Anteriormente, en la mayoría de las basílicas, catedrales e iglesias grandes se erigía sobre el altar mayor una gran estructura en forma de cúpula o domo sobre cuatro columnas, a la que se le llamaba ciborio (N.T.: luego se le llamó dosel). Entre las columnas corrían barras de metal, con anillos a los que se sujetaban cortinas que, según las rúbricas de los distintos templos, se corrían alrededor del altar en ciertas partes de la Misa. Estas cortinas eran llamadas tetravela altaris y estaban hechas de lino, seda, tela de oro y otras materias preciosas.
En las vidas de muchos de los pontífices romanos (Gregorio IV, León IV, Nicolás I) leemos que ellos regalaron cortinas como esas a las iglesias de Roma. Cuando el dosel de altar cayó en desuso se suspendía una cortina en la parte posterior del altar, llamada mampara de altar y otras dos, una a cada lado. Estas eran colgadas de varillas fijadas a la pared o al retablo, o se apoyaba en cuatro pilares erigidos a cada lado del altar. Los pilares eran coronados por ángeles que sostenían candelabros, en los que se encendían velas en ocasiones solemnes ocasiones. Probablemente, se puede remontar a ellos el origen de los candeleros de altar de hoy día.
Fuente: Schulte, Augustin Joseph. "Altar Curtain." The Catholic
Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. 27 Feb.
2012 <http://www.newadvent.org/cathen/01353a.htm>.
Traducido por Giovanni E. Reyes. rc
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