Durante la evolución del mundo occidental moderno han surgido varias
alternativas seculares a la religión. Pueden ser sustitutos de las
religiones tradicionales, rivales de ellas o complementos. Entre ellas
se incluyen el nacionalismo, marxismo, positivismo científico,
psicología profunda freudiana, utilitarismo y humanismo secular. El
nacionalismo extremo en la forma de marxismo fue responsable de la II
Guerra Mundial, y sigue siendo una fuerza en cuanto muchas nuevas
naciones se han independizado y muchos grupos étnicos se esfuerzan por
establecer su propia posición. Como la religión, el nacionalismo cuenta
con su propia comunidad, rituales, ética, doctrinas, textos sagrados,
estética e incluso espiritualidad. De igual modo actúan en mayor o menor
grado otras alternativas seculares a la religión. El marxismo hasta
hace poco ejercía una influencia en muchos países, los escritos de Marx y
Mao eran tratados como textos sagrados y la “fe” y la “conversión”
formaban parte del comunismo. El positivismo científico tiene fe en la
ciencia y en sus posibilidades para la mejora del mundo; el
freudianismo, en el psicoanálisis; el humanismo profundo, derivado con
frecuencia de la obra de Carl Jung, en el potencial humano; el
utilitarísmo, que para John Stuart Mill funcionaba como una secta, y el
humanismo secular, visto en figuras como Beltran Rusell, que combinaba
el compromiso social y la protesta radical con sus puntos de vista
agnósticos; todos ellos han funcionado como alternativas a la religión.
Sin embargo, aunque han lanzado con frecuencia un ataque contra religión
por estar contra el Estado, por ser “el opio del pueblo”,
intolerante y demás, en la práctica ha habido con frecuencia una fusión
de elementos de una religión y una alternativa secular como en la
teología de la liberación, el humanismo cristiano, la religión civil,
etc.
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