Es el afán de poseer, pasión interior prohibida en el decálogo (Éx 20,17), descrita en Jos 7,21. Lleva a la confianza en lo poseído, muchas veces condenada como rival de la confianza en Dios. Impulsa a adquirir y conservar con cualquier medio: acumulando bienes inmuebles (Is 5,8), robando (Dt 5,19; Miq 2,1s), explotando a los débiles (Éx 22,21), a los obreros (Jr 22,13), prestando con usura (Éx 22,24), aceptando o exigiendo soborno (Is 1,23), no devolviendo lo prestado (Sal 37,21), acaparando en tiempo de necesidad (Prov 11,26), "aumentando el precio y encogiendo la medida" (Am 8,5). También a escala internacional, cambiando fronteras y saqueando, como rel rey de Asur (Is 10,13s).
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