La vida que poseemos de D. es tan poco de fiar que no pasa de un
conglomerado de contaminaciones hagiográficas: es un calco de la Passio de
S. Galicano, complicado con la de un S. Donato de Epiro y relleno de
anacronismos e incongruencias. Elaborada entre los s. V y VI, fue conocida
y popularizada por S. Gregorio Magno (v.). Se resume como sigue:
Natural de Nicomedia, siendo aún niño pasó con sus padres a Roma. Fue allí educado por un presbítero llamado Pimenio, del titulus Pastoris, iglesia en la cual D. fue lector al mismo tiempo que el futuro Juliano el Apóstata (v.) era subdiácono. Alcanzado por éste el cetro del Imperio y promulgada la persecución, perdieron la vida Pimenio y los padres de Donato. Refugióse éste en Arezzo donde, acogido por el monje Hilariano (apropiación de S. Hilarino de Ostia) predica, ejerce la caridad, obra milagros y es ordenado presbítero por Sátiro, primer obispo de aquella ciudad. A poco de sufrir éste el martirio, el papa S. Julio I consagra a D. para la sede aretina. Multiplica las conversiones y los milagros y un mes después de un famoso prodigio del que se hace eco el Martirologio romano y que provocó la conversión de 79 gentiles, el praeses augustalis Cuadraciano manda detener y decapitar a D. sub juliano, a. 352, a los 12 de pontificado.
Todo el relato es un conjunto de hechos fantásticos y de alusiones a personajes reales, pero ajenos al verdadero santo. El misterioso Pimenio debe relacionarse con el vocablo griego poimén, pastor, titulus Pastoris. Juliano el Apóstata inició la persecución el a. 362 y murió al siguiente. La formación del emperador no era romana; apenas si hablaba latín; los martirios en Occidente no existieron sino en la fantasía de las novelas hagiográficas escritas, como la de Donato, en el s. vi. En resumen sólo parece válido el siguiente latérculo del Martirologio jeronimiano: «En la ciudad de Aritio de Toscana, Donato, obispo y confesor» el 7 de agosto.
Natural de Nicomedia, siendo aún niño pasó con sus padres a Roma. Fue allí educado por un presbítero llamado Pimenio, del titulus Pastoris, iglesia en la cual D. fue lector al mismo tiempo que el futuro Juliano el Apóstata (v.) era subdiácono. Alcanzado por éste el cetro del Imperio y promulgada la persecución, perdieron la vida Pimenio y los padres de Donato. Refugióse éste en Arezzo donde, acogido por el monje Hilariano (apropiación de S. Hilarino de Ostia) predica, ejerce la caridad, obra milagros y es ordenado presbítero por Sátiro, primer obispo de aquella ciudad. A poco de sufrir éste el martirio, el papa S. Julio I consagra a D. para la sede aretina. Multiplica las conversiones y los milagros y un mes después de un famoso prodigio del que se hace eco el Martirologio romano y que provocó la conversión de 79 gentiles, el praeses augustalis Cuadraciano manda detener y decapitar a D. sub juliano, a. 352, a los 12 de pontificado.
Todo el relato es un conjunto de hechos fantásticos y de alusiones a personajes reales, pero ajenos al verdadero santo. El misterioso Pimenio debe relacionarse con el vocablo griego poimén, pastor, titulus Pastoris. Juliano el Apóstata inició la persecución el a. 362 y murió al siguiente. La formación del emperador no era romana; apenas si hablaba latín; los martirios en Occidente no existieron sino en la fantasía de las novelas hagiográficas escritas, como la de Donato, en el s. vi. En resumen sólo parece válido el siguiente latérculo del Martirologio jeronimiano: «En la ciudad de Aritio de Toscana, Donato, obispo y confesor» el 7 de agosto.
BIBL.: Acta Sanct. 7 de agosto;
Martyrologium Hieronymianum, p. 422; Martyrologium Romanum, 7 de agosto;
Bibliotheca Hagiographica Latina, 2289-2296; «Analecta Bollandianan»
74,28.36.37.
MANUEL RODRÍGUEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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