martes, 15 de marzo de 2016

Escalera de Jacob

 
Catacomba, Vía Latina.
La escalera de Jacob (en hebreo סֻלָּם sullām, «escalera») es una estructura mencionada en la Biblia (Génesis 28,11-19) en la que los ángeles ascendían y descendían del cielo. Fue vista por el patriarca Israel durante un sueño, tras su huida por su enfrentamiento con su hermano Esaú:
 
Jacob en Betel (Os 12,5; Sab 10,10)

10Jacob salió de Berseba y se dirigió a Jarán. 11Acertó a llegar a un lugar; y como se había puesto el sol, se quedó allí a pasar la noche. Tomó una piedra del lugar, se la puso como almohada y se acostó en aquel lugar.
12Tuvo un sueño: una rampa, plantada en tierra, tocaba con el extremo el cielo. Mensajeros de Dios subían y bajaban por ella. 13El Señor estaba en pie sobre ella y dijo:
-Yo soy el Señor, Dios de Abrahán tu padre y Dios de Isaac. La tierra en que yaces te la daré ati y a tu descendencia. 14Tu descendencia será como el polvo de la tierra; te extenderás a occidente y oriente, al norte y al sur. Por ti y por tu descendencia todos los pueblos del mundo serán benditos. 15Yo estoy contigo, te acompañaré adonde vayas, te haré volver a este país y no te abandonaré hasta cumplirte cuanto te he prometido.
16Despertó Jacob del sueño y dijo:
-Realmente está el Señor en este lugar y yo no lo sabía.
17Y añadió aterrorizado:
-¡Qué terrible es este lugar! Es nada menos que casa de Dios y Puerta del Cielo.
18Jacob se levantó de mañana, tomó la piedra que le había servido de almohada, la colocó a modo de estela y derramó aceite en la punta. 19Y llamó al lugar Casa de Dios (la ciudad se llamaba antes Luz*). 20Jacob pronunció un voto:
-Si Dios está conmigo y me guarda en el viaje que estoy haciendo y me da pan para comer y vestido con que cubrirme, 21y si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, 22y esta piedra que he colocado como estela será una casa de Dios y te daré un diezmo de todo lo que me des.
 
Explicación.
 
28,10-22 El nuevo episodio sorprende a Jacob en su viaje de Berseba a Jarán y se detiene en una noche histórica. Un alto y un salto en el camino. El que vivía tranquilo en tiendas junto a sus padres (25,27), anda ahora a campo traviesa: no tiene parientes que lo acojan ni extranjeros que le ofrezcan hospitalidad. El rico de bendiciones celestes, marcha con un bastón en la mano (32,11) y pedirá a Dios solamente pan y vestido (v.20). El futuro señor de pueblos marcha fugitivo. Duerme donde le alcanza la puesta del sol y por cabecera tiene una piedra.
El camino es como una línea en un plano horizontal. El sueño y la aparición son un desgarrón hacia arriba: lo vertical en un punto del camino. El sueño es el reino de los símbolos. De Jacob no nos consta su preocupación religiosa: una vez ha mencionado al Señor y ha sido usando su nombre en vano (27,20). En la huida, en la aflicción se le abre de repente un mundo superior; alcanza una experiencia nueva del Señor, que no conocía. Como si en casa y con el rebaño estuviera confinado, en camino se le abrieran horizontes. Su viaje resulta ser de iniciación.
El lugar parece solitario, pero está bien poblado de mensajeros celestes. Despierto Jacob no lo ve (16). Cuando el sueño le cierre los ojos, se le abrirán los de la fantasía, no para inventar ficciones, sino para descubrir la realidad. Lo que ve es un espacio dominado por una rampa gigantesca, más que cualquier montaña, más que la proyectada torre de Babel. Une la tierra con el cielo, transitable para los mensajeros celestes. El Señor está de pie "sobre él / ella". El hebreo es ambiguo: sobre él, protegiéndolo de cerca (cfr. Sal 63,8-9; 139,10); sobre ella, en el vértice de la rampa. A ella se refiere la declaración de Jesús en Jn 1,51.
En Jacob se cumple un doble movimiento: hacia fuera, saliendo del espacio doméstico; hacia dentro, penetrando en el espacio interior de los sueños. De pie fija los ojos en el suelo; acostado a ras de tierra descubre la altura celeste.
El lugar se revela como "Casa de Dios": no recinto cerrado, que acoge y contiene, sino "puerta del cielo", apertura a espacios trascendentes. A Jacob se le ha abierto la última puerta y queda sobrecogido.
El oráculo renueva la promesa de tierra y descendencia. Betel es un centro. Une con el cielo, como el "ombligo del mundo" de otras culturas. Betel es lo contrario de Babel (que significa "Puerta de los dioses"). Es centro de expansión hacia los cuatro puntos cardinales: como la mirada de Abrán (13,14). Los descendientes se extenderán concéntricamente, sin perder el centro de unidad, asegurado por el vínculo con Dios.
El Señor añade una promesa particular para la coyuntura presente: lo acompañará en el viaje, y lo hará volver. Jacob queda emplazado; la cita futura con el Señor en Betel tirará de él como fuerza centrípeta. Jacob responde consagrando con la unción la estela y pronunciando un voto que incluye la vuelta.
¿Huía Jacob de su hermano?, ¿o marchaba atraído sin saberlo por Dios? El encuentro con Dios marca al hombre. Al ponerse de nuevo en camino parece sentirse ligero: "alzó los pies" -expresión única en la Biblia.
28,14 Gn 15,5s.
28,18-19 La piedra alargada, antes caída, se coloca vertical, plantada en tierra y apuntando al cielo; la dura almohada del sueño se convierte en imagen del vínculo misterioso entre tierra y cielo. Es recordatorio y más que eso: está invadida de la presencia de Dios. La unción es acto de consagración (cfr. Ex 30,26-29).
28,18 Ex 30,26-29.
28,19 * = Almendral.
28,22 Am 4,4.
 
 El nombre de Bethel (literalmente, «Casa del Señor»), al igual que expresiones como «puerta del Cielo», aluden al Templo que se construiría en este lugar años más tarde.
 
Interpretaciones
  Los comentaristas clásicos del judaísmo ofrecen diferentes interpretaciones para el episodio de la Escalera de Jacob:
  • De acuerdo con la tradición del Midrásh, la escalera simboliza los exilios que el pueblo judío sufriría antes de la llegada del Mesías. Un primer ángel representa los 70 años de exilio en Babilonia; el siguiente representa el exilio en Persia, y otro más, el exilio en Grecia. El último ángel, que representa el exilio final en Roma o Edom (identificado con el propio Esaú), asciende y asciende hacia el cielo; pese al miedo de Jacob a no poder librarse nunca de la dominación de Esaú, Dios le garantiza que algún día también él caerá.
  • Otra interpretación de la escalera acentúa el hecho de que los ángeles primero ascienden y luego descienden. Así el Midrásh explica que Jacob, como hombre santo, estaba siempre acompañado de ángeles. Al alcanzar la frontera de Canaán (la futura tierra de Israel), los ángeles asignados a defenderla volvieron al Cielo, mientras que los de otras tierras descendieron de él para conocerlo. Cuando Jacob volvió a Canaán (Génesis 32:2-3), es saludado por los ángeles asignados a Tierra Santa.
  • El lugar en el que Jacob se detuvo a descansar se cree que coincide con el monte Moriá, donde se construyó el Templo de Jerusalén. Así pues, la Escalera simbolizaría el "puente" entre el Cielo y la Tierra, establecido a través del pacto entre Dios y el pueblo judío, y fortificado por las oraciones y sacrificios realizados en el Templo. Además, la escalera representaría a la Torá, como un nuevo vínculo entre cielo y tierra. El término hebreo para "escalera", sulam - סלם - y el de la montaña en que se dictó la Torá (el Monte Sinaí) - סיני - tiene la misma gematría (valor numérico de las letras que las componen).
  • La interpretación cristiana de la Escalera de Jacob se basa en Juan 1:51 ("51 Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»"); de acuerdo con esta lectura, Jesucristo es una nueva escalera que comunica el Cielo y la Tierra, al ser al mismo tiempo hijo de Dios y de los hombres.
  • Interpretación Mariológica: Es uno de los más bellos símbolos de la Virgen María, porque está puesta por Dios entre El y nosotros, para que podamos llegar al Cielo. Lo mismo que la escala se le apareció a Jacob cuando iba huyendo, cansado triste, así la Virgen gusta de consolarnos cuando estamos tristes y cansados. Los ángeles subían y bajaban por ella; los ángeles, en el Cielo, alaban a la Virgen que es su Reina, y por medio de Ella nos alcanzan las gracias que necesitamos. Significa que María es Medianera universal. Esto se dice por tradición ya que la Biblia dice que solo Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres (1a timoteo 2:5)

Influencia

El himno cristiano del siglo XIX "Nearer, My God, to Thee", escrito por la poetisa inglesa Sarah Flower Adams hace referencia a la escalera de Jacob en su tercer coro:
There let the way appear steps unto heav'n
All that Thou sendest me in mercy giv'n
Angels to beckon me nearer, my God, to Thee
La senda siga yo, que al cielo va
Por gozo o por dolor quiero ir allá
Un ángel venga a mí, para llevarme a Ti.
Este himno es reconocido pues, según el mito, fue la última melodía interpretada por Wallace Hartley y su banda durante el hundimiento del RMS Titanic.

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