Todo el mal social radica en el egoísmo personal. Si no
se transforma el hombre, cada uno de los hombres, es
imposible que cambie la sociedad que los contiene, por
eso la única condición para el cambio social es el
cambio personal. Para hacernos una idea de las
consecuencias del pecado y de sus derivaciones, bastaría
con recorrer cualquier día, las páginas de cualquier
periódico y veremos los pecados sociales y personales de
la humanidad: la arrogancia social, la falta de caridad,
la estructura lujuriosa y de injusticia , la depravación
de las costumbres, la carrera de armamento, la violación
de los derechos del hombre, la falta de ilusión y de
fe... etc. Y lo más grave todavía es que los
"hombres superiores" de nuestros días
siguiendo ese mal camino, además, encima tratan de
justificarse. Sus pecados los planifican como virtudes de
interés nacional o razones de Estado y el desorden es
cada vez más grande (Recordemos a Hitler).
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