(heb. mêrôth, merûtsâh; etc.; gr. agon, drómos). Deporte conocido por los antiguos, tanto del AT como del NT. Las carreras mejor conocidas por medio de la literatura antigua son las de a pie y las de carros de los griegos y los romanos. Se han excavado estadios para esas competencias en varios lugares del mundo de ese tiempo. Las pedestres eran practicadas por los hebreos desde temprano en su historia. El salmista compara al sol con un joven fuerte que corre alegremente su Carrera (Sal. 19:5, DHH). Salomón, por observación o participación 214 sabía, que la victoria no siempre era del corredor más veloz, sino a veces del favorecido por las circunstancias y la suerte (Ec. 9:11). El apóstol Pablo, quien como sus lectores se hallaba familiarizado con el mundo greco-romano, menciona varias veces las carreras y las compara con la vida cristiana. Estimula a sus lectores a ejercer el dominio propio como los atletas que se entrenan para una competencia, y que se esfuercen tan fervientemente por la corona eterna como los corredores por una corona de laureles (1 Co. 9:24-27). Al fin de su vida comparó su ministerio como una Carrera corrida con éxito (2 Ti. 4:7). En He. 12:1 y 2 dice que el cristiano está rodeado por una gran nube de testigos, como los que asistían a las competencias atléticas. Le advierte que su entrenamiento requiere mucha paciencia, que debe poner a un lado todo con el fin de alcanzar su meta, una alusión al hecho de que los competidores en las carreras pedestres griegas (como en otros eventos atléticos) se quitaban la ropa y corrían desnudos para no verse estorbados por nada que les impidiera ganar.
lunes, 8 de diciembre de 2014
Carrera.
(heb. mêrôth, merûtsâh; etc.; gr. agon, drómos). Deporte conocido por los antiguos, tanto del AT como del NT. Las carreras mejor conocidas por medio de la literatura antigua son las de a pie y las de carros de los griegos y los romanos. Se han excavado estadios para esas competencias en varios lugares del mundo de ese tiempo. Las pedestres eran practicadas por los hebreos desde temprano en su historia. El salmista compara al sol con un joven fuerte que corre alegremente su Carrera (Sal. 19:5, DHH). Salomón, por observación o participación 214 sabía, que la victoria no siempre era del corredor más veloz, sino a veces del favorecido por las circunstancias y la suerte (Ec. 9:11). El apóstol Pablo, quien como sus lectores se hallaba familiarizado con el mundo greco-romano, menciona varias veces las carreras y las compara con la vida cristiana. Estimula a sus lectores a ejercer el dominio propio como los atletas que se entrenan para una competencia, y que se esfuercen tan fervientemente por la corona eterna como los corredores por una corona de laureles (1 Co. 9:24-27). Al fin de su vida comparó su ministerio como una Carrera corrida con éxito (2 Ti. 4:7). En He. 12:1 y 2 dice que el cristiano está rodeado por una gran nube de testigos, como los que asistían a las competencias atléticas. Le advierte que su entrenamiento requiere mucha paciencia, que debe poner a un lado todo con el fin de alcanzar su meta, una alusión al hecho de que los competidores en las carreras pedestres griegas (como en otros eventos atléticos) se quitaban la ropa y corrían desnudos para no verse estorbados por nada que les impidiera ganar.
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