sábado, 29 de marzo de 2014
LA FIESTA DEL PI CENTELLES.
La última semana del mes de diciembre el pueblo de Centelles celebra el final del año de una forma peculiar. Si has decidido coger un vuelo a Barcelona y visitarlo (está a 52 kilómetros, en la comarca de Osona), conviene que vayas acostumbrando los oídos al estruendo y el olfato a la pólvora: es la Fiesta del Pi.
El pi, pino en catalán, es el árbol en torno al cual van a desarrollarse los festejos, porque éstos empiezan el día 26, San Esteban, cuando se elige y marca el pino más hermoso y apropiado del monte, procurando que tenga el tronco bien recto y la copa frondosa y redondeada. Quienes llevan a cabo la selección son los galejadors (arcabuceros) que, ataviados con la vestimenta tradicional de payés (camisa, chaleco, barretina roja), desempeñan la labor mientras disparan al aire sus trabucos.
A lo largo de los tres días siguientes se van preparando unos ramilletes con manzanas y neules, una especie de barquillos, y el Ayuntamiento reparte pólvora a los galejadors. Así llega el 30, el día grande, Santa Coloma, que empieza a las siete de la mañana con una misa tras la cual se sube al monte, entre tiros, para disfrutar de una parrillada de embutidos catalanes (butifarra). Luego, llega el momento de talar el pino elegido el 26; se hace con sumo cuidado para que no se estropee la copa al caer y, una vez derribado, se traslada en un carro de bueyes a la plaza Mayor donde a mediodía el Capitán (el galejador más antiguo) dirige una impresionante y ensordecedora traca combinada con la música de las bandas. Una hora dura la descarga antes de colocar el árbol en la puerta de la iglesia para una curiosa costumbre: hacerlo danzar a los sones de la canción Ara balla el pi (Ahora baila el pino).
Ya dentro del templo se canta el himno del pueblo; dice la letra, traducida:“Patrona de Centella,/Coloma, ave del cielo,/guía hacia el camino de la estrella/a este pueblo fiel”. Al árbol se le atan los cinco ramilletes confeccionados antes y es colgado del revés encima del altar. La jornada siguiente, fin de año, es la Fiesta Mayor de Invierno. A las once hay otra misa y después, cómo no, tiros. Los festejos se interrumpen entonces hasta el 6 de enero. Es el día en que tras la misa solemne se descuelga el pino y se reparten entre los galejadors las manzanas y los barquillos.
La Festa del Pi, catalogada por la Generalitat como Fiesta de Interés Tradicional Turístico Nacional en 1987, está documentada desde 1751 aunque hay motivos para sospechar que hunde sus raíces en el paganismo precristiano. Como la propia Navidad, al fin y al cabo, pues resulta obvia la identificación con el Solsticio de Invierno.
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