Beato Crispín de Viterbo

Fraile Menores Capuchinos ; b. en Viterbo en 1668; d. en Roma , 19 de mayo de 1750. Cuando tenía cinco años, su piadosa madre lo llevó a un santuario de la Santísima Virgen , a poca distancia de Viterbo , donde se consagró él a la Madre de Dios y lo colocó bajo su protección especial. El niño creció más allá de sus años en virtud y la ciencia de los santos ; de modo que el townsfold de Viterbo solían llamarlo il Santarello, el pequeño santo . Como Crispin un día vio los capuchinos novatos caminar en procesión , Dios inspirado él con el deseo de abrazar la vida religiosa . Fue poco tiempo después recibió en la orden franciscana como un simple hermano lego . Después de haber sido empleado por alguna tiempo como cocinero en el convento en Viterbo , fue enviado a Tolfa , Un pueblo no muy distante de Civita Becchia, para cumplir la misma oficina. Desde allí fue enviado a Roma y finalmente a Albano . Aquí Crispin fue visitado por el hombres del mundo, por obispos y cardenales , e incluso por el Papa a sí mismo, que siempre se deleitaba en la conversación con el humilde hermano lego . Era esfuerzo constante de Crispin imitar el virtudes de su patrón , St. Félix de Cantalicio , a quien había elegido como su modelo de perfección al principio de su vida religiosa . Gusta San Félix , Que solía llamarse a sí mismo el culo o ritmo de carga de los Capuchinos , y, teniendo en una ocasión se le preguntó por un extraño por qué se fue con la cabeza descubierta , Crispin respondió jocosamente, que "un culo no llevar un sombrero ". Por débil por la vejez y por su numerosa austeridades , Fue enviado a Roma por sus superiores, hay que poner fin a su santo vida . Su cuerpo, que incluso en la actualidad se encuentra todavía en un notable estado de conservación, se apoya en una de la parte altares en el iglesia de los Padres Capuchinos en Roma . Bendito Crispin fue solemnemente beatificada por el Papa Pío VII en 1806. Su hazaña se celebra sólo por los capuchinos .

Fuentes

LEO, Vidas de los Santos y Beatos de las Tres Órdenes de San Francisco (Taunton, 1886), II, 280-85.