económica y social", algunos ancianos se dan cuenta de que "son un peso para la familia y prefieren vivir solos o en asilos, con todas las consecuencias que conllevan estas decisiones".
"Por desgracia se sigue difundiendo la 'cultura de la muerte', que amenaza también a la tercera edad. Con gran insistencia se llega incluso a proponer la eutanasia como solución para resolver ciertas situaciones difíciles". Por eso, "es necesario reaccionar siempre con fuerza ante lo que deshumaniza la sociedad. Hay que derrotar juntos toda marginación, porque los abuelos, las abuelas, los ancianos, no son los únicos que se ven arrollados por la mentalidad individualista, sino todos. Si los abuelos, como se dice a menudo, constituyen un precioso talento, hay que poner en práctica decisiones coherentes que permitan valorarlos mejor".
El Papa pidió que "los abuelos vuelvan a ser una presencia viva en la familia, en la Iglesia y en la sociedad, que continúen siendo testigos de unidad, de valores fundados en la fidelidad a un único amor que genera la fe y la alegría de vivir. Los llamados nuevos modelos de familia y el relativismo reinante han debilitado estos valores fundamentales del núcleo familiar".
"Para afrontar la crisis de la familia, ¿no se podría partir precisamente de la presencia y del testimonio de aquellos -los abuelos- que cuentan con una mayor firmeza de valores y de proyectos? No se puede proyectar el futuro sin retornar a un pasado rico de experiencias significativas y de puntos de referencia espiritual y moral".
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