Éxodo: 31Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. 2El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
3Moisés dijo:
-Voy a acercarme a mirar este espectáculo tan admirable: cómo es que no se quema la zarza.
4Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:
-Moisés, Moisés.
Respondió él:
-Aquí estoy.
5Dijo Dios:
-No te acerques. Quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.
6Y añadió:
-Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.
Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios.
7El Señor le dijo:
-He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. 8Y he bajado a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel, el país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos. 9La queja de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. 10Y ahora, anda, que te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.
11Moisés respondió a Dios:
-¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto?
12Respondió Dios:
-Yo estoy contigo, y ésta es la señal de que yo te envío: que cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña.
13Moisés replicó a Dios:
-Mira, yo iré a los israelitas y les diré: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?
14Dios dijo a Moisés:
-"Soy el que soy". Esto dirás a los israelitas: "Yo soy" me envía a vosotros.
15Dios añadió:
-Esto dirás a los israelitas: El Señor Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación. 16Vete, reúne a las autoridades de Israel y diles: El Señor Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios. 17He decidido sacaros de la opresión egipcia y haceros subir al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel. 18Ellos te harán caso, y tú, con las autoridades de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios. 19Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; 20pero yo extenderé la mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejaré marchar. 21Y haré que este pueblo se gane el favor de los egipcios, de modo que al salir no se marchen con las manos vacías. 22Las mujeres pedirán a sus vecinas, o a las dueñas de las casas donde se alojen, objetos de plata y oro y ropa para vestir a sus hijos e hijas. Así os llevaréis botín de Egipto.
¿Cuál es el origen del nombre Yhwh? ¿Existía fuera y antes de Israel? ¿Qué significa en sí? ¿Qué función tiene en el relato? Sobre las dos primeras preguntas se han multiplicado las conjeturas sin ofrecer una respuesta plausible. Sobre lo segundo: empezamos confesando que nuestra vocalización es dudosa, pues en composición encontramos las formas Yah, Yo, Yeho. La corriente, Yahwe, es una forma factitiva del verbo hyh = ser, existir, el que da ser, hace existir. Así podía sonar a oídos hebreos.
En el texto Dios cambia el verbo en primera persona y forma una frase al parecer tautológica. Si lo traducimos en indefinido, "el que sea", la respuesta es evasiva (como en Gn 32): el nombre no importa, soy el Dios de los patriarcas y estoy contigo. Si lo traducimos como enunciado, "soy el que soy", se presta a la reflexión. Primero, se encuentra en la esfera del ser o existir (cfr. Sab 13,1; Jn 8,58; Ap 1,4); segundo no se define por predicados externos, sino por sí mismo; en nuestra terminología refinada, diríamos "un ser absoluto". Ahora bien, para los israelitas vale el sentido enunciativo, "Yo soy", que se ofrece como explicación de un nombre ya conocido y se identifica con el Dios de los patriarcas. Y añade una orden perpetua: en adelante Dios será invocado con el nombre de Yhwh. Y así fue (Is 42,8; 26,8) hasta que en tiempos posteriores se evitó dicho nombre y se susitutó por Adonay.
En la teoría documentaria: el Elohísta considera que en este punto se revela el nombre de Yhwh; hasta el presente él ha usado sólo el nombre elohim o un sustituto.
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